¡Shinee! en el país de las maravillas

Cayendo por el agujero

-¡¿Cuántas veces se te ha dicho que no puedes simplemente hacer explotar a todos los que te hacen problema?!

Un regañado Katsuki Bakugo escuchaba casi sin interés, esta vez los idiotas de Kaminari y Sero se lo habían merecido por hacer otra de sus bromas sin gracia, como de costumbre.

-¡Has destruido casi toda el área de entrenamiento! ¡Te daré un castigo ejemplar! -dijo un claramente agotado Aizawa, quien ya necesitaba unas vacaciones de sus estudiantes de la UA.

-¡Quédate aquí y piensa en lo que has hecho, no tendrás cena! -dijo regresando al campamento a pasos agigantados.

Había sido un día poco soleado, perfecto para estar al aire libre y entrenar, claro si el escuadrón de incompetentes no se hubiese puesto a hablar tonterías otra vez. Bakugo se sentó bajo un árbol a descansar, ya que aparentemente no tendría cena, aunque por supuesto el castigo le parecía un poco infantil, iba a ser un héroe joder! necesitaba alimentarse bien...

Pero al menos en ese tiempo a solas, lejos de esos tarados, podía pensar cómo mejorar sus técnicas para el entrenamiento de mañana o cómo desquitarse de sus amigos idiotas llegada la noche, porque a decir verdad si Aizawa no hubiese estado ahí, los habría matado. 

Una cosa era segura, estaba cansado, hambriento y, esta vez, no lo dejaría pasar.

Se arrimó cómodamente a una de las ramas del árbol más cercano, el aire fresco le acariciaba el rostro suavemente y poco a poco sus músculos se fueron relajando hasta que sintió que se iba quedando dormido. 

De pronto un sonido leve como un siseo, lo hizo volver repentinamente en si.

Observó a su alrededor, durante unos segundos no pareció que hubiese alguien aparte de él, pero luego vio moverse las hojas de un arbusto, pensó que podría ser algún enemigo, perfecto, ¡alguien con quien podría desquitar su enojo!

Sonrió maliciosamente ante la idea y se preparó, llevaba puesto su traje de héroe así que mejor, sin embargo lo que salió del arbusto fue nada más y nada menos que... ¿Deku?... Sí, Deku, con un traje de.... ¿¡conejo?!

El gesto que se dibujó en el rostro de Bakugo era indescriptible, ¿Qué mierda hacía Deku ahí? y ¡vestido de conejo! y no cualquier conejo, un conejo blanco, con dos largas orejas, aunque bueno su traje de héroe también pareciera tener orejas de conejo...

Deku iba vestido de un traje rojo y con un reloj de bolsillo en la mano, uno algo ruidoso, el tic-toc que salía de él comenzaba a desesperarlo.

-¡Oí, maldito nerd! ¿Qué carajos haces aquí? y vestido así...

Pero el conejo Deku no respondió, únicamente repetía "Llegaré tarde, llegaré tarde, llegaré tarde y la reina me cortará la cabeza!" 

Eso que parecía ser Deku, comenzó a dar saltos alrededor, como buscando una dirección, luego se quedó quieto por un rato olfateando, en lo que el rubio se dedicó a observarlo y a seguir tratando de llamarlo, hasta que su paciencia se agotó.

-¡Deja de ignorarme idiota! - comenzó a correr hacia el conejo e intentó atraparlo, pero al parecer éste ya había decidido a dónde dirigirse y, haciendo uso de sus fuertes piernas, pegó un enorme salto que hizo que pasara por encima de tres árboles y por su parte Katsuki cayó de cara al suelo.

El conejo había utilizado el quirk de Deku.

De seguro era él gastándole una estúpida broma.

Kacchan se levantó rápido, todavía más irritado, en su cara mostraba una mueca torcida que dejaba ver sus ganas de aplastarlo, usando sus explosiones comenzó a ir en la misma dirección en la que creyó había ido el conejo.

De un momento a otro dejó de escuchar el sonido de los árboles y sus explosiones no se lo hacían más fácil así que se detuvo observando a su alrededor en busca del motivo de su nuevo fastidio. Al poco rato divisó un árbol enorme, el cual era tan grande que debía ser capaz de verse desde el campamento, y se dio cuenta que en su base había un enorme agujero en el que podría caber una persona de su tamaño, es más, All Might podría caber.

Al lado del agujero había una pequeña lámpara con una flama encendida, se acercó despacio y vio a Deku salir de un arbusto y pegar pequeños saltos hacia ella.

De nuevo la ira se apoderó de él.

-Oí, ¡Dekunejo, detente! ¡Dime de una vez qué mierda estás haciendo aquí! ¿Estás jugándome una broma?

El conejo, sin prestarle atención, tomó la lámpara y saltó dentro del agujero, y así, el ruido del reloj se desvaneció.

Katsuki, sorprendido y molesto, corrió hacia el agujero, pretendía seguirlo, pero cuando se acercó y vio hacia dentro se detuvo en seco; el agujero estaba completamente oscuro y parecía muy profundo. ¿Por qué el nerd tan confiado se había adentrado en él sin más?
Se alejó un poco y tomó una pequeña piedra, la cual arrojó dentro, pegó su oído al agujero, lo más cerca que pudo sin que hubiese riesgo de perder el equilibrio y caer; pero esperó, y esperó, y por más que esperó, nunca escuchó el sonido que debía hacer la misma al llegar al fondo. Pensó entonces que lo más prudente sería volver al campamento, probablemente todo eso del Dekunejo había sido sólo una alucinación o tal vez todavía estaba bajo el árbol y se había dormido, el agujero era demasiado oscuro y se veía tan profundo como un abismo, ni siquiera él se exaltaría tanto como para saltar a un abismo por una broma tonta. 

Pero justo cuando iba a dar media vuelta sintió un golpe seco en la espalda y comenzó a caer.

Una sensación de terror lo invadió, eso lo había cogido desprevenido.

-¡Ahhhhrrrhhhgggg! -gritó.

Demonios, por una vez que había decidido no seguir sus impulsos.

Casi al mismo tiempo, a lo lejos, escuchó una voz masculina que conocía demasiado bien. 

-¡Diviértete Bakugo! 

- ¡Kirishima! ¡¡¡¡tú!!!!

Su cabreo era monumental, pero, obviamente, todo lo que podía hacer era seguir cayendo.