nine

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Taehyung casi ha roto su mandíbula de lo mucho que ha abierto la boca debido a la sorpresa.

Acaban de entrar en el porche de la casa de Jungkook, y se siente como si estuviera en un sueño, nunca había estado en un jardín tan grande.

Hay césped y un camino de piedras que parece no acabar nunca, también muchísimos árboles de distintas clases, de hecho, al moreno le cuesta explicarle que las personas que se están ocupando de podar los arbustos y plantar flores, no son más que empleados que tienen eso por tarea.

Pero las expresiones del menor no pueden compararse a cuando Oh Yeon Joo abre la puerta y el chiquillo puede contemplar el interior de semejante mansión.

Casi como cuando Jungkook llegó por primera vez, pero todo mezclado con la efusividad del castaño y su enorme capacidad para la expresividad.

—Kookie, esto es una pasada. —Admite, entrando y tocando las paredes, comprobando que lo que ve es verdaderamente real.

La castaña se ríe ante la adorabilidad del chico que les acompaña, no puede evitar esbozar una sonrisa cuando los menores se toman la mano y comienzan a caminar hacia la cocina.

—Después de cenar podemos salir a la piscina, o podemos ir al sótano, tengo muchos vídeo juegos que te pueden gustar. —Dice contento, mientras el pequeño continúa mirando maravillado cada rincón que recorren.

—¿Qué queréis que os haga de cenar? —El moreno parece pensarlo unos segundos antes de que su mente se ilumine y alce la cabeza con decisión.

—¡Haznos el ramen que me hiciste cuando estaba constipado! ¡Estaba riquísimo! —Se relame los labios, mientras Taehyung le observa con curiosidad sobre lo que comerán.

Ambos estuvieron jugando mientras la chica cocinaba la cena, nunca un escondite había sido tan duro para el menor de ambos. Tardó casi veinte minutos en encontrar a su amigo, cuando él era el mejor en ese juego, casi pierde los estribos.

Cenaron los dos pequeños junto al resto de personal de limpieza que trabajaba en la casa, Taehyung solía hacerles preguntas variadas y eso hizo que el tiempo se les pasara muy rápido a todos.

Pero las cosas cambiaron cuando se escuchó la puerta principal de la casa abrirse.

Los trabajadores se levantaron rápidamente, limpiando el lugar donde habían degustado el delicioso plato que Oh Yeon Joo había preparado, y haciendo que los pequeños se extrañasen por ese hecho.

—¿Jungkook? —Se escucha desde el pasillo. El moreno se levanta de su asiento y sabe bien que se trata de su padre, por lo que corre a saludarle.

—¿Papi? —Dice, cerciorándose de que está en lo cierto. —¡Hola papá! —Grita una vez que lo ve, lanzándose sobre él y dándole un sonoro beso en la mejilla. —¡Hola mamá! —Saluda después, cuando ve que la mujer acaba de ingresar en la casa.

—Buenas noches cariño, queríamos darte una sorpresa. —Besa la mejilla de su hijo, dejando en ella restos del carmín que lleva en los labios. Mirando después con frialdad a las personas que están volviendo nuevamente a su trabajo después del descanso.

—¡Me he traído a un amigo a casa! ¡Era mi mejor amigo en el orfanato! Noona nos ha cuidado genial. —Sentencia, mirando a la muchacha, que se encuentra apoyada en la puerta, ahora inclinándose para mostrar respeto a los dueños del recinto.

—¿Ah sí? —Dice el hombre con una sonrisa forzada, que el menor no llega a distinguir. —¿Y quién es ese amiguito? —Atendiendo al llamado, Taehyung sale corriendo de la cocina, yendo con rapidez hasta donde se encuentran. 

La mujer mira horrorizada al niño, casi estudiando la ropa que está usando, por lo que cuando el castañito se acerca para saludarles como le había enseñado su madre, ésta se aleja escasos centímetros, y fuerza una sonrisa.

El padre de Jungkook tampoco se queda corto. 

Mira de arriba a abajo al menor, y la ilusión con la que había llegado hasta ellos, se va disipando según pasan los segundos.

—Yo soy Taehyung. —Dice con ternura, tratando de agradar a sus mayores, pero cambiando nuevamente su semblante al no recibir nada a cambio de aquel saludo.

—Señorita Yeon, ¿podrías llevarte a... Taehyung? Tengo que hablar con Jungkook a solas. —La muchacha se apresura a asentir y agarra la mano del pequeño, llevándole de nuevo a la cocina, pero cerrando la puerta tras ellos.

—Noona. —Mira con lástima al chico, puede apreciar que sus labios tiemblan ligeramente y se le rompe el corazón ante esa imagen. —¿Me he portado mal? ¿He sido malo? —Murmura jugando con sus deditos.

—Oh no cariño. Claro que no. —Acaricia los cabellos castaños de Taehyung, haciendo que al menos retire las malas ideas que se ha hecho de su cabeza. —Es sólo que vienen muy cansados del trabajo y no les gustan las visitas, sólo es eso.

La muchacha sabe perfectamente el clasismo que caracteriza a aquella familia, y se siente culpable, pues sabe que si ella no le hubiera llevado hasta casa no hubiera recibido aquel desplante.

No podían haber tenido más mala suerte de estar allí justo cuando ellos saldrían más temprano del trabajo.

Muerde su labio con impotencia de sólo pensar la clase de personas que son por haber tratado de esa manera a un niño que solo quería ser educado, más aún sabiendo que es el mejor amigo de su hijo.

Suspira con impotencia y siente cómo el pequeño le agarra la mano con suavidad.

—Noona, no estés triste. —Esboza una gran sonrisa, que hace que sus ojos acanelados terminen siendo dos líneas estrechas. En respuesta a esta, no puede evitar sonreír también y acariciar el dorso de la mano del chiquillo.

—¿Cómo iba a estar triste estando a tu lado, Taehyungie? —Comenta. —¡Si eres el sol más grande que jamás ha existido, igual que Jungkookie! 

Tae se ríe después de escucharla, pero no para de pensar en lo que aquel hombre sombrío y serio le estuviera diciendo a su mejor amigo.

Su mamá le ha enseñado a no juzgar por las apariencias, pero aún así cree que por muy bonita que sea la casa de los Jeon, ellos son realmente feos en el interior.

¡Menos mal que no han conseguido cambiar a su Kookie!

SUMMER PARADISE🏝 ••KookV••Donde viven las historias. Descúbrelo ahora