Polvo para soñar.

24 4 0
                                    

—¿Porque me dices eso?—.
—Sólo hazme caso Izal, no te le acerques. Ni siquiera deberias contestarle los mensajes—.
—Muy tarde, ya le contesté—.
—Bueno, si responde olvidate de ella—.

El tono de ambos era de seriedad absoluta.

—Realmente no me doy una idea del porque esas advertencias. De hecho, si no querias que me relacionara con ella, no debiste darle mi número desde un principio—.
—Sabes que no soy muy paciente y ella realmente me insistió para que le diera tu número. No niego que eso fue estúpido de mi parte pero, Izal, conozco a mi prima ¿si?. Desde que éramos niñas y es sólo que, no quiero verte afectado—.
—¿Afectado porque?—. Preguntó él con muchas ganas de averiguar la respuesta.
—Escucha, esto no es algo que podamos discutir por una llamada telefónica, de hecho, no creo que podamos discutirlo de ninguna manera, pero quiero que sepas que estoy intentando alejarte de ella por tu bien. Se que no harás caso a mis advertencias pero quiero decirte algunas cosas importantes —Izal escuchaba con mucha atención— Sabes que nunca te he negado mi hombro cuando quieras ocultar las lágrimas ni mis brazos cuando requieras de un abrazo que te consuele. Eres mi mejor amigo y suelo contarte siempre la verdad, pero esta vez es diferente por lo que sólo intentaré alejarte de ella aunque tu no me hagas caso y dejaré que descubras por ti mismo el porque de mis advertencias aunque deba cargar con la culpa de no haberte mencionado nada. Izal, te quiero y estaré contigo apoyandote en cada momento como siempre he hecho desde aquel día en que nos conocimos, y aunque lamento no poderte dar una explicación satisfactoria sobre esto, prometo estar contigo cada que me necesites. Buenas noches—. Un largo silencio cruzaba la bocina de el celular. April colgó.

Después de esa llamada Izal sólo se quedó mirando un borde de la cama después de haber colocado su celular en una esquina del escritorio. Intentó analizar detenidamente lo que le había dicho April, pero siguió sin comprender muy bien aquellas advertencias y sobre todo, el porque ella sonaba tan preocupada. Un reloj de manecillas colgado por encima del pórtico indicaba las 11:06 pm. Después de haber pensado en la conversación que tuvo con April en aquella llamada corta, se puso de pie y destendió su cama para poderse meter entre las cobijas y dormir.

Abrió la puerta de su cuarto y desde dentro se cercioró de que las ventanas y la puerta príncipal estuviesen cerradas. Acto seguido giró, cerró la puerta y apretó el botón del apagador del cuarto haciendo que sólo entrara una pequeña cantidad de luz a través de las persianas lo cuál a el le agradaba de cierta forma.
Aunque aún no había comido nada, salvo las frituras y el helado en casa de su amiga, la llamada le quitó el apetito y a cambio le dió una gran sensación de querer dormir.

Izal se sentó en una orilla de su cama y tomó su celular, ingreso su contraseña, se dirigió al chat de April y escribió:

April, deberías estar Tranquila.
Las cosas no son divertidas si no las descubres por ti mismo. Y aunque no sean asi, y de algun modo fueran terribles, bueno, uno mejor que nadie lo sabrá. Todo estará bien April, te lo aseguro.
                                                  11:18 pm.

Tocó el botón de envíar y salió de su chat. Recorríó los demás contestando algunos mensajes de amigos y compañeros de escuela y vió que Liz no había respondido aún, por lo que decidió dejar el aparato en el escritorio libre de preocupaciónes sobre mensajes que responder.
Antes de acostarse y dormir definitivamente después de aquel día, abrió un cajón que había en la parte más baja del escritorio, husmeó entre un montón de cosas guardadas como varios cuadernos, clips, bolsas y envoltorios de frituras vacios y después de haber movido todo esto, encontró lo que buscaba: era una pequeña caja de forma rectangular, negra con esquinas decoradas por varias líneas curveadas de color dorado. La caja tenía un pequeño seguro metálico que no era para nada difícil de abrir. Izal la abrió moviendo el seguro y sacó una pequeña bolsa transparente que llevaba dentro una especie de polvo que emitia un leve destello de color azul metálico. El interior de la pequeña caja estaba dividido en cuatro partes simétricas y en un espacio de ellas había otra bolsita que parecía bien cerrada y con el contenido intacto, el cuál era idéntico al de la bolsita que sostenia Izal mientras que los dos espacios sobrantes estaban vacíos.

Izal colocó de vuelta la pequeña caja en el último cajón del escritorio y lo cerró. Tomó la bolsita y la vió detenidamente.
~Ahora sólo restan  tres usos más~ pensó Izal.

Aquel polvo dentro de la bolsita que el sostenía era "Polvo para soñar". Era un polvo especial otorgado por algún ángel en el paraíso para ayudar en su misión exclusivamente para él, pero que en algúna otra parte del mundo dicho polvo sería bastante común pese a que los humanos no pudisien verlo. Éste se conseguia 5 minutos antes de que cayera una tormenta de verano, pues esto era el indicio de que vendría una gran cantidad de agua proveniente de un cielo gris y negro que se transformaria en uno azul y despejado, parecido a la transformación de una mariposa. Izal descubrió esto con el paso de los años, ya que algunas visiones le facilitaban su misión a tal grado que le mostraban cosas que un humano común no podría ver y, claramente tampoco entender, como es la recolección del "polvo para soñar" lo cuál sería un fenómeno desconocido y desconcertante pero sobre todo increíble, ya que dicho polvo otorgaría a aquel que lo use, algunas horas con sueños premonitorios y que alcanzaban una realidad sorprendente al haber entrado en un sueño profundo posterior a su uso  ya que le permitirian ver más allá del mañana mostrándole sucesos que definitivamente  dejarían pasmados a cualquier ser de la tierra pero no a un descendiente del Cielo.
Izal sabía esto debido a la visión que tuvo a los 12 años la cuál le daba un mayor acercamiento y específicacion respecto a ver y sentir cosas que ningún otro habitante de esa dimensión pudiese vivir, tales como el contenido de esa bolsita entre muchas otras cosas abstractas y únicas que el conocía y guardaba para ocasiones especiales en el futuro.

Él recogió al menos 7 veces este polvo ya que era realmente difícil obtenerlo debido a que es prácticamente invisible cuando se mantiene cayendo del cielo, además de tener que saber cuándo caerá una tormenta capaz de anticiparse con dicho polvo, pero Izal ya había aprendido como hacerse con el cada verano desde los 14 años.

Después de mirarla unos segundos más y sacudirse los recuerdos Izal decidió abrirla y vaciar en su mano el poco polvo restante de la bolsa para después arrojarselo a si mismo sobre el rostro.
El polvo llenó la cara de Izal pero no tenía ningún efecto físico notable, ni siquiera alguna irritación en los ojos, alguna coloración o algún estornudo.
—Algún sueño maravilloso esta vez…— dijo Izal en voz baja mientras se acostaba en una posición cómoda para dormir.

Cuando dos mundos chocanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora