"La soledad solo te lastima si no estás bien contigo mismo.
Eso es basura para mí.
Los humanos somos seres sociales. Buscamos parejas, nos juntamos, reproducimos, nuestro vástagos se reproducen, y el ciclo continúa. Nos enfrascamos en la busqueda de un alma gemela, consciente o inconscientemente. Rechazamos y somos rechazados por esa misma razón.
Somos animales de hábitos, algunos irracionales.
Tomo por ejemplo el hecho de que estoy sentado aquí, solo, mientras hay una muy divertida reunion a mis espaldas, pensando basura existencial que justifique la razón por la que estoy soltero, o... solo basura existencial.
Tal vez es que estoy retorcido por dentro y mi gusto es una basura. Considerando que soy un romántico empedernido, y suelen atraerme personas a las que les importa un comino eso, al menos si viene de mi.
Así que... aquí estoy. Con mi corazón entre mis manos, mis sentimientos en forma de una rosa que se pasea entre mis dedos.
Hace tiempo que soy adicto al sentir de estar enamorado, las mariposas en el estomago, el latido acelerado del corazón. Las fantasías e ilusiones se agolpan en mi mente al cerrar mis ojos de noche, haciendo dificil el dormir y aún más dificil el despertar en las mañanas.
Rastreé la razón de mi infelicidad. Por supuesto soy yo, después de no haber sido el principe azul de mi primer amor. Es una desilusión que nunca podré sacudir. Aún si fue desechada después.
Todo después de eso fueron daños colaterales.
Sentimientos encerrados, rechazos frustrantes, indiferencia, y finalmente...
Apatía, un envolvente, aplastante y ensordecedor sentimiento de "realmente ya no vale la pena."
Las mariposas ya no revolotean, y el corazón ya no acelera, solo sigue palpitando al ritmo gris de un metronomo.
"Dedicate a tí."
Ya estoy enfermo de mi mismo.
"No necesitas a alguien más para estar completo y ser feliz."
Tal vez no.
Pero realmente creo que sería mejor que el sentimiento vacío que me carcome actualmente.
-Aquí estás. Te he estado buscando. -Escondí la rosa en mi chaqueta.
Volteé y me encontré con un rostro familiar, labios carmesí, ojos negros, y una piel que parecia hecha de seda al contacto, una voz suave y femenina. Podría detallarla completamente con solo oírla.
-¿No deberías estar con tu novio allá adentro? -Dije desinteresadamente. -Deberías estar terminándole o regresando con él, o... lo que sea.
-Supe que habías vuelto y que estabas en la reunión, quise venir a hablar contigo. No creo que se moleste. -Se sentó a mi lado, con una copa de vino en su mano. La ultima oración fue dicha con un tono decepcionado.
-Quieres que le moleste.
-Sí. A veces siento que solo estamos juntos por estar. -Responde pesadamente. -Si se molesta es porque al menos tiene un mínimo interés en no perderme.
-Si es así, ¿por qué debes hablar conmigo? -Musité silenciosamente.
No me escuchó.
-¿Que hay de nuevo, alguna chica que te mueva el piso? -Pregunta casualmente.
Y yo quiero reír y reír por la ironía.