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-Julián me ha comentado que están haciendo un análisis de los candidatos para las vacantes.

Los jefes de área se pusieron de pie apenas entre a mi oficina.

  -Así es señorita Carvajal- dijo Rodrigo, jefe del departamento de recursos humanos.

Alexander, quien es jefe del departamento de contabilidad, solo se limita a observarme.

  -Y ¿cuál es el motivo por el que están aquí?  Digo, finanzas es quien debe de estar más al pendiente con ustedes.

  -Eh… sí por supuesto. Sabemos perfectamente que sin su aprobación no podremos realizar la contratación.

  -Eso lo saben desde que se les dio su contrato. Sigo sin entender su punto. Sea claro Myers.

Comenzaba a fastidiarme, aunque debo admitir que era divertido verlos nerviosos.

  -Este es el asunto, traemos ante usted la documentación que se van a utilizar para la capacitación del nuevo personal, usted tiene que aprobar y decir cada detalle que haga falta para que así no haya margen de error. Ese es el motivo por el cual hemos venido ante usted.

Sin duda alguna me ha dejado sin palabras, y eso es lo que realmente quiero de mis empleados, que tengan seguridad, y que por su puesto sepan hacer bien su trabajo.

  -De acuerdo, revisaré esto y apenas termine les comunico los detalles. Pueden retirarse.

Después de eso todo continuó como otro día más en el trabajo.

  -Claudia, Julián me comunicó que tenía una reunión muy importante por lo que tendrá que tomar un vuelo, me pidió que te dijera que prepararas su avión.

  -Por supuesto señorita, ¿dijo hacia donde se dirigía?

  -No, lo siento. Sabes que no suele ser muy específico. Por favor, en cuanto termines eso puedes retirarte.

Sin más salí del edificio hacia la casa, Melanie convive más con ellos desde la última vez que tuvimos una conversación. Era bueno después de todo, Bianca comenzaba a tomarle cariño a Meli por lo que iba a casa de los Evans para ayudar con ella y la traía de regreso, prácticamente Bianca era su nana, la cargaba para todos lados.

Justo cuando estaba por sentarme a comer con Melanie, el timbre sonó y al abrir la puerta apareció Evans, y con él la realidad de mi vida había vuelto –con cada día que pasaba la boda se aproximaba y yo me ponía más nerviosa, esta farsa era demasiado grande y temía que causara problemas… pero a la vez me daba pavor perder a mi hija, no podía siquiera pensarlo- no habíamos hablado de nada salvo una cuantas cosas sobre la empresa o en ocasiones llamaba solo para saber cómo estábamos. No sé cómo serían las cosas a partir de hoy, a solo tres semanas de la boda. ¡Dios!

  -Hola –lucía cansado.

  -Hola, no esperaba que volvieras tan pronto… ¿te apetece comer? Melanie y yo estábamos a punto de hacerlo.

  -Por supuesto, me encantaría. Imagino que tienes muchas cosas que contarme ¿o me equivoco?

Sabía a qué se refería. A mi reconciliación con sus padres, así que asentí y acompañada de él nos dirigimos al comedor con Melanie.

  -Espero te guste, lo preparé yo misma.

Me dedicó una sonrisa cansada y sin más que decir comenzamos a comer. Melanie de vez en cuando lograba sacarnos pequeñas carcajadas. Su papilla, como siempre, terminaba en el piso, en su silla y en su rostro.

  -¿Sigues con la idea de hacerte cargo de la casa tu misma?- preguntas después de un rato –no lo haces nada mal. Me gusta. Pereciera como si fuera real.

Adoptando Un FuturoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora