El Gran Día Segundo acto: Despierta Parte 3

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Estamos en el lugar acordado, y ni rastro de los chicos de antes, el patio de comidas se encuentra abarrotado de gente, Raúl y yo nos servimos un par de hamburguesas acompañadas de papas fritas y refresco de lima, cortesía de la casa, ya saben, privilegios de los Aspirantes a punto de ser reconocidos como Guardianes.

- A lo mejor ya la encontraron, Eitan, come antes de que se enfrié.

- Si, tal vez tengas razón, bueno, qué más da.

El cansancio y el estrés al que fuimos sometidos provocó que nuestros estómagos rogaran con tal de saciar su apetito, Raúl termina con una cuarta parte de su comida de una sola mordida, los carmelianos suelen trabajar mucho y comer mucho, así que supongo que está bien.

Al dejar brillando nuestros platos esperamos a los chicos unos minutos más antes de irnos, al ver que no aparecían nos marchamos, no tardaran en anunciar la tercera etapa.

Mi brazo se regenero casi al instante después de percatarme de esa herida, los moderadores dijeron que realizarían las investigaciones correspondientes cuando el evento haya terminado, quise decírselo a Hoshigawa pero las comunicaciones siguen fallando, bueno, el sistema debe estar saturado.

No tardan mucho en anunciar el comienzo de la última etapa, uno de los moderadores me llama a la Arena, así que soy el primero, que coincidencia.

Una vez en la Arena diviso a mi oponente al otro extremo de la plataforma, Urakay Mech, a juzgar por la cara que tiene tampoco esperaba que yo fuera su oponente.

No se trata de quien gana o pierde, se trata de como usamos nuestras habilidades, nada más, nada menos.

- ¡Comiencen! – Da la orden el anunciador.

Urakay carga sus piernas con Energía Cristalina y se abalanza hacia mí tan rápido como puede, no se nos permite activar las espadas de Tecnotricita, pero si se autoriza el uso de guanteletes o rifles de Energía, puesto que llevamos escudos el combate se decidirá por ciertas cosas condiciones, tenemos la posibilidad de noquear a nuestro rival o bien rompemos los escudos de nuestro oponente, o en otro caso nos las arreglamos para sacarlo de la plataforma, también está la posibilidad de dañar la armadura de nuestro adversario, en última instancia está el caso de la rendición por parte de alguno de los Aspirantes, pero eso no es una opción.

Nuestras espadas chocan con fuerza, Mech se ha hecho bastante fuerte, debo reconocerlo, tanto nuestros brazos como nuestras armas tiemblan dando testimonio de nuestros esfuerzos por pasar esta prueba.

Soy el primero en reaccionar y golpeó su abdomen con una de mis rodillas logrando desequilibrarlo, continuó con un puño directo a su cara, los escudos de Energía no se activan contra ataques cuerpo a cuerpo, claro a menos de que el usuario los active manualmente, pero ni él ni yo estamos en condiciones de desperdiciar nuestras defensas de esa manera.

Trato de golpearlo con mi arma a la altura del pecho pero Urakay desvía el golpe con su brazal diestro y gira sobre sí mismo para lanzarme un codazo directo a los ojos, si hubiera concentrado su Energía en ese golpe probablemente me hubiera sacado fuera de la plataforma, no debo caer con la misma piedra.

Ahora es él quien pasa a la ofensiva, intercambiamos espadazos una y otra vez hasta que consigue patearme en las piernas para derribarme, otra patada (está vez energizada) me manda a volar unos 10 metros, me aferro al borde de la plataforma para no caerme, ni bien consigo subir recibo disparos de Energía los cuales debe bloquear con mi espada.

Urakay sigue disparando desde su guantelete, no tiene intención de detenerse así que voy a por él, zigzagueo por el terreno, ruedo y bloqueo sus ataques de largo alcance con la espada mientras acelero el paso, una vez que lo tengo cerca giro sobre mi propio eje haciéndole creer que voy a lanzar un espadazo a lo diagonal, él se prepara para bloquearlo, pero antes acierta 3 disparos directos que dejan mis escudos al 15% de su capacidad, esto lo aprendí en la Academia, es simple, arriesgado, pero si llega a salir bien todo terminara a mi favor.

El Lamento de los HéroesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora