Capítulo dos

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Se marcha dejándome en mi destino. La miro caminar por el pasillo ondeando su cabello rubio, decorado por una diadema dorada. Por mi parte, comienzo a caminar hacia el interior del edificio, un señalamiento me dice que la biblioteca está hacia la izquierda. Camino sin prisa hasta que llego a mi destino. El lugar está rodeado de un hermoso librero que abarca todo el contorno de la habitación, hay cuatro mesas de trabajo y sofás individuales repartidos a los costados del cuarto. En el centro está un enorme escritorio en el que hay una mujer de no más de 60 años, tiene cabello largo y negro totalmente ondulado, sus gafas reflejan la luz que entra por las ventanas, pero se desenfoca al levantar la vista hacia mí.

- Buenos días, - saludo acercándome a ella – he venido por el horario de clases.

- ¿Nombre? – pregunta bajando la vista a la mesa, rebuscando entre los libros y cuadernillos que están allí.

- Artemis Termens. – le respondo.

- Artemis... Si, aquí está. – saca unos folletos que dentro tienen más hojas – Supongo que necesitarás ubicarte en el lugar, este es un mapa del campus. – me dice señalándolo – Este es el horario, el folleto tiene el calendario de actividades del semestre y los talleres que puedes tomar, este es tu pase para que lo entregues en la dirección. Busca al director, cariño, la oficina está saliendo de aquí, en el pasillo de la derecha. Soy Cher para ti y estoy aquí para cualquier cosa que necesites. - se presenta con una sonrisa.

- Se lo agradezco mucho. – le digo tomando los papeles de sus manos – Que tenga buen día.

- Igualmente, preciosa.

Sintiéndome más cómoda y segura con el mapa, me encamino a la oficina del director, sigo las indicaciones de la bibliotecaria y llego a la puerta. Toco dos veces y me invitan a pasar. Abro la puerta y lo primero que observo es a un señor, no muy mayor y con aspecto cálido.

- Adelante, jovencita, toma asiento. – su voz es como la de mi abuelo y sonrío ante la familiaridad que me produce escucharlo.

- Buenos días. - saludo mientras atiendo a sus palabras. Me quito la mochila y la coloco en mis piernas.

- Buenos días, asumo que tú eres Artemis, ¿verdad? – asiento levemente – Esperaba con ansias tu llegada, según pude leer en tu historial, eres muy buena estudiante.

- Parece que si. – respondo encogiéndome de hombros – No es algo de lo que me percate.

- Pues eso debe ser lo que te lo facilita, muchas veces los estudiantes que suelen ser tranquilos, en cuanto a estrés escolar, son muy buenos o genios. – comenta guiñándome un ojo.

- Suelo ser bastante relajada en cuanto al tema. – le respondo.

- Eso es muy bueno, muy bueno, y bien... ¿Qué tal el nuevo lugar?

- Acogedor, - respondo – me estoy adaptando.

- Me alegra oírlo, tu padre se siente muy preocupado por el tema. – bajo la mirada – Tranquila, le he dicho que puede estar despreocupado. El lugar es muy cálido, eso te lo aseguro, jamás le habría aconsejado que te trajera de no serlo.

- Gracias, señor, de verdad. Este cambio debe ser perfecto, ¿sabe? Tengo muchas ganas de empezar de cero, como ya sabrá, las cosas se complicaron el año pasado, así que esto es algo diferente.

- Por supuesto, Artemis, te comprendo. Lo que tuviste que vivir no fue fácil, sin embargo, eres una mujer muy fuerte, no me sorprendería que obtuvieras una de las becas para la universidad. Tienes carácter e inteligencia, una asombrosa combinación. – sonrío un poco sonrojada por sus palabras.

- Es muy amable.

- Bueno, vamos a la acción, te presentaré a tu guía para hoy, – dice poniéndose de pie – y también te llevaré a tu salón de clases.

- Gracias. – le digo parándome y siguiéndolo a la puerta.

En silencio salimos del edificio y lo sigo a paso firme y rápido. Nos movemos rápidamente por los pasillos hasta que llegamos al salón de clases que me corresponde. El hombre abre la puerta después de dar dos toques y me hizo adentrarme junto con él.

- Buenos días, a todos. – los alumnos respondieron al saludo al unísono – Este año se les une una nueva integrante. Espero podamos ser todos educados con ella. – pronuncia como regañándolos, eso no me gusta – La señorita Artemis Termens viene desde Australia para estudiar con nosotros. Los vigilaré a todos.

Me toma por la espalda y me acerca con la maestra.

- Rose será tu tutora, – explica – y le he pedido a Clío Limnos que se encargue de acompañarte. – señala a la chica que se acerca sonriendo.

- Tuve el gusto de conocerla hace un rato. – digo sonriéndole a la chica – Me salvó de perderme en el camino. – reímos levemente.

- Yo me encargaré de seguir salvandola, señor. Ven, Artemis, te sentarás junto a mí.

La sigo con emoción y me dispongo a enfrentarme al reto de hoy.



N.A. Clío en multimedia.

𝑇ℎ𝑒 𝑀𝑜𝑜𝑛'𝑠 𝐷𝑎𝑢𝑔ℎ𝑡𝑒𝑟Donde viven las historias. Descúbrelo ahora