Mikasa estaba encerrada en su habitación como cada día después de la cena. A sus padres ya no les llamaba la atención. La psicóloga infantojuvenil les había dicho que era propio de la edad, que Mikasa tenía buena autoestima, que era una chica emocionalmente estable y que solo quería desarrollarse independientemente.Maika, la madre de Mikasa, tampoco podía culparla. Fue su culpa haber dejado a la mano aquellos libros de magia que Mikasa comenzó a devorar. Maika también en su juventud fue asidua a aquello. Quiromancia, astrologia, wicca… una cosa llevaba a la otra, ¿verdad? Además Mikasa no bebía, no fumaba ni se drogaba… y sus notas eran relativamente buenas. No había nada de qué preocuparse, ¿verdad?
Por su parte, Albert, el padre de Mikasa, preferiría que su hija tuviese más amiguitas. Que hicieran pijamadas, que le gustase algún cantante o banda adolescente, que hablara de chicos… pero sin ser nada serio. Le gustaría que se vistiese de colores alegres y que tuviese hobbies como otras chicas: cantar, bailar, dibujar, escribir… no leer de magia y esas cosas. Pero como en casa había tejado de vidrio tampoco podía imponer algunas cosas.
Y los padres de Mikasa eran de la filosofía "vive y deja vivir". Mientras Mikasa no se pusiera en riesgo o lo pasara mal, debían dejar que todo fluyera mientras ella se buscaba a sí misma.
En fin, Mikasa estaba en su cuarto, pero no estaba buscando videos dark en internet ni viendo misterio siniestros sin resolver ni Discovery Investigations… Estaba en el suelo de su habitación con el viejo libro de su madre -que llevaba a todos lados- abierto de par en par. El mismo libro por el cual había invocado a su caballero oscuro que había salvado a Armin de ese horrible delincuente de Kirstein.
Nunca pensó que el libro funcionara realmente o, quizás, sus poderes de bruja aun no despertaban. Pero cuando Eren Jaeger apareció de la nada a salvarlos, supo que la magia existía y… ella tenía el poder. Y si tenía ese poder, podría lograr todo lo que quisiera si tenía una buena guía.
Había comprado todo lo que necesitaba y reciclado algunas cosas. Velas, esencias, polvos de bicharracos, canela, aceites, tiza blanca, entre otras cosas que en el libro salían indicadas.
Había dispuesto todo en el suelo de su cuarto. Dibujado con tiza el piso con unos trazos extraños, encendido el caldero al centro donde metía menjunjes que olían tan mal que tuvo que abrir la ventana aun cuando afuera comenzaba a llover.
Encendió las velas y éstas se movieron con la brisa que provenía desde afuera. Cuando estuvo todo dispuesto Mikasa comenzó a leer un verso en un idioma desconocido. En el extremo superior de la página podía leerse "Hechizo para atraer el verdadero amor".
Mientras leía iba dejando dentro del caldero más y más cosas. El aceite, un trozo de su propio cabello, un pañuelo usado de Eren que robó de su mochila, un pelo del muchacho que había arrancado con la excusa que era una cana.
Continuaba leyendo una y otra vez aquel verso, muy concentrada. Afuera el viento aumentaba y movía sus cortinas. El caldero crepitaba a cada cosa que agregaba. Solo su voz llenaba el silencio, afuera comenzaba a llover intensamente. Mikasa metió la mano en un bolsito con un polvillo amarillo, tomó un puñado y lo dejó caer en el caldero. En ese momento una ráfaga de viento ingresó al cuarto, las cortinas se movieron violentamente, las velas se apagaron y se escuchó un estruendo proveniente del caldero. Y todo se volvió oscuro y silencioso.
Mikasa parpadeó, se sentía algo borracha, tal vez del olor del menjunje o por el ensordecedor retumbar. Sintió unos pasos correr escaleras arriba y la puerta abrirse violentamente.
-¡Mikasa!
La voz de su madre llenó el lugar, la luz se encendió de pronto. Mikasa pudo ver todo… ¿por qué todo estaba tan… enorme? Vio la cara de espanto en su madre en ese momento y un chillido desde su garganta. Solo había algo que podía hacer gritar así a su madre y eso era…
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AbraCATdabra
FanfictionOne shot. Reto High School AU de la página Attack on Fanfics. Mikasa decide realizar un elaborado hechizo para atraer el amor a su vida. Pero la magia es peligrosa en manos inexpertas. Después de todo, nunca sabes qué puede salir mal si juegas con...