N U E V E

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― Se ha ido, Meyou. ―eran pasadas las doce del mediodía. Aproximadamente tres horas más tarde de lo que habíamos acordado con Demyan de que volviera. No quería aceptar que no volvería, honestamente, seguía teniendo fe en que en cualquier momento se aparecería por allí con sus largos y relucientes cabellos color canela. Floyd se cansó tanto de esperar que ha decidido entrar al auto, lo único que le falta para arrancar a nuestra próxima parada es que yo me adentre en él, sin embargo, aquí estoy, afuera y decidida a esperar unos minutos más, con el teléfono casi que unido a la piel de mi mano deseando que en cualquier momento suene― No va a volver, será mejor que nos vayamos, no quiero que se haga más tarde.

― Le hemos dado nuestra confianza y la ha tirado por la borda ―miré mi móvil de nuevo, aparte de tener cientos de llamadas perdidas de Tam y un par de mi padre, no había nada más. Demyan ni siquiera se había dignado a decirnos que se iba, hubiese sido mejor que lo hiciera y no que nos tuviera aquí esperando como imbéciles, haciéndonos creer que volvería.

― No podemos culparle, recuerda que ambos lo arrastramos con nosotros, él no tenía intención alguna en ser parte de este viaje. Vio la oportunidad de oro y se fue sin pensarlo dos veces, mejor libre que con dos personas que no tienen nada que ver con él. Seguro que después de lo que nos contaste se asustó y prefirió librarse de cualquier <<carga>> ―inquirió haciendo comillas al aire. Floyd tiene razón en todo lo que dice...es solo que no quería creerle. Odio haberme encariñado de tal manera, ni siquiera es algo propio de mí.

― Supongo que...no volverá. ―murmuré antes de subirme al Mustang, seguido de un largo suspiro. Sentí la mirada de Floyd en mi nuca, como si estuviera esperando que dijera algo más antes de prender el motor y manejar directo al próximo destino― Vámonos, entonces.

***

Era la primera vez que el viaje era silencioso y taciturno, estábamos tan acostumbrados a escuchar a Demyan decir cualquier tontería, gritar sin razón alguna, no callarse hasta que uno de los dos le pedía que lo hiciera, preguntar a cada segundo cuanto faltaba para llegar, cantar a todo pulmón las canciones de la radio que se sabía, contar chistes malísimos en los momentos menos esperados, etcétera.

Yo tenía la cabeza apoyada en la ventana del automóvil, la vibración de este hacía mi cabeza temblar levemente, ni Floyd ni yo decíamos nada, él estaba ensimismado en la carretera y yo con más aburrimiento de lo normal y con una sensación de desasosiego tremenda, no podía dejar de pensar en que Meyou nos dejó sin ni siquiera despedirse propiamente, es estúpido, lo sé, el hecho de sentirme tan unida a una persona con la que compartí no más de una semana, pero no puedo evitarlo...le di mi confianza contándole todo aquello que me ocurrió en el pasado que sentí que ahora, gracias a eso, el lazo de amistad se había reforzado, quiero decir, me he abierto a ellos como nunca antes lo había hecho.

La carretera desierta y el color naranja rosáceo del atardecer provocaba cierta melancolía en el ambiente, a esto se aúna la canción que suena en la radio, la de <<Jack Garratt – Water>>, la cual hacía que la nostalgia fuera yendo en ascenso. Canturreé en silencio aquella meliflua melodía que me hacía sentir socavada y Floyd se unió segundos después. Era una canción hermosa, y aunque la voz de Floyd era algo tan maravilloso que mis oídos ansiaban seguir escuchando, no pude evitar pensar que no era el mejor momento para escuchar algo tan triste. Mis ojos poco a poco comienzan a acostumbrarse a ver pasar todo en ráfagas puesto que Floyd maneja a una velocidad bastante acelerada, no veo nada más que pavimento, vegetación y a lo lejos se lleva a vislumbrar el mar. ¿Dónde estaremos ya?

Cuando me comencé a sentir adormilada, veo algo. Esta vez veo algo que me hace levantarme enseguida. No lo había notado desde un principio puesto que mi mente estaba tan concentrada en la canción que había decidido omitirlo, es curioso como nuestro cerebro es capaz de aislarnos hasta tal punto de no ver las cosas obviamente claras.

― Floyd, detente. ―le dije. Ni siquiera esperé que Floyd aminorara la velocidad y me aparté de un tiro el cinturón de seguridad.

A lo alto de una especie de construcción muy lejos de estar culminada, con solo vigas y barras de metal, estaba una mata de pelo canela, en todo el borde de esta, muy pero muy cerca de una caída que lo llevaría a la muerte. Floyd al parecer también lo notó y frenó en seco, sin esperar un mili segundo más abrí la puerta lo más rápido que pude y crucé la carretera sin ni siquiera inmutarme de atravesármele a un carro.

No puedo creerlo. ¿Qué cree que está haciendo allá arriba? ¿Es lo que creo que es? ¿El suicido sigue siendo un tema perenne en Demyan?

Sea lo que sea no me importó y comencé a escalar las vigas con cuidado de no resbalarme. No fue hasta que estuve a un par de metros cerca de él que se dio cuenta de mi presencia y la de Floyd. Estaba llorando, tenía los ojos inyectados en sangre e hipaba constantemente, con su móvil en mano. Me ha partido el alma verle así, y tomando un enorme riesgo corrí hacía él cuando ya había pisado firme y le abracé, asegurándome de alejarle del borde.

― ¡¿Qué carajos estabas haciendo, Demyan Zaens?! ―exclamé despavorida. Pensé que no iba a responderme el abrazo, pero sus brazos se cerraron en mi cintura tan fuerte que por un momento me sentí ligeramente asfixiada.

― ¿Qué hacen aquí? Váyanse... ― murmuró con un hilo de voz entrecortada mientras escondía su rostro en el hueco de mi cuello.

― ¡No! ―tomé su rostro en mis manos para verle, tenía manchas violetas en varias partes de la cara― ¡¿Quién te hizo esto?!

― Meyou... ―la grave voz de Floyd se escuchó detrás de nosotros― Muy bonito el reencuentro y todo, pero no crees que es mejor que nos bajemos de aquí, estar tan alto está comenzando a marearme. ―asentí sin estar segura de que me haya visto. Tomé a Demyan de la muñeca tan fuerte que pude tocar sus cicatrices...tan parecidas a las mías, y comenzamos a descender. Aquí es donde me doy cuenta porque me siento tan apegada a Demyan... y es que, por alguna razón me siento demasiado identificada con él, tanto, que siento la gran necesidad de salvarle, como si me estuviera salvando a mí.

***

― Tu y yo nos parecemos más de lo que piensas, Meyou ―me dijo apenas se calmó. Es cierto, y eso ya lo había notado. Demyan y yo somos tan similares en algunos aspectos que llegaría a dudar si algún lazo sanguíneo nos une.

― ¿Por qué te fuiste así? Sin avisar... ―preguntó Floyd esta vez

― No lo sé...otra vez, sentí esas ganas de desaparecer de la faz de la Tierra. La historia de Meyou me afectó tanto, fue doloroso escucharlo, aunque no lo demostré...es como si le hubiesen hecho todo aquello a mi hermanita pequeña. ―es bueno saber que él siente lo mismo que yo― No podía aguantarlo.

― Pudiste hablar conmigo, yo podía haberte escuchado. ―aseguró el rubio, pero Demyan negó con la cabeza.

― No, tu tenías que quedarte con Meyou. ¿No es evidente? ―nos miró a ambos como si lo que él supiera, nosotros también teníamos que saberlo. El problema es que no sabemos que es lo según él...evidente. ¿Estamos tan ciegos que no notamos algo que pasa frente a nuestras narices o es solo Demyan suponiendo cosas? ― Olvídenlo, solo...habrá un momento en el que ustedes mismos se den cuenta y no seré yo quien se los haga saber. ―no estoy captando nada de lo que dice. Decidí restarle importancia, y Floyd parecía estar de acuerdo conmigo ya que, solo bufó y siguió manejando― Y...supongo que...gracias por salvarme una vez más. No sé qué haría sin ustedes, siento ser tan desequilibrado y precipitado.

― No pasa nada, aquí estamos, para apoyarnos los unos a los otros. ―me sorprendió escuchar a Floyd decir aquello. Tan duro y perseverante que él es y diciendo esas cosas, parece como si estuviera soñando, me sentí hasta orgullosa al escucharle que resistí el impulso de abrazarle solo porque estaba manejando. Sonreí levemente y apenas me volteé dispuesta a ver a la ventana, di un leve respingo al sentir como su mano libre apretaba la mía con cierta calidez, miré su rostro y cuando lo hice una punzada en mi diafragma hizo acto de presencia. ¿Por qué estoy sintiéndome así? Todo esto es tan nuevo para mí. 

So FreshDonde viven las historias. Descúbrelo ahora