1. Una mañana

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Narrador externo

Era viernes por la mañana, Laura estaba en clase de francés, esperando que lo que le parecía una eternidad por fin terminara.

Ese día estaba más distraída que otros, sería que no había dormido lo suficiente.

Miraba fijamente al cielo gris, mientras que sus dedos jugueteaban con su pelo rubio rizado.

Hace unos tres meses que no salía el sol de entre las nubes. Todos los días era lo mismo, amanecía, había luz, pero no se alcanzaba a ver el sol. Siempre y sin excepción, entre el sol y la superficie terrestre, había una densa capa de nubes grises, pero eso sí, nunca llovía, ni se ve ningún rayo.

-Señoritaaa....Laura, siga leyendo.-dijo el profesor dándose cuenta de que no estaba atendiendo.

Laura se apresuró a abrir el libro que tenía delante y leyó lo primero que vio -Ehhhhmmm........elevar al cuadrado una fracción es igual a elevar al cuadrado tanto el numerador como el denominador.-

Toda la clase empezó a reír, todos menos el profesor, que la miraba enfadado con los brazos cruzados. Solo hacía falta mirarle a la cara para saber qué Laura estaría castigada durante unas cuantas horas después de clase.

Llegó el final de la clase, y como era de esperar, el profesor se acercó a Laura antes de que saliera al patio y la obligó a seguirlo.

Llegaron al despacho de los profesores de secundaria. Dentro de este había unas cinco mesas de escritorio juntadas en el centro de la sala. La mayoría, tenían un montón de libros, cuadernos y papeles, algunos ordenados y otros desperdigados entre todo el material de oficina.

Nada más entrar el profesor cerró la puerta detrás suyo. Laura sabía que la bronca que le iba a caer, sería monumental, y así fue. Laura no había recibido una reprimenda similar desde que suspendió literatura. En total duró una media hora, le quedaban cinco minutos de recreo. No iba a bajar al patio para tener que volver a subir sin ni siquiera haber encontrado a sus amigos, así que decidió volver al aula directamente.

Estaba llegando al final del oscuro y vacío pasillo cuando de una clase salieron dos personas: Teo y Lara. Estos dos eran seguramente los seres más asquerosos y repulsivos que jamás han poblado la Tierra. Estos se divertían burlándose y pegando a los alumnos más débiles como Laura.

- ¡Pero mira a quien tenemos aquí¡,-dijo Lara dándole un ligero codazo a su compañero.- si es Lucía. - Ambos se acercaron a ella.

- Que no me llamo así. - respondió Laura cansada pero amenazante.

- Con que hoy estamos subiditos. - dijo Teo empujándola contra la pared con fuerza. Laura dejó escaparse un leve gemido de dolor y sorpresa.

- Me parece que nos debes algo. - dijo Lara acercándose a su cara cada vez más a la de Laura, que seguía contra la pared sujeta por Teo.

-¿El qué? - preguntó Laura esbozando una media sonrisa.

-Respeto. - Respondió Lara casi de inmediato. Ante esto Laura esbozó una pequeña sonrisa que no esforzó en esconder.

-¿Te parece gracioso? -Entonces el puño de Teo aterrizó directamente en su estómago causandole tal dolor que cayó al suelo y un pequeño grito salió de su boca. Sentía que le faltaba el aire, como si no pudiera respirar.

- Mira,- dijo Teo amenazante - ahora no nos reímos tanto, ¿por qué? Si esto es muy gracioso.- añadió con rabia y le asestó una coz en las costillas. Esta vez Lara también atacó, dándole una fuerte patada en la cara.

El dolor se extendió por todo su cuerpo como si trepara desde el lugar del golpe hasta invadir el resto de el tronco. Su nariz y su labio empezaron a sangrar de una forma exagerada, y la respiración no mejoraba de ninguna forma. Algunos gemidos y pequeños alaridos de dolor salían de la garganta de la pobre Laura que no pudo contener las lágrimas, que brotaron de sus ojos involuntariamente.

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