¿Qué puedo decir de mí? Intenciones ocultas, mente perturbada, o mejor aún, tener cada días estos pensamientos maquiavélicos de maldad constante; depresión, en fin, todo eso reunido en un coctel de emociones, emociones que camuflo con una sonrisa y una actitud políticamente correcta.Por ello nadie sospecha de mí, nadie espera nada de mí, del mismo modo yo no espero nada de nadie. Tener que tragarme la actitud altanera, egoísta, burda y estúpida de las demás personas todos los días, es algo con lo que ya aprendí a lidiar, y entre una mueca en forma de sonrisa decir de manera hipócrita "Tenga un bonito día" no suelo ser muy amable, pero mi trabajo requiere de ello, es eso o me largo a la puta calle.
Llegar a mi casa, cenar, ver mis series favoritas y luego dormir, y así sucesivamente cada día, mi historia es la misma hasta ese fatídico día...
Despierto en un nuevo día, no sé porque no tengo nada de ganas de fingir, sabía que habrían consecuencias por esta actitud, pero estaba dispuesto a dejarlo todo; así transcurrió mi día, como era de esperarse, justo en el minuto uno alguien me saca de quicio, la sangre me hervía, era inevitable, ese pobre incauto se creyó cada palabra que le dije, verlo llorar era uno de los placeres más grandes, sabía que me despedirían, así que me dirigí hacia donde estaba mi jefe, y antes de que me gritase le sonreí, y le partí la mandíbula con un puñetazo, ¡Joder! Escuchar ese sonido, el de su mandíbula romperse, se escuchó tan bien.
Fui echado por la seguridad, no podía parar de reir, luego solo camine hasta llegar a casa, era un camino largo, pero que mas da, asi mataba las horas.
Justo al llegar note algo extraño, la reja de mi cerca estaba abierta, también la puerta no tenía seguro, ¿Quién habrá entrado? Me pregunte mientras sin hacer ruido caminaba hacia la puerta mientras empuñaba una vieja navaja de bolsillo, y entre a la casa sin más.
Al entrar estaba oscuro, luces estaban apagadas, solo se alcanzaban a ver las siluetas de todas mis pertenencias, estaba todo tan tranquilo, pensé que quizá no era nadie, hasta que entre a mi habitación.
Ahí estaba, el invasor, sentado en mi cama, y con voz muy ronca me decía "te estaba esperando" mientras se me abalanzo violentamente, fue ahí que me di cuenta que debía actuar, la cosa iba enserio, ese tipo... ¡buscaba matarme!
Algo tenía claro, era que yo debía matarlo primero, empuñe mi navaja y en un momento que se descuidó lo apuñale en el corazón muchas veces, estuve tranquilo hasta que vi que se desplomo en el suelo; tenía la curiosidad de saber quién era esa persona que se había atrevido a intentar matarme, mas no sabía lo que le iba a pasar.
Vaya sorpresa que me lleve al ver de quien se trataba, estaba petrificado, no podía parar de mirarlo y gritar con arrepentimiento ¡Que hice! ¡lo mate! ¡lo mate! Comencé a llorar de desesperación por no saber qué hacer, trate de revivirlo pero me era imposible, ya no tenía pulso, había muerto.
Justo en ese momento de la nada sentí que una mano me toco el hombro y me dijo de una manera tan tranquila y reconfortante "tranquilo, tu no lo mataste" me sentí tan bien, sentí que sus palabras reconfortaban lo más profundo de mi alma, como si me estuviera expiando de mi culpa... hasta que siento que me aprieta el hombro de tal forma que me lastimaba, y entre carcajadas que solo un psicópata podría tener exclamó, ¡no lo mataste, nosotros lo matamos! Mire hacia arriba para saber quien era esa persona que decía ser responsable también de esa muerte. Llore aun mas de desesperación al darme cuenta de que ¡quien me tocaba de mi hombro también era yo! ...
Llevo años aquí, en este manicomio, los médicos dicen que tengo trastorno de múltiple personalidad, pero dicen que mi caso es extremo, ya que ni con medicación han logrado estabilizarme, lo que no saben es que es mas que lógico que los medicamentos no funcionen conmigo, ¿quieren saber porque?
Esa parte de mí, que era "cuerda" la que fingía día a día fue nada más y nada menos que esa persona que mate esa tarde, justamente esa parte de mí que la medicación trata de hacer volver, pero esa parte de mi ¡ya no existe!
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Al Otro Lado Del Papel
Short StoryMonólogos cortos, tristes. Cada Monologo es una historia distinta.