—Elsa ¿Con quién te vas hoy? —cuestiona Anna. Ayer le conté lo acontecido con Jack y que posiblemente lo mejor sea alejarnos un poco.
—Con nadie. Me iré caminando, el aire fresco me hace bien— respondí sin más, calzándome la otra zapatilla que me faltaba. Me miro al espejo, las ojeras son evidentes. Nunca me he maquillado en mi vida, más que un sencillo labial y máscara para pestañas. Y como no sabía ocultarlas, no lo haría.
Ambas bajamos a la cocina, dispuestas a tomar desayuno. Hoy el ingreso al instituto era a las 11:30, teníamos tiempo de sobra. Mamá estaba ahí, en el segundo piso de la extraña casa. En el primer piso había puesto la sala de estar e intentaba acomodar un estudio para comenzar a trabajar.
—¿Con quién dijiste que habías conseguido empleo? —pregunto de repente, llevando un dulce bocado de unos pastelillos que había sobre la mesa a mi boca.
—Con Cass, la Tía de Tadashi— cuenta, y a mí me da un escalofrío. Oír su nombre de la nada, como si nos conociésemos hace miles de años aún me incomoda.
—Entonces... ¿La oficina para quién es? —curiosea mi hermana menor, esperando una respuesta que también deseo oír.
—Para tu padre... El señor Kai le ha dado trabajo, continuará como jefe en su empresa. Ya sabes, después de lo que sucedió con la nuestra, nadie pensaba que Agnar fuese capaz de llevar el mismo trabajo que antes.
Es cierto, muchos comenzaron a desconfiar de él después de su lamentable error. Pero... ¿Esperar hasta este momento para darle nuevamente trabajo? ¿Hasta que nuestro compromiso fuese factible? Para mí, eso no es un buen amigo.
—No digas esas cosas Elsa—. Mierda, lo he dicho en voz alta—. El señor Kai... Más bien, la familia Hamada son los únicos amigos que nos han apoyado hasta ahora. Económica y mentalmente, nos han dado su ayuda. Nos dieron dinero, hogar, y ahora trabajo ¿Qué más quieres?
—¿Pero a qué coste, mamá? ¡A cambio de un matrimonio!
—Es para unir a nuestras familias y sabes que no te obligamos. Además, no te lo iba a decir por que me parece injusto que ellos hagan esto. Kai deseaba que te casaras con Tadashi para poder dejarte una herencia y para que ello fuese legal. Solamente se puede heredar a la familia. Por eso es que él quería hacer lazos más fuertes con nosotros. Elsa, por favor, compréndelo. Recuerda que nosotros no te obligamos.
¿Qué? No, no. Eso no es posible. ¿Herencia? ¿De qué diablos está hablando mamá? Miro a Anna, está cabizbaja. Obviamente, ella ya lo sabía. No podían hacer eso... ¡Por qué tenían que ser tan buenas personas! Si Tadashi lo sabía... ¡Qué pensaría de mí! ¡Que solamente soy una ofrecida aprovechada! Dios, no por favor.
Me levanto de pronto, con los ojos cristalizados. Atrapo mi bolso vertiginosamente y le doy un eso fugaz a mi madre en su mejilla. No espero a que diga algo, ni siquiera espero a Anna, solamente bajo las escaleras y salgo de ahí. No quería escuchar, no quería hablar, no quería nada.
Hace un poco de frío, pero lo soporto. La bufanda de Tadashi me hace compañía y me da su cálido abrigo. La huelo lentamente y un aroma a caramelo baila por mi nariz. Es su perfume, y me encanta.
Comienzo a caminar. Sé que debería esperar a Punzie e irme con ellos como si no hubiese pasado nada. Pero no puedo, no puedo simplemente ignorar las palabras dichas por Jack. No puedo ignorar su mirada, no puedo ignorar mis impulsos de ir con él. Después de todo, siempre hemos estado juntos y ya somos casi como familia.
Que digo casi, SOMOS una familia.
Sin darme cuenta, ya estoy en la parada del autobús. Arreglo una vez más la bufanda de Tadashi y me hundo en mis pensamientos. ¿Será todo esto acaso, obra del destino? Quizás estaba predestinada a hallarme con Tadashi en estos momentos. Pero no dejo de preguntarme... si no hubiese sido en esta situación ¿Cómo habría hecho el tiempo para juntarnos? El zumbido de los autos no me distrae, mas si lo hace el de una moto acercándose. Levanto mi vista, pensando lo peor. Estoy sola en la parada, quizás vayan a raptarme... Debo dejar de estar tan paranoica después de las noticias.
La moto se detiene frente a mí, y el conductor se retira el caso. No puede ser...
—Hey— saluda con su característica sonrisa dulce, que me invita a acercarme—. ¿Vas al instituto?
—Hola y, sí, allá me dirijo ¿Tú? —le pregunto, aunque ambas preguntas son bastante obvias. ¿Qué iba hacer yo, un martes de clases en espera de un autobús?
—También voy para allá— responde con carisma. Tadashi observa a ambos lados, esperando ver algo de compañía. Al no encontrarla, continúa hablando—. Tú... ¿Estás sola?
—Por supuesto— susurro con tristeza. Pienso que debí esperar a mis amigos, les daré una explicación cuando los vea. Se hace un silencio, él mira su casco y luego a mí.
—¿Quieres que te lleve? —ofrece, de repente. Claro que no, una y otra vez no. Nunca me he subido en mi vida a una moto y esta no sería la ocasión, sin embargo, de mi boca sale otra respuesta totalmente diferente.
—Eso me gustaría— le digo, mientras él me ofrece el único casco. Mis pies tiemblan ¡¿Por qué será?! ¡Pues porque nunca he viajado al "aire libre" y la velocidad me atormenta!
Me subo detrás de él. Pone en marcha la motocicleta y con ello mi corazón se acelera. Instintivamente, paso mis brazos por su cintura y la aprieto para sostenerme como si mi vida dependiera de eso. Miedo, eso debe ser. No es, para nada, por la evidente aproximación. Evito abrasarlo. Me incomoda.
Cuando Tadashi arranca, el aire abandona mis pulmones y ahogo un grito. A la mierda el autocontrol, quería mi vida ¡Esto definitivamente no fue una buena idea!
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~Lazos Más Fuertesᴬᵁ~ [Fanfic Tadelsa]
Hayran KurguLas empresas Arendelle eran unas de las más famosas de la ciudad, su lazo de amistad con la imponente compañía Hamada la hacía envidiable. Tanta era la envidia que causaba que ganó más de un enemigo. Enemigos que se unieron y estafaron a los jefes d...