Nada más contarme Alois que había por fin encontrado a su madre. Me alegré por él animándole para que fuera tras ella y supiera la verdad de una vez por todas, del porqué nunca supo de ella durante casi veinte años.
Y hablando de verdad, estaba sentando en la oficina leyendo el guión de mi próxima serie, la cual no sé si llegaré a pasarme por el rodaje o no.
Todo en mí vida ha cambiado, dentro de unos meses seré padre y quiero hacer las cosas bien y aunque me hiere por dentro, no podré continúar con mi carrera de actor. Quiero permanecer al lado de mi familia.De pronto alguien toca la puerta, aviso que puede entrar y para mí sorpresa, se trata de Alba.
Me quedo observándola sin ningún reparo en sus peligrosas curvas y tentadores labios con esa carita de ángel que pone.— Buenos días jefazo, aquí le traigo su desayuno y una noticia que lo va dejar impactado.
-—A ver, cuéntame el cotilleo. — Me levanto para sentarme en el borde de mi escritorio apoyando mis manos, cruzando los pies, me siento relajado y cómodo con la manera tan lasciva que tiene Alba en mirarme de arriba abajo.
—- Héctor, debo decirte algo sobre Bianca, tú novia. Resulta que anoche la vi en la discoteca que trabajo algunas veces con otro tío, y antes de que digas nada, me parece que te está engañando.
La chavala se bebió varias copas de alcohol. Y hasta donde yo sé, una embarazada no puede beber alcohol.
Héctor me da la sensación que te está engañando en todos los sentidos. —- La acusación de Alba referente a Bianca me enfada demasiado. Pongo recta mi espalda metiendo mis manos en los bolsillos, miro con antipatía a Alba desde mi altura.— Retira lo dicho Alba. Me fío de Bianca y sé que ella nunca me mentiría. Confío ciegamente en ella, pues es la mujer que amo. Ahora sí no tienes nada más que inventar puedes ponerte trabajar.
-— Perfecto. Sí, me marcho, pero antes de irme, te voy a decir que yo no tengo nada en contra tuya y mucho menos conozco a tu amada. Pero lo de que estás ciegamente enamorado me lo creo, pues de eso, es lo que se vale ella para reírse de ti.
Espero que algún día te se caiga la venda y no sea demasiado tarde. Hasta luego señor Irzu.Aquella despedida no me agradó para nada. Alba y yo hemos mantenido una amistad buena, aunque siento que cuando estoy cerca de ella algo dentro de mí se transforma.
Siento que debo hacer algo, llamo a Bianca, hablo con ella poniéndome más nervioso aún.
Comienzo a cuestionarme si en verdad Bianca me esté ocultando algo.Durante toda la mañana pienso en las palabras de Alba y en las excusas que me ha dado Bianca.
Cierro por unos segundos los ojos.
No me considero un hombre egoísta, celoso y manipulador.
Intento llevarme bien y dar todo de mí para hacer bien las cosas con Bianca, y aún así Alba ha sembrado una pequeña duda en mí.Para desahogarme, le cuento lo que me ocurre Alois.
Él como siempre me da su consejo, convenciéndome de algún modo que sea yo quien descubra a Bianca si en verdad me está engañando o no.En la noche después de cenar, Bianca se muestra demasiado fogosa para mi gusto. Aunque me pone a mil por hora, me niego a tocarla. La hago recapacitar haciendole ver que debo de cuidarla a ella y al bebé. Por lo que ella, no tarda en molestarse.
Entonces sigo contra atacando, insinuando que debo de ir con ella a ver el doctor.—- Oh, no te preocupes mi amor, entiendo que tienes mucho trabajo,me acompañará mi mamá.
-— Tranquila mi cielo, para mí no supone ningún problema ir contigo a ver al doctor y saber cómo va tú embarazo. -— Percibo como Bianca se pone rígida llegando hasta cambiar el color de su rostro.
Afino mis ojos hacia ella sospechando que en verdad trata de ocultar algo.
Entonces se me ocurre una idea.
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QUERER, NO ES OBLIGAR
RandomPara Damián Irzu su mayor prioridad es que su familia esté unida y sus nietos, Alois y Héctor sigan sus pasos. Con el paso de los años, Damián educó a sus nietos con la única intención de que deberían continuar trabajando en su empresa para que su f...