Capítulo 12.

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Tres jóvenes caminaban tranquilamente por los largos pasillos de la Facultad de Biología, felices porque su día escolar ya había terminado y habían entregado un proyecto muy importante que los había tenido estresados.

—Después dijo que tiene miedo de que las cosas salgan mal —Se Hun le contaba a sus amigos cómo le había ido en su cita con Lu Han—, pero me abrazó y pude consolarlo un poco.

—Eso quiere decir que confía en ti —comentó Jong Dae—. Es algo bueno, podrías decir que es el primer paso hacia conquistarlo por completo.

—Iré a verlo esta noche —sonrió de lado—. No es precisamente otra cita, pero mientras pueda verlo y pasar tiempo con él, no puedo quejarme.

—Buena suerte, amigo —dijo Chan Yeol.

Xu Bao había tenido la maravillosa idea de invitar a Se Hun a cenar, Lu Han había accedido tras cinco intentos por parte de su hijo para convencerlo, y Se Hun simplemente no se había podido negar al pequeño pelinegro.

Esa noche, mientras Lu Han acomodaba platos y vasos encima de la mesa, Xu Bao miraba el reloj con cierta impaciencia.

—Llegará pronto, bebé, no te desesperes —el castaño se acercó a él poco después y dejó un beso suave encima de su cabeza.

Xu Bao se relajó tras escuchar las palabras de su padre y dejó de mirar el reloj, prefiriendo irse a la sala a jugar un poco antes de que Se Hun llegara.

Por supuesto, cuando éste tocó el timbre unos veinte minutos más tarde, Xu Bao fue corriendo a abrir la puerta con una gran emoción.

—¡Hun!

—¡Hola! —Se Hun alzó al pelinegro y besó su mejilla cariñosamente—. ¿Qué estabas haciendo, pequeño?

—Estaba jugando —respondió mientras con su mano revolvía un poco el cabello de Se Hun, aprovechándose de la altura.

—¿O estabas haciendo travesuras? —Preguntó antes de hacerle unas pocas cosquillas en el estómago, provocando que el menor riera y se removiera un poco—. ¿Quieres que te baje?

—Sí.

—¿Dónde está mi beso? —Acercó su mejilla.

Xu Bao le dio un beso a Se Hun y éste por fin lo bajó, mientras Lu Han veía toda la escena con una sonrisa llena de ternura, recargado contra la pared del pasillo.

—Como puedes ver —le dijo al más alto—, te estábamos esperando.

—¿Llegué a tiempo?

—Muy a tiempo —dijo, caminando hacia la cocina—. La lasaña está lista.

—¡Oh! ¿Cenaremos lasaña?

—Fue idea de Xu Bao —señaló—. Dijo que te encantará porque me queda deliciosa.

—No puedo esperar... ¿Puedo pasar a lavarme las manos?

—Adelante.

—¡Yo también voy! —Exclamó el niño.

—Muy bien, Xu Bao —sonrió Lu Han.

Al pasar junto al mueble que tenía las fotografías de Lu Han y Xia Jie, Se Hun fue derrotado por su curiosidad y terminó por tomar una para verla con más atención. Se veían muy felices juntos... Aunque se preguntaba qué había pasado con aquella chica, que suponía que era la madre de Xu Bao, quería esperar a que Lu Han confiara en él lo suficiente como para contarle.

Después de lavarse las manos, Se Hun y Xu Bao regresaron al comedor, donde la lasaña ya estaba servida.

—Qué bien se ve todo.

De nosotros [HUNHAN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora