Nada más despertarme estiré mi mano, buscando la silueta de mi marido.
Al parecer en su lugar me había dejado una rosa azul. La agarré sintiendo una leve y rasgada decepción.
¿En verdad mi marido quería olvidar lo sucedido?Me levanté algo deprimida, miré por la ventana hacia el jardín atando mi bata. Mis ojos fueron directos hacia el banco que estaba situado al lado de una gran fuente donde allí sentados pasamos muchas tardes Julen y yo.
¿Qué me está pasado? ¿Porqué pienso en Julen cuando debería estar feliz de haber echo el amor con Alois?
Quizás esté pensando en él porque me siento triste y el único consuelo que se me ocurre es aferrarme a los recuerdos buenos.
Aunque admito que Alois me ha echo enloquecer entre sus brazos abrasándome con el fuego de su piel rozando la mía de una manera tan placentera, descubriendo un nuevo sentimiento, del cual había huido al toparme con el bastardo de Ricardo negándome a sacarlo a la superficie por temor a ser lastimada.Suspiro varias veces volviendo a recordar a mi marido.
Mi mano arruga ligeramente la tela de mi bata del lado izquierdo de mi pecho. Sin duda lo amo.
Quiero Alois, por su manera de ser, he encontrado en él, el prototipo de hombre que siempre soñé y el cual no siente nada por mí.
Pienso que solo se está portando bien conmigo por Julen, en varias ocasiones me ha dicho que haría cualquier cosa por su hermano. Por ello, no me extraña que haya decidido casarse conmigo para que no eche de menos a Julen.
Pienso que un hombre que sabe perfectamente que una mujer ama a otro hombre y más siendo su propio hermano, no creo que vaya a estar tan loco para contraer matrimonio.
Sin duda, presiento que Alois no esté enamorado de mí. Pero...¿Entonces porqué me protege de su abuelo?Para no seguir pensando en mi marido, me cambio de ropa y me voy hacia la universidad.
Echo de menos a Alba, desde que dejó las clases me siento muy sola, aquí en la universidad es muy difícil hacer amistades, cada uno tiene sus amigos y su grupos.
De pronto choco con alguien.— Lo siento, discúlpame no me dado cuenta. — Digo atropelladamente mientras ayudó a la chica a recoger sus folios exparcidos por el suelo.
— Tranquila no pasa nada, suele ocurrir. — La chica muy amable me sonríe. Para mí pesar me siento torpe por ello, me presento.
— Hola soy Laura. Mucho gusto.
— Soy Estrella encantada de conocerte.
— ¿Eres nueva? Digo...porque nunca te visto antes.
— Es el primer año. ¿Y tú?
— El último año y el peor... aquí es donde me la juego con los exámenes y mi nota depende que me saque la carrera.
Mientras caminamos buscando las correspondientes aulas, Estrella me hace un resumen de lo que quiere estudiar hasta que llegamos al aula y allí nos separamos quedando en vernos a la salida. Al parecer a Estrella le cuesta hacer amigos debido a su timidez.
Las clases finalizan, en mitad del pasillo me encuentro Estrella, se ve feliz de haber aprobado su examen y por ello me invita a su pastelería.
Encantada acepto, no tengo mejor cosa que hacer hasta la noche que llegue Alois.Durante el camino hacia su pastelería, Estrella y yo hablamos un poco de nuestras vidas.
— Sí me casé hace unos meses, y antes de tener hijos, quisiera poder terminar la carrera. — Le digo recordando cuando Alois me propuso que terminase mi carrera. Por entonces yo siempre estaba cerca de Julen y nunca presté atención a sus palabras.
— Qué bien. Yo aún no tengo novio, pero tengo un amigo que me ayuda mucho, es muy guapo y valiente.
— Anda, si hablas así de el, es porque hay algo en el ambiente.
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QUERER, NO ES OBLIGAR
AléatoirePara Damián Irzu su mayor prioridad es que su familia esté unida y sus nietos, Alois y Héctor sigan sus pasos. Con el paso de los años, Damián educó a sus nietos con la única intención de que deberían continuar trabajando en su empresa para que su f...