“Había algo en nosotros que siempre nos hacía regresar. No sé aún si era el amor, o si es que nunca nos íbamos del todo”.
Katerine llevaba tiempo esperando este momento. El momento en que, dos personas que realmente se querían, podían demostrarlo de alguna manera. Además, uno de sus sueños siempre había sido un beso en la playa a la luz de la luna. Si, llamadla romántica y extremadamente sensible, pero así es como era ella: sencilla y sencillamente adorable. No quería que la dejara de besar, jamás. Sentir su aliento rozando el bello de su piel, haciéndolo escalar hasta recibir un escalofrío. Una lengua entrelazada con la suya, y unos labios difíciles de separarse aunque el tiempo o el momento así lo quisieran. Sentía, de vez en cuando, los dientes de Harry mordiéndole los labios, y era una de las cosas que más le debilitaban. Decidió que una buena forma de agradecérselo era hacerle lo mismo, morderle con suavidad hasta sentir su sonrisa clavada en la de Katerine.
De repente, Harry estiró a Katerine en la arena, sin aún dejar de besarla. Sus besos, cada uno de ellos tenía un sabor diferente, pero todos perfectos. Estaban estirados uno al lado del otro, sin perder la pasión y la ilusión de unos labios pegados, devolviendo la sonrisa a sus corazones.
-Joder, cómo besas pequeña.
Katerine empezó a reir, a la vez que Harry jugaba con su pelo y le besaba el cuello.
-Pues anda que tu, ricitos.
Harry seguía besando el cuello de Katerine, y eso a ella... Le apasionaba. De vez en cuando iba mordiendo, y como respuesta de ello, Katerine reía más y más. Harry la agarró fuerte y empezó a tocar su espalda, a la vez que sus labios se dirigían de nuevo a los de Katerine. De repente, Katerine sintió cómo esa mano que Harry tenía en su espalda, haciéndole cosquillas, iba bajando poco a poco, y poco a poco también Harry se puso encima de ella. Los besos cada vez expresaban más pasión y menos inocencia. Harry puso la mano en su barriga, e fue bajando hasta meterla debajo de los pantalones de Katerine. Ella estaba disfrutando, pero tenía miedo. Miedo a que fuera como todos, miedo a que eso fuera un “he disfrutado contigo, pero si te he visto no me acuerdo”.
-Harry..-Le susurró.
-Lo siento-Respondió.
Le quitó la mano, pero siguió besándola con los ojos cerrados. Al cabo de unos segundos, lo intentó de nuevo: Puso su mano por debajo de los shorts de Katerine.
-Harry, no puedo, de verdad…-Susurró de nuevo, Katerine.
-Vale pequeña, no pasa nada- Dijo Harry, acariciándole la mejilla.
-Me siento fatal, pero no estoy segura…
-¿Sabes qué?-Preguntó, sonriendo-que te voy a esperar todo el tiempo que haga falta.
-Gracias por entenderme, tonto. Gracias por esperar. Gracias por no irte.
Harry la levantó y Katerine lo abrazó fuerte, con una fuerza inmensa, una fuerza que reflejaba lo orgullosa que estaba de él y todo lo agradecida que estaba de estar allí, esa noche, pisando esa arena, agarrando fuerte a esa persona que cada vez le estaba cambiando más la vida. De pronto, Harry se fue acercando a ella de nuevo, a la vez que Katerine empezaba a reír otra vez.
-A ti por existir- Dijo Harry, a la vez que la cogía como a una princesa.
La noche pasó rápido. Quizás había sido él, el hecho de que cuatro horas a su lado fueran apenas milésimas de segundo, el hecho de que llegara alguien en su vida que se la transformara por completo, que la hiciera un poco menos complicada. Poco a poco, día a día, sonriendo y confiando en que lo mejor estaba por venir. Quizás raro, quizás especial, pero Katerine estaba junto a ese tipo de personas por las que valía la pena luchar.
Entre pensamientos y reflexiones, allí estaban ellos: Cogidos de la mano, andando hacia dónde estaban los demás. Katerine vió a Anne, y fue corriendo hacía ella. No podía faltar ese abrazo de mejor amiga después de besarse con el chico de sus sueños. Anne, emocionada, la abrazó imaginándose la causa permanente de la sonrisa de Katerine. Después de ello, Katerine miró a William que venía hacia ella.
-Te lo dije, enana- susurró, a la vez que le guiñaba un ojo.
Katerine sentía que William sería alguien muy importante en su vida: Más que un amigo. Quizás cuñado, quizás hermano. Un chico que siempre estaría allí para ella, a pesar de lo poco que hacía que se conocían. De pronto, Anne cogió del brazo a su mejor amiga.
-Bueno, ¿y cómo ha ido, reina?
-Pf, muy bien, hermana. Después te cuento-Respondió, Kate.
Decidieron que ya era hora de volver a casa, pues en esa playa ya apenas había gente, ese recinto se basaba en botellas de alcohol tiradas por el suelo, cenizas y unas olas que apenas se escuchaban, ya que el viento se había esfumado. Anne y William habían bebido un poco más de lo que debían, pero aún así, se reconocían. Iban saltando y gritando por las calles de Amsterdam, sin tener en cuenta toda la gente que ya dormía, básicamente el noventa y cinco por ciento de la población. Detrás suyo iban Harry y Katerine, aún cogidos de la mano, riendo por la naturalidad que llevaban sus mejores amigos. Así fue que llegó la hora de despedirse de William, ya que su casa quedaba más cerca que las otras. Anne se transformó una vez se despidió de él: parecía ser normal y todo. El siguiente era Harry.
-Bueno niñas, yo me despido. Anne, adiós cuñadita-Rió- y Katerine.. Te quiero-Añadió.
-Adiós, cuñado-Dijo Anne, sorprendida.
Pero Katerine.. Sólo se dignó a sonreír. Y allí estaban, solas, debajo una farola que iluminaba la calle de su casa. Dos mejores amigas con complejo de hermanas.
-¿Qué? ¿Tienes que contarme algo?-Dijo Anne, emocionada pero pícara.
-¿Yo? Para nada. Simplemente me he besado con el hombre de mi vida, ha intentado que le regalara la virginidad pero no he aceptado, y me ha prometido que me esperaría- Respondió Katerine, riendo a la vez- Nada importante.
-¿¿¿¿Qué???? Katerine, ¿por qué no lo has hecho con él? Tiene buena pinta.
-Por qué no quiero enamorarme de alguien que es como los otros tíos, Anne.- Dijo Katerine- Pero tranquila, que de todos modos he comprobado que no lo es.
-¿A qué te refieres?- Preguntó Anne.
-Cuando me ha dicho que me esperaría, cuando sus labios han pronunciado esas palabras acompañadas de esa sonrisa..-Hizo una pausa- fue allí, justo en ese instante, cuando descubrí que no podía mirar a nadie como lo miraba a él.
Anne la abrazó, lo que había dicho su mejor amiga era señal de que en los próximos… Más bien, el resto de toda su vida estaría escuchando constantemente la palabra “Harry” saliendo de la boca de su mejor amiga. De repente, Katerine dejó de abrazarla.
-Sé que Harry vale la pena, pero bueno, como su mejor amigo, ¿no? –Le preguntó Katerine, con tono burlesco.
Anne le dio con su puño en el hombro cariñosamente.
-En fin-Dijo Anne, a la vez que suspiraba- ¿algo más que contarme, mejor amiga enamorada?
-No, simplemente no sé cómo explicarlo. Es él, y se que debe serlo. Es Harry. Con H de héroe.
-¿Héroe? ¿Por qué? ¿Vuela?-Preguntó Anne, riendo.
-No,- Dijo Katerine, acercándose a su mejor amiga- pero me hace volar.
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Hold me, idiot
Подростковая литература"Ese amor que no sabes a ciencia cierta qué significa, que no sabes ni dónde empieza ni dónde acaba. Te gusta verlo, encontrarte y hablar con él, te cae bien y, cuando pasas un poco de tiempo sin verlo, lo echas de menos. En fin, ese amor que no pue...