~THOMAS~
El tenue brillo del sol se colaba por mis párpados, iluminando todo sin siquiera ver nada aún. El ligero sonido de algunas gaviotas trinando por allí; mi cuerpo estaba tendido en el suelo, apoyado en el verde pasto en el cual vivían tal vez miles de insectos, tomándolo como un hogar, pero, en este momento no me importaba, solo quería estar en silencio, ese lugar , esa calma del mundo. Una ráfaga de aire se movió mis cabellos rojizos dándole un toque salvaje, solo moviéndolos de forma leve, el aroma a sal era leve pero estaba presente, a lo lejos se podía oír como las olas se chocaban con lentitud hacia las rocas cercanas, lentamente empecé a abrir los ojos, el sol me lastimaba, por lo que me enderecé, hasta sentarme y divisé un cielo tan azul acompañado de unas olas en constante movimiento pero con una lentitud casi hipnotizaste.
Un sonido fuerte me sobresalto, una voz tan familiar me llamaba.
Ni entendía que decía, pero sabía que era alguien que conocía, pero aún no sabía ni que me decía. Mis oídos se adaptaron a aquella voz, que exclamaba.
-¡¿Thomy, por fin te despertaste?!- Un pelirrojo de ojos carmín y piel blanca como la nieve con tonos rojizos por la temperatura que en ningún momento reflejaban su edad ni su enfermedad y tan igual a mí, torno su mirada en forma de severidad pero con toda la dulzura secretamente guardada para verse tan atroz; tomó mi mano y me apoye en él para ponerme en pie.
-Ya casi está lista la barbacoa, aún que tú madre no está muy feliz de verte dormir y no ayudar- dijo mientras se ponía a mi lado llevando su brazo derecho encima de mis hombros, apoyándose levemente; aún que no lo evidenciara el cansancio se veía tenuemente reflejado en sus ojos; al ser tan joven seguía sin entenderlo, sabía que su estado de salud no era bueno, que quizá cada día empeoraba más pero, creía que todo podría ser solo un mal chiste, un sueño, algo que se acabaría cuando cerrara los ojos y en menos de 10 minutos de inconsciencia transformada en horas de sueño , se transformará en una familia unida y feliz sin problemas.
Me saco de mis embeleso un peso que recayó sobre todo mi cuerpo, generando que terminara en el suelo con un cuerpo encima mío, al abrir los ojos noté a mi padre con los ojos cerrados, su tono rojizo había desaparecido de su rostro y su respiración se escuchaba entrecortada. Preso del pánico, tome sus hombros y lo zarandeé para que sus ojos reaccionaran, pero, no funcionó, me puse de pie de manera veloz y torpemente corrí en dirección a la camioneta, tome mi celular para llamarle a mi madre, sonaba el timbre una, dos, tres veces y finalmente contesto.
-¿Qué sucede Thommy? ¿Dónde están, ya casi está servida la comida y ustedes jugando?- pregunto con un tono de curiosidad aquella pequeña mujer con cabellos negros.
-Papá se acaba de desmayar, por favor ven rápido, necesitamos llevarlo al hospital!- exclamé casi sollozando en el teléfono mientras encendía el auto y arranqué.
No se escuchaba respuesta alguna de esa parte de la línea por lo que respondí de nuevo
-Mamá, necesito que te calmes, tomes tus cosas y me esperes ahí. Ya te recojo , entiendes, ¿verdad?- aparque el auto cerca de donde estaba tu manado mi padre, colgué la llamada, me agaché y tome de los hombros para ponerlo en pie, con mi brazo libre abrí la puerta trasera y lo acosté en la silla acomodándolo de forma en que no se lastimara, cerré rápidamente la puerta, en tren en el asiento del conductor di reversa y me acerque al pequeño kiosco que pertenecía a nuestra familia y en el encontré una pequeña mujer con cara de malestar y tristeza infinita que no paraba de moverse; cuando pare el auto corrió con rapidez , abrió la puerta, se sentó y con veracidad cerró la puerta, se puso el cinturón y avance por la carretera a una velocidad merecedora de una multa.En menos de 5 minutos estábamos en el estacionamiento de urgencias de un gran hospital, bajamos del auto y tomando de cada hombro cada uno para llevarlo hacia la sala de espera.
-Un doctor, por favor!- grite en la recepción mide breas avanzábamos aún en shock por lo sucedido; en una esquina dobló una camilla dirigida por un par de doctores, al llegar frente a nosotros detuvieron y empezaron a subirlo y a revisar sus signos vitales, haciendo una cara algo siniestra en respuesta.
-¿Qué le sucedió?- preguntó una doctora a la que le doblaba en tamaño.
-Tan solo estábamos caminando y se desmayó...- antes que pudiera responder cualquier cosa mi madre exclamó con desesperación -Tiene leucemia- sus nudillos se notaban blancos de la fuerza que está impartiendo en sus propias manos por toda la tensión.
Los doctores no respondieron nada más y se lo llevaron a un cuarto en el que las ventanas no tenían a las persianas cerradas y se podía ver todo lo que sucedía. Lo empezaron a conectar a unas cuantas máquinas extrañas para un niño de 15 años que, a pesar de saber manejar, sabía muy poco de la vida. Los doctores empezaron a decir que estaba teniendo un paro cardíaco, a partir de ese momento todo se empezó a mover con lentitud desde el lugar donde podía observar qué sucedía, cargaron varias veces el desfibrilador
una, dos, tres, cuatro veces dando descargas para volver a hacer que su corazón latiera con normalidad. Mi madre sollozaba contra mi pecho y yo solo observaba cómo los doctores paraban todos sus intentos de mantenerlo con vida...Me desperté de golpe al sentir como alguien tomaba mi brazo con sus manos tan frías cual cadáver, al moverme noté el dolor que permanecía aún en mi cuello y lancé mis manos en dirección de este intentando calmar el escozor. La enfermera que estaba tomando mis signos me sonrió con pesar y a continuación anotó en una ficha médica mis resultados, salió de la habitación y me encontré en soledad intentando recordar que había sucedido y de golpe todos los recuerdos de los actos horrendos que había cometido ese despreciable hombre, mi cara se formó en disgusto y malestar, quería gritar, golpearlo, matarlo con mis propias manos y que se cubrieran de toda su sangre pero bien sabía que no podía hacerlo... las lágrimas brotaron finalmente de mi rostro y con las pocas fuerzas que me quedaban puse mi brazo cubriendo mi rostro. <<Casi me mata, ese imbecil casi lo hace>> pensé mientras mi corazón se estrujaba y mi pecho se llenaba de un asqueroso sentimiento, mi cuerpo cada vez estaba más contaminado de ese sujeto.
~DAKOTA~
Seguía esperando la respuesta de "Soma", quizá me había privado un poco con él, es que al ver su imagen de perfil quede impactado tenía un paisaje de la playa a punto de atardecer cuando los colores del cielo se mezclaban de una forma casi celestial, entre azul, naranja y rojo, era algo tan solo espectacular que inspiraba a saber más y descubrir que podría guardar esa persona, quizá más cosas de las que deseaba. Me levante pesarosamente, sentándome en el borde de mi cama y mirando a la nada, cosa que hacía sin siquiera notar para descansar mi visión, aleje la mirada de la pared y observé el reloj en mi taburete que marcaba las 2:38 am, no sabía cuánto tiempo había estado en la oscuridad esperando una simple respuesta. Suspire sonoramente y como si una ráfaga de energía inundara mi cuerpo me puse en pie a pesar del dolor aún presente por la golpiza que había recibido. Abrí la puerta del baño, empecé da despojarme de mi playera blanca lleva de sangre que ya se encontraba seca y al quitarme mal solté un pequeño quejido al despegarla de mi piel; tome un respiro lentamente para tranquilizarme y procedí a quitarme mis pantalones y zapatos; al encontrarme desnudo pude observar frente al espejo una piel blanca lleva de moretones y cortes en ella. Me coloqué debajo del grifo, decidí no abrir el agua caliente, quería que el frío aclarará todo en mí; el agua fluyó por mis cabellos empezando a bajar lentamente por mi espalda, apoye mi mano en los azulejos sintiendo el ardor en mi piel por donde pasaba el agua fría, mi cabello empapado se pegaba a mi frente; con base a cómo bajaba el agua sentía que la calma venía poco a poco, mi tranquilidad se esfumó cuando el sonido ensordecedor de una ambulancia se escuchó cada vez más cercano. Salí de la ducha cerrando la llave y miré por la ventana.
La ambulancia estaba delante de la casa de Thomas...
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¿Tu corazón puede mentir?
Teen FictionUn pasado desolador, un presente abrumador y un futuro tan incierto que podría lastimar o acabar con la mínima posibilidad de un final feliz. Dos extraños se verán envueltos en las difíciles situaciones que causaran los secretos mas oscuros detrás...