Se dice que donde fuego hubo cenizas queda. Un viejo y tosco dicho que en ocasiones es utilizado de forma boba e inservible. Algo para explicar la fogosa sensación que se siente dentro de sí al reencontrarse con algún amorío del pasado que dejó huella en tu corazón y cuerpo. Para Yoongi, aquel dicho había sido como una estaca en el corazón. Sentía todo su interior arder con tan solo recordar lo que se sentía el estar junto a el, refugiarse en sus cálidas palabras mientras se hundía sobre su piel.
— Tu aún sigues enamorado de él, ¿No es así? —la chica de cabello largo lo observaba de manera inquisitiva aquella escena.
Los sorbidos de Yoongi eran lo único que se oía en la habitación color rosa de la chica. Ella aún no comprendía la situación, ya que Yoongi simplemente había llegado más rápido de lo previsto y posteriormente se lanzó en su cama para sollozar. Lo único que atino a hacer, fue acariciar la fina espalda de su mejor amigo, trazando pequeños círculos y estrellas sobre la tela de su camisa.
— Solo, no lo sé, lo odio. mierda, no sabes cuánto —gruño sobre el cobertor— pero cuando lo vi ahí, frente a mi con su estúpida e irritante sonrisa yo simplemente...
— Caíste nuevamente —canturreo la chica mientras se alejaba temiendo a que el chico abatido la golpeara. Pero al contrario, el chico simplemente elevo su rostro dejando al descubierto su rostro echo un desastre, dando a entender la respuesta.— Bien, esta bien. Solo, solo no lo has visto durante mucho tiempo, ¿Si? No pasa nada.
— No puedo siquiera verlo, sin sentir asco y cosas extrañas a la vez. Odio está sensación —gruño suavemente y se sentó sobre el colchón en forma de indio. Sabia que se mentía a sí mismo describiendo como 'asco' lo que había sentido en cuanto sus miradas conectaron— ¡Mierda! Maldito hijo de puta. Lo odio con toda mi vida.
— No es cierto, Yoongi.
— ¡Claro que sí! Maldición, me hizo mierda, no le interese en lo más mínimo, ¿Siquiera me amo alguna vez? Si fue así, ni lo demostró de la manera adecuada. —golpeo repetidas veces el cojín pequeño en forma de cilindro y observó a su menor— y tú, que me ves imbécil.
— veo lo estúpido que te vez de esta forma. Creo que es verdad lo que dicen —murmuro encogiéndose de hombros y Yoongi hizo una mueca de duda— Eso de que el amor te pone idiota. Pero, oh —sonrio alegremente y se levantó— yo te conocí así de idiota, así que no te preocupes, enamorado o no, seguirás igual. Don't worry bae.
— Eres una mocosa mal educada —murmuró entre dientes sonriendo finalmente. Siempre sabía como alegrarlo o sacarle una sonrisa— gracias. ¿Cuando decías que se entregaba el proyecto?
— Eso ya no interesa. Lo que importa ahora es que tú estés bien, así que quítate esa camisa y esos pantalones ajustados. Hoy faltaremos a clases —elevo la voz en la última frase, debido a que se había alejado lo suficiente como para no ser oida. Tomó la ropa que Yoongi dejaba en su casa cada que se quedaba a dormir y se la lanzo, dándole directamente en la cara— Rápido babo, te prepararé lasaña. Y si te comportas te daré algo mucho mejor, ya verás.
— ¿Ah si? —el chico enarco una ceja mientras se desabotonaba la camisa y a la vez se la quitaba, dejando al descubierto su blanca y lisa piel.— que es.
— una crema bronceadora no te vendría nada mal, cariño —bromeo la chica observando a su amigo.
— Cierra la boca tarada, se te cae la baba —finalizo mientras se ponía la polera negra con logo de gatito blanco. Sonrió al ver que su contraria tenía la misma, pero con los colores invertidos.
"Así seremos los mejores amigos poer siempre yoongi, siempre quise tener una" escuchó en su mente el recuerdo de aquella ocasión en la que ambos pasaron frente al escaparate de una tienda de ropa combinada.
— Ni aunque fuera heterosexual me fijaría en ti Min Yoongi —sonrio burlesca— eres demasiado gay para funcionar.
— Decir frases de películas no te hace graciosa, niñita. Es mejor que te apresures si no quieres verme llorar de nuevo.
Sin más, la menor se alejó dejando al chico de cabello negro solo. Sus pensamientos le hicieron compañía durante los minutos siguientes, y la impaciencia e incertidumbre le carcomia la cabeza. No sabía el porqué de su regreso, tampoco quería averiguarlo, pues creía tener un indicio.
"Solo espero no volver a esa maldita cafetería, mientras tanto, todo estará bien"
Se calmó a sí mismo recostandose nuevamente en la cómoda cama. Paso ambas manos sobre su rostro y suspiro frustrado debido a la ola de sentimientos que lo habían estado abatiendo desde que sus amigos llamaron a aquel ya conocido mesero.
De pronto, sintió como un balde de agua fría caía sobre sus dudas y miedos. Sus piernas temblaron aún sin estar de pie y pronto supo lo que suponía era una verdad; Jimin sabía la dirección de su hogar."Mierda".