Ganas de más

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Después de sellar nuestro secreto, de admitir que de momento es mejor así, por mí y para no recibir presiones ni tener que dar demasiadas explicaciones al público, a nuestras amistades compartidas y al mundo en general, salgo de la habitación contenta, cansada y con una felicidad extraña.

Tengo la respuesta que necesitaba y en parte, lo echaba de menos. Y sin agobiarme en exceso. Y ha sido un escenario mucho mejor que los que había montado en mi cabeza. 

Mientras espero el ascensor, echo un vistazo a mi cara en el espejo. Tengo parte del maquillaje corrido. Mi pintalabios se ha ido a parches y sólo queda la parte del borde de mis labios de color rojo. El eyeliner se ha ido a medias y me rehago la coleta rápidamente antes de oír el sonido del ascensor que llega a mi planta. Me limpio los restos de pintalabios con el dorso del antebrazo y me lo cubro con la manga del body. 

Llego al parking y rebusco mis llaves. Salgo y me choco con Zack, que está yendo en dirección opuesta a la mía. 

-T/N, mientes muy mal. - comenta entre risas. 

Le miro mal pero lo acompaño con una sonrisa. 

-Es un secreto, ¿vale? Entre los tres. Por muy raro que sea. -añado, algo desconcertada. 

-Mi boca está sellada. No quiero saber qué habéis hecho, demasiado para mí.- dice, como un padre que no quiere reconocer que su hijo es adulto y yo me río. - La cuestión es, ¿me lo puedo llevar?

-Todo tuyo- respondo con un gesto caballeroso. 

Zack me responde con una gran sonrisa y me hace un gesto militar. Le sonrío de vuelta y me voy hacia la moto. 

Me dejo el casco por encima de la frente y le pego una patada al caballito. Subo a la moto y me acabo de bajar el casco. Trato de dar gas e intento comprobar que todo está bien para que no se me vuelva a calar el motor. 

Doy gas y mi moto ruge. Salgo del parking y por suerte queda muy poca gente, que sigue esperando a que Brendon salga por la puerta principal de Koko. 

No me fijo en si me ven o no me ven, el primer semáforo está en verde y acelero. 

Aparco dónde siempre y bajo el caballito con un golpe con el pie derecho. Antes de ir a casa y no sé si encontrarme con Holly, me quito el casco por la cabeza y me reordeno un poco el pelo. 

Me quedo mirando fijamente el portal de mi edificio, mientras mi mente no para. ¿Cada cuándo nos podremos ver? ¿Cómo? ¿Dónde? ¿Qué normas vamos a poner? No sé si esto implica cualquier tipo de exclusividad.

Tengo una extraña sensación de querer más, de haber querido disfrutarle más hoy  y se me escapa una sonrisa tonta cuando bajo de la moto y voy hacia la puerta. Qué rara es la situación pero qué bien me sienta tenerlo de vuelta en mi vida. De alguna manera.

Entro en casa y dejo las llaves en el bol de la entrada. Evie viene trotando a restregarse entre mis piernas y veo a Holly tirada en el sofá con el móvil. 

Mi gata maúlla y me mira con ojitos redondos. 

-No le hagas ni puto caso - dice mi amiga, con los ojos todavía clavados en su móvil - le he dado latita hace media hora. Que no te engañe. 

Suelto una risita e intento ir hacia mi habitación, aunque Evie no me facilita las cosas. 

-No, señorita.- le digo con una voz completamente exagerada - tus maullidos de hambre son mentira. 

Parece entenderme y decide ir a dormir su enésima siesta del día en la cama de Holly. Entro a mi cuarto, cierro la puerta y me desnudo. Cojo un pijama limpio del armario, ya aprieta el frío y quiero ir cómoda, dentro de poco tendremos que empezar a encender la calefacción. 

Me suelto el pelo y remuevo mi bolso en busca de mi teléfono. Entre varias notificaciones, veo un mensaje de Brendon. 

Lo abro y es un selfie suyo, semidesnudo, con sólo la sábana cubriéndole la parte baja del cuerpo. Está tumbado boca abajo y está despeinado, pero lleva las gafas. 

Un escalofrío agradable recorre mi cuerpo y leo el mensaje adjunto. 

"Me has dejado con ganas de más". 

Sonrío y miro la hora a la que me lo ha enviado: no hacía ni 5 minutos que me había ido. 


Victorious (Brendon Urie y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora