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Cuando Taehyung se enteró de la broma de mal gusto que hicieron en su salón, no pudo hacer algo que no fuera lagrimar. Habían cerrado su salón con llave, se la robaron al conserje y ahora no podían entrar. Kingu estaba ahí, junto a su bento con frutas.

—¡Ahí tengo mi móvil! — Se quejó Soo por décima vez, Jeongguk ya estaba harto, recargando su cabeza en el hombro de NaKyung, su prima.—, si Yoongi hyeong no hubiera ido de perro faldero con TaeTae ésta catástrofe se hubiera evitado.

—Si no hubieras venido de perro faldero conmigo la hubieras evitado.— Le alzó el dedo medio, apegando a Taehyung a su pecho, mientras el menor jugaba con los cabellos de su nuca, su mentón en la coronilla del mayor con el semblante preocupado por sus peluches.

—¿Y si entro por la ventana? Soy pequeño y flexible.— Sugirió Jeongguk, muriéndose de hambre porque dejó el dinero en la mochila. Daeyeon negó apenas más desanimada por tener que dejar a su novio plantado.

—No tiene seguro por dentro, y los mesabancos son muy pequeños para que puedas salir. Además, pueden acusarte de ladrón. — Mordió su piercing de nuevo, era verdad que se sentía bien tener a Taehyung así de cerca, pero también le ponía triaste saber que no tenía a Kingu para cuidarle.

—Bebé— Le llamó, muy bajo. Ya no tenían clases a falta de utiles, por lo que no habían motivos para seguir ahí.—, ¿Te parece si compramos un hermanito para Kingu?— El corazón de Taehyung se aceleró, sonaba tan bien en el oído del mayor, que deseó poder dormir con el menor en esa posición.

—Pero ellos se consiguen en Seoul, por el área comercial. Sé que no te gusta la gente.— Murmuró, sin poder esconder la emoción que la idea de otro peluche le causaba. En parte, no quería que Yoongi gastara en él.

—De todas formas, podríamos pasear por ahí. — Entrelazó una de sus manos, se miraron  por segundos, antes de que Yoongi le soltara para que el menor no se diera cuenta de que sus manos comenzaban a temblar por el contacto.

—¿En éste momento?— Se enderezó con emoción, sentándose frente a Yoongi con una pierna a cada lado del muslo derecho de Yoongi, quien afianzó su agarre en la cintura.—, ¡Vamos! También comemos algo en la estación.— NaKyung mira su reloj de muñequera.

—Bueno chicos, son las diez de la mañana y oficialmente no tenemos nada que hacer.— Yoongi se levantó con cuidado alzando un poco a Taehyung para que este le imitara, bajó las gradas de la cancha de soccer con cuidado sosteniendo la mano del moreno.

—Nosotros sí, nos vemos.— Se despidió con una mano. Los chicos le imitaron, ahogándose en la miseria al saber que el dúo tan raro tuviera planes, y ellos no.

Ambos estaban emocionados, Taehyung pagó los boletos de ida alegando que Yoongi siempre hacía mucho por él, Taehyung se sentía más seguro que cuando iba con sus padres. Era increíble, le encantaba poderse sentir de esa forma en los brazos del bajito, sentir que la calidez le cubría con sólo tener un brazo en la cintura, que el mayor iba a cuidarle sin importar qué.

—Puedes dormir un rato, si quieres, TaeTae— Los labios del mayor se posaron delicados en su nariz, haciéndole sonreír con los ojos cerrados, embriagado por el cariño de cada acto del otro.—, yo cuidaré de ti, bebé...— Lo acomodó en su pecho, haciendo que subiera las piernas en el asiento. Yoongi empezó a darle caricias en un brazo.

Le alegraba que su amigo se volviera su papi, que estuviera dispuesto a eso por él, sobretodo, que ese amigo fuera Min Yoongi.

 daddy issues ✾ taegi/yoontaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora