☼ Decime algo lindo ☼

14. Infierno C

{ ADVERTENCIA DE CONTENIDO FUERTE }

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Levantó su rostro como una mano sugería que lo hiciera y fue besado. El respondió al beso, que duró una eternidad, hasta que sintió sus rodillas comenzar a vencerlo. Unos brazos fuertes lo sostuvieron por un tiempo que fue inmedible.

Su mente estaba en cualquier lugar menos ahí.

Noto que era sentado en algún lugar luego de esa sesión que le dejó los labios hinchados, abrió sus ojos. Era uno de los sofá del baño, Sebastian estaba parado frente a él y lo observaba.

- Quiero irme a casa... - Susurro Alec sin pensar siquiera qué significaba eso.

- Yo te llevo bebé. - Le dijo el que acababa de abusar de él.

El chico lo tomó de uno de sus brazos y lo paso por su hombro. Salieron del lugar y caminaron por todo el bar donde la mayoría estaba bailando, drogado o alcoholizado.

Alec volvió a cerrar sus ojos, se sentía un asco.

El viento le soplo en la cara y luego paro. Sintió el movimiento de algo ¿Un auto? El movimiento se detuvo y el viento volvió. De repente estaba de nuevo en un lugar tranquilo ¿Se casa?

No sabe como paso, pero paso.

Estaba en su casa y lo peor de todo, estaba en su cama, sintió la suavidad de sus sábanas en su rostro. Alguien le quitaba la ropa para liberarlo de la incomodidad de dormir con ropa de fiesta.

- Espero no me odies... No me odies por amarte Alec... - Susurro en su oído antes de dejarle un beso en su nuca.- Nunca quise que esto termine así pero... Estabas tan entregado... Perdoname por no esperarte...

- Mmmm... - No podía ni hablar.

- Espero verte otra vez y que esta vez me elijas... 

Pasó su mano por su cola, dejando que sus dedos rozaran su entrada, dejando suaves caricias que le reconfortaron el dolor anterior. Sus dedos fríos le hacían bien y se quedaron ahí. Alec perdio la nocion del tiempo y ni sabia si seguia ahi. Pero sintió que si.

Se hizo un ovillo cuando alguien lo cubrió con una manta sintió que era momento de dejarse ir ante la comodidad y el repentino calor en su espalda. Ese alguien le abrazaba y estaba demasiado ido como para preocuparse, se sentía seguro, el calor era distinto.

Se entregó al cansancio o mejor dicho a la droga que le había hecho sentirse así, cuando noto que la mano que tomaba la suya tenía anillos, esos que solo Magnus usaba... 

- Tarde... - Susurro, pero no escucho la respuesta de aquel que lo había abandonado.