잼잼

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Esto tenia que ser una mala broma.

Kibum abrió sus ojos sorprendidos, luego de subirse a su coche, y ver a su conductor designado. No podía ser.

- Bien, joven, ¿dónde vamos? – preguntó el moreno, voz deliciosamente grave, los ojos grandes revisando distraídos el espejo de su automóvil.

- Garosu-gil, por favor – contestó avergonzado, hundiéndose en su asiento, refugiándose en una tremenda bufanda que por suerte había arrastrado al trabajo al salir por la mañana.

Que terrible vergüenza le daba. Él conocía a ese conductor. Lo conocía muy bien.




Se llamaba Minho, no recordaba muy bien su apellido, pero se lo había dicho en algún momento con su voz grave y sonriente, cuando les habían presentado.

Fue cuando Kibum aún estaba en primero de la universidad. Había tardado un año en conseguir ser admitido en esa universidad, fue una locura cuando recibió los resultados de su examen de admisión. Apenas ingresó, comenzó a hacerse amigos por todo el campus, y en una de las tantas fiestas a las que fue invitado, de finales de marzo de aquel año, conoció a Minho.

Jonghyun los presentó aquella tibia tarde de primavera. Él, alto, moreno, cabello castaño ondulado desordenado, sonrisa perfecta, delgado y de hombros anchos. Estudiaba medicina o algo así, en la prestigiosa universidad de Yonsei. Le había sonreído tan amable, y le había mirado tan intensamente cuando los habían presentado. Kibum, que en aquel tiempo tenia el cabello decolorado a rubio, se había refugiado tras su cerveza, torpe y avergonzado, correspondiendo las miradas interesadas que le dirigía el castaño.

- ¿Puedo bailar contigo? – le había preguntado horas más tarde el moreno, cuando la fiesta se había descontrolado y ya nadie parecía preocupado en saber las locuras que cometían los otros.

- Si – asintió divertido, terriblemente ebrio, volteándose hacia él, para pasar sus brazos por ese cuello largo, y balancearse contra su cuerpo.

Habían continuado durante minutos abrazados así, moviéndose entre las luces led y los sonidos de sintetizadores. La voz suave y aguda de IU envolvía todo cuando Minho se enderezó un poco, moviendo con suavidad el rostro del más bajo que descansaba en su hombro, disfrutando su aroma. Los ojos grandes brillaban en la oscuridad buscándolo, el rubio apoyó las palmas en el pecho amplió, para acomodarse mejor, y el alto ladeó suavemente el rostro, para cogerle los labios dulcemente entre los suyos.




El solo recuerdo hacía que Kibum se sonrojara intensamente. Volteó el rostro rojo y caliente hacia la ventana del vehículo, las calles de Seúl brillando en medio de la noche, se veían algo difusas por el alcohol en su sangre, pero se encontró perdido y distraído en ellas, algo que necesitaba con tremenda urgencia.

- ¿Quiere que coloque alguna canción en especial? – interrumpió la voz ronca sus pensamientos, erizándole la piel.

- N-no, puedes buscar algo agradable y solo dejarlo – tartamudeo, intentando no mirarlo, buscando disimuladamente en el reflejo del vidrio la imagen difusa del muchacho alto, que le sonreía con ternura y empezaba a cambiar las estaciones de la radio.

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