LO QUE MI ALMA DICE

De Mis Emociones

Felicidad

Creo que voy a volverme loco. O es mi corazón el que no maneja su cabeza. O mi cuerpo el que no tiene corazón. Lo cierto es que tengo demasiado peso sobre los pies. Algo insiste en atarme pantanos. Sigue creciendo el mundo, el corazón, los dolores irrelevantes, pero ¿Acaso qué puedo hacer para escatimar ya las nostalgias de los días? Las cosas no van bien, las personas no están bien, las ilusiones no entregan lo que venden... Los corazones no están donde deben. Las declaraciones de los vagos inviernos son infiernos. Me parece oír susurros inciertos, de lugares donde no existe nadie, de un abismo donde no se encuentra el fondo. Creo que voy a volverme cuerdo de tanto sentir. Hay bellísimos cielos, y decesos imposibles de soñar. Cuento y recuento, las cosas siguen mal. Sin embargo aquí me ves, desplegando cada mañana mis desnutridas alas, y mi rota sonrisa, para complacer al mundo, que feliz estoy. Claro, es el lenguaje universal para estar bien. Felicidad.

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Agujero negro

Perdí los colores. El camino ahora es incierto. La niebla se cierne sobre mí, ya no importa hacia donde caminar. No tengo más repuestos, mi corazón siempre fue una lona parchada desde siempre, hoy es tan frágil que desborda arena por sus lados. Frutos habían en aquellos viejos árboles, que de ser viejos eran, pero germinaban los mejores sabores. Como se ilumina un alma negra, la ilumina la misma noche. Me perdí en estos laberintos, con los ojos perdidos, vendados de recuerdos. Encontrar la salida ya no me preocupa, andar sin rumbo certero ya es mi prioridad. Por cierto, ya no hay tiempo, floto sobre estos espacios dejándome llevar de aquí para allá, chocando planetas, apagando estrellas, perdiendo luces. Lo siento si te parezco oscuro, pero creo encontrar mucha belleza en este lado del mundo también. Vivir, es un acto de valientes. Vivir es respirar cada mañana al despertar, caminar para llegar. Y no me parece estar despertando en los brazos del sol. Sino en los ojos de la duda.

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Lo nuevo y lo viejo

Hoy observé que mi reloj vital avanza pero no mi mente. Estoy caminando pero sigo encasillado en el pasado, no lo puedo soltar. Casi como si solamente hubiese sido feliz en esos momentos. Casi como si en esos momentos lo hubiese tenido todo. Casi como si no hubiesen más oportunidades para mí. Recuerdo que levanté mi mano un par de veces al cielo y despedirme de mucho, lo hice pero al parecer aquel pasado no me soltó. O yo no lo solté a él. Incluso recuerdo que hicieron prometerme en alguna ovación que ya no viviría con él. Y no de él. No me había dado cuenta lo maravilloso que era sentir de nuevo, el amor e incluso aunque fuera el dolor otra vez, es majestuoso tenerlo tan cerca de mí otra vez, me hace sentir vivo, porque pensaba que estaba muerto en vida. Pero vaya que es angustioso dejar lo pasado para darle lugar a los nuevos pesares. Ayer observé como me invadía la emoción, distinta etiqueta. Casi como si lo desplazado tuviera un nuevo nombre. Rogué por mis lágrimas, que nadie más pudiera recogerlas.

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Niños

A veces extraño reír. Incluso extraño el dolor. Esta ventana es un viaje invaluable a momentos ya vividos. Las estaciones pasan por ella, cambia de canal cual televisor descompuesto. Siempre abierta, deja entrar los fríos vientos del invierno, esta gélido aquí. Siempre lo estuvo. O al menos desde que te fuiste. A veces extraño mi voz, inconclusa no termina de callar lo que no habla. A veces recuerdo la lluvia sobre nuestros rostros. Rostros infantiles e inocentes, nunca preparados para el cruel mundo del sentir. Inútiles ante todo lo transformado.