Fine ; Kim Yugyeom

Zéro.

No me gustabas la primera vez que te vi, ni cuando mis amigas te presentaron, ni cuando nos comenzamos a juntar y hablar, ni cuando me acompañabas a casa al terminar el colegio, ni cuando hablabamos día y noche a cualquier hora, ni cuando un día bajo circunstancias de la vida me confesaste lo que sentías.

La segunda vez que te vi tu actitud infantil me llamo la atención, ¿quién puede ser tan infantil y puro a esa edad? ¿quién puede pretender ser tan amable con todos? eras y sigues siendo igual; infantil.

La primera vez que pensé que podía sentir algo real por ti fue cuando te vi sonreir cuán niño pequeño con su juguete favorito, cuando vi como tus ojos se achicaban y se formaban pequeñas arrujitas a los costados, cuando vi como arrugabas la nariz con aquel gesto tan caracteristico tuyo - él cual amo hasta el día de hoy -, cuando vi como carcajeabas frente a chistes con el menor sentido del humor, cuando vi cuanto amor y esfuerzo ponías al bailar; supongo que aquella actitud fue la que más me llamo la atención, podías ser la persona más infantil del mundo cuando te encontraba con tus amigos pero al bailar aquella actitud se iba, tal cual se van los dientes de León al ser soplados, lentamente y si dirección alguna.

La primera vez que sentí que todo era real fue cuando me vi preocupandome por ti, viendo si habías comido bien, si las cosas iban bien, si descansabas lo suficiente, enviandote constantes mensajes para que recordarás lo importante que era tu salud y que aquello estaba por sobre todas las cosas.

La primera vez que me vi contando tus lunares me di cuenta de que estaba completa y puramente enamorada, cuando me vi admirando aquel lunar que se encuentra en tu pómulo derecho -bajo tu ojo- o aquellos diminutos y casi invisibles lunares que se encuentran sobre y a los costados de tu labio, cuando me vi admirando más que lo superficial, cuando me vi admirando cada imperfección tuya y dándome cuenta que hasta con ellas, eras la persona más perfecta para mi. Cuando me vi acariciando con lentitud tu cabello y susurrando palabras dulces que salían de mi boca sin conciencia alguna, habías logrado eliminar todas las barreras que había establecido para que no me volvieran a dañar.

Me sorprendía de manera ver que aquel chico infantil podía ser un gran consejero y oyente, la forma en que dabas consejos como si lo hubieras hecho durante toda tu vida, la forma en que me dejabas hablar de lo que fuera y me aconsejabas respecto a lo que estaba bien o mal, la forma en que siempre sabías que decir para hacerme sentir bien, ¿qué nos paso?
Recuerdo tus mensajes hasta altas horas de la madrugada, o como aquella vez nos quedamos todo un descanso hablando, o como solíamos quedarnos ambos en la sala de ensayo, para mi desde el comienzo fuiste tú, cuando pasaba momentos contigo no había necesidad de pensar que faltaba algo más.
Todas mis acciones hacia ti, todas esas constantes preocupaciones y mensajes, ¿sabías lo que significaban no? ¿o simplemente pretendias jugar conmigo? ¿todas aquellas conversaciones significaron algo o fueron una conversación más?
Tienes que saber que te quise, que te quise más de lo que alguna vez pude aceptar, al final eras tú, siempre fuiste tú.
¿Qué puedo hacer con lo que ya fue?, ¿qué puedo hacer si aún espero a que las cosas se soluciones para nosotros?, ¿qué puedo hacer si aún no te he olvidado? Dame una respuesta directa, ¿qué fui para ti? Me haré responsable, aceptaré todo con tal de saber la verdad, aunque me vuelvas a destrozar.

Te alejas y vuelves como si jamás hubiera sucedido algo, como si todos esos meses sin contacto alguno y evitandonos no hubieran existido, recién ahora te preguntas por qué he cambiado, ¿recién ahora te das cuenta? Soy así porque estoy aburrida, no hay manera de que retroceda y vuelva a caer. Utilizas palabras bonitas y esperas a que todo este solucionado, ¿quién demonios eres? Al igual que antes nada ha cambiado en ti y nada cambiará, si no lo conseguiste la primera vez menos lo harás a la segunda vez, ¿por qué seguir intentándolo?