2014

13 1 1
                                    

Este sí que rompió mi corazón. Todo empezó muy bien. Coincidíamos en todo. Nunca me había sentido tan bien al hablar con un hombre... esperaba sus mensajes con una gran sonrisa estampada en la cara, le contaba mis miedos e ilusiones, y él me contaba las suyas.

Hasta el día que confesó que le gustaba, y le dije que sentía lo mismo.

Fue el primero en toda mi existencia que se me confesó, era algo impensado para mí. Sé que hubo chicos que también gustaron de mí (o eso decían) pero nunca fueron valientes para decirlo en voz en alta, frente a mí. Sólo él pudo... y mi mundo empezó a temblar de maneras catastróficas.

También fue mi primer beso, el primero en abrazarme... y quiso ser el primero en lo demás.

Pero no pasó de ese primer beso, y eso le molestó. Trató de ir en serio, quiso esperarme, incluso lo presenté a mi familia.

Pero se fue. Era demasiada responsabilidad. Yo seguía siendo una cobarde, tenía mucho miedo... y sólo quería que me comprendiera. No me esperó, ni me comprendió. Quizás sea el primer amor de toda mi vida... sólo quizás. Porque ser mi primer beso no le da el derecho de ser el primer amor... para después romperme en pedazos, pedazos que hasta el día de hoy sigo juntando.

Es otro colmo del patetismo, lo sé, soy de esas personas que vive las emociones intensamente, cuando quiero, quiero con todo mi cuerpo, corazón y alma, para después quedarme sin nada, apenas la humillación de haber sido traicionada por quien creí que nunca me traicionaría...

Supongo que ahí reside mi problema, desde el primer amor de la secundaria hasta este. Confío en la bondad de las personas. Confío en la regla de oro... no hagas lo que no quieras que te hagan...

En fin. Lo asumí. Me dejaste porque no podías controlar al amigo en tus pantalones.

No me malentiendan. Es bueno sentirse deseada, me sentí poderosa en su momento... no obstante, nadie puede obligarme a ceder al instinto de reproducción si no siento que va a ser algo más que la diversión de una noche...

Eso sentí al final de todo, que era la diversión de unos meses. Terminaría por aburrirse de mí y desecharme como papel viejo.

Yo sólo quería a alguien que me comprendiera... si ambos comprendíamos lo demonios del otro ¿Por qué tirar todo por la borda sólo porque no podía darle mi virtud con tanta libertad?

Con este aprendí que un verdadero hombre sabe esperar, no finge comprender tus demonios sólo para meter la mano bajo tu falda a la menor oportunidad...

Un hombre de verdad respeta tus tiempos, no trata de acelerarlos por mero instinto depredador...

A todos los que rompieron mi corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora