–Tienen barba, voces iguales y apariencias similares, practicamente lo único que las diferencia de los enanos es que no van a la guerra.
Aquella frase que le había oido decir a un mercader cuando apenas llevaba unos años de vida le había hecho replantearse todas sus costumbres. Siempre había sido una niña inquieta sin embargo ahora había más, una motivación, un ideal, un deseo. Desde ese minuto ya nada había sido igual, ya no se sentía en armonía con el resto de los enanos de su hogar, sencillamente era diferente.
Con los años llegó a aceptar que ya nunca encajaría, pero aquello lejos de desanimarla le dió un objetivo. No formaría parte de aquella rueda sin fin únicamente porque se suponía que debía, no se pasaría sus días relegada al encierro por culpa de motivos biológicos más allá de su poder. Ella decidió entrenar. Su niñez y adolecencia, palabra que en realidad no existe en la lengua de los enanos, pasó entre espadas y hachas, siempre disfrazada de chico para evitar ser amonestada. Era en esos momentos en los que agradecía las similitudes entre los generos en su raza.
Y era ahora el momento de la verdad, el punto de inflexión en la historia de su pueblo que luego de 6 largos años de guerra se hallaba fatigado y nostálgico. Pero sin embargo les ardía la sangre pensar en las inmundicias sentándose en sus amplios salones, haciéndose con antiguas reliquias olvidadas, estaban listos para luchar una última vez, la definitiva, en las mismísimas puertas de Khazad-dûm.
Ann estaba segura que aquella batalla, para bien o para mal, lo cambiaría todo. Pero ya no había marcha atrás, ni quería dar marcha atrás tampoco, aún recordaba la determinación cuando aquellos 6 años atrás, con al espíritu de aún una niña de 15 años y apenas una década de entrenamiento a escondidas, había decidido que tanto como cualquier otro enano de su pueblo, merecía vengar al rey Thror, llevar la gloria a su pueblo y saborear la victoria que en ese entonces estaba totalmente segura obtendrían observando los magníficos vestíbulos de Khazad-dûm. Y su determinación no había cambiado, lucharía, daría todo de si para ver la victoria de su pueblo, moriría junto a sus hermanos si eso era lo que se requeria.
Marchaban, estaba segura que en unos instantes sería capaz de vislumbrar las puertas del ancestral hogar de los de su raza, de la casa de Durin... Sin embargo, antes de alcanzar a ver nada, los gritos de guerra iniciaron, los gritos de los comandantes formando filas resonaron en las montañas en las que aún se hallaba el grueso del ejército, ciego a lo que fuese que los altos mandos, desde la vanguardia, se preparasen para enfrentar. Ann cumplía las órdenes como un autómata, su cuerpo reaccionaba a los gritos de sus señores sin necesidad de pensar siendo estas situaciones el pan de cada día en la larga guerra en la que se hallaban.
La tensión antes de cada batalla era épica, la sangre ya le ardía en las venas al igual que la curiosidad le carcomía por ver a qué diantres se enfrentaban aquella vez que tan apresuradamente habían debido ordenar filas.
Antes de cada batalla se preguntaba a sí misma si alguien la reconocería si muriese, claramente en casa, su madre, su hermanito y las demás mujeres y ancianos debieron haberse dado cuenta de su desaparición a los pocos días de su partida, sin embargo dudaba que albergacen esperanzas de su retorno. Habían pasado 6 años... casi se mareaba cada vez que asimilaba el tiempo que llevaba sin ver a su familia.
Basta. Se dijo a sí misma, debía concentrarse si quería tener chances de sobrevivir al que suponía sería el último enfrentamiento de aquella interminable guerra. Frente a ella sus camaradas comenzaron a acelerar el paso, y antes de que se diese cuenta ya todos se hallaban corriendo tal que en pocos segundos, su fila llegó al punto más alto de la angostura obteniendo visibilidad del valle. Lo que vieron les heló la sangre. Ann estuvo segura que por muy veterano que los combatientes fuesen, ninguno podía haberse mantenido frío ante aquello.
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Espectro de Acero
FanfictionUna interminable guerra para el feróz pueblo de los enanos, la batala final de una guerra desencadenada 6 años atrás con la decapitación del más grande rey de la historia de este pueblo, Thror, trae grandes tristezas, revela secretos y rompe familia...