Esfínter contenedor de pecaminosas marañas,
seductor nato del desvelo
que mese y acurruca en su seno la penuria impuesta,
la libertad inasible,
la prosperidad intervenida.
Ciclopes carentes de sueños
construyen de nuestras mentes meros circuitos integrados
que conmutan con facilidad
llenándos de potestad insana,
de vida ponsoñosa.
Y nonsotros,
envueltos en atroces escapes hacia el abismo,
convirtiéndonos en blancos débiles.
Siendo participes esenciales de un ocaso incesante,
de la vorágine misma.
ahogándonos en un embudo hacia el infortunio,
desprendiéndonos de la capacidad de proclamar,
de abrir paso hacia lo súbito,
lo repentino.