Capítulo 16

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-Ve a dormir, ya es tarde.- Dijo Martín señalandome una cama.

-Donde dormirás?

-En el sofá.

Asentí.

-Buenas noches.

-Descansa, princesa.

Me acosté en una cama con sabanas azules mientras escuchaba el crujir de la madera quemándose en la estufa.

Un golpe me hizo despertar, parecía haber sido un disparo. Me levante de mi cama blanca como el papel y camine por mi cuarto hasta la puerta.

-Clara?

-Ven, ven conmigo. No salgas Sara. 

Clara entró a mi habitación y la cerró, luego se sentó en el suelo abrazándome.

-Que pasa?- Dije viéndola llorar.

Clara hizo una señal de silencio colocando su dedo índice en sus labios.

Se escucharon muchos pasos y gritos desde afuera.

-La reina!

-Dios mío.

Había ocurrido algo allí afuera y quería ir a ver.

-Quiero ir a ver.- Le dije a mi hermana.

-No, no Sara.

Me zafe de ella y corrí hacia la puerta abriéndola y corriendo hacia la habitación de mis padres, Clara venia detrás de mi. No había nada en la habitación de mis padres así que corrí hacia el estudio de mi madre. Tuve que correr entre guardias, sirvientes y choferes hasta llegar a su estudio.

Una capa de plástico negro cubría algo en el medio del estudio. 

Gonzalo, mi padre estaba sentado en una silla con los ojos rojos y su cabeza entre sus piernas. Corrí hacia el bulto oculto por esa capa de plástico y zafándome de mi hermana y los guardias pude sacarla bruscamente.

Su vestido blanco estaba arrugado y manchado de sangre, a su lado una pistola descansaba con su boca apuntado a la cabeza de mi madre. Un agujero estaba arriba de la oreja de mi madre en el lado derecho de su cabeza y en el lado izquierdo una raya coloreada de rojo carmesí. Su cabello rubio estaba disperso y mojado con sangre.

Miles de brazos me rodearon y me sacaron de allí.

-Mamá! Mamá! - Dije llorando.

Termine en los brazos de mi hermana. Ella intentaba no llorar, ella quería guardar todo el miedo en su interior, esconderlo y no verlo jamas. Eso hizo mi madre, escondió su propio infierno en su interior y lo protegió de todo para  que no sea descubierto pero nunca supo detenerlo, cuando su infierno la estaba comiendo por dentro ya era muy tarde.

Una mano fría me hizo reaccionar y abrir mis ojos.

-Te encuentras bien? 

Martín estaba a mi lado, sentado en la cama.

-Si...

-Estabas llorando y gritando, fue una pesadilla?

Fue mas que eso, fue una visita al pasado.

-Si, solo una pesadilla.

-Creo que ya puedes irte, Cross quería que te fueras al amanecer pero puedo hablar con el.

-Gracias.- Dije abrazándolo.

-Puedes confiar en mi, princesa.

Martín se levanto y golpeo la puerta.

-Sara puede salir.

-Si, señor.

El me tendió su mano y me ayudo a levantarme.

-Siento lo de tu pierna.

-Estará mejor.- Dije esbozando una sonrisa.

La puerta se abrió y un guardia me sostuvo cuando Martín me soltó.

Martín besó mi mejilla.

-Habla con Lucas.- Susurro en mi oreja.

Asentí.

La puerta se cerró y el guardia me llevo hasta la habitación.

El guardia saco una carta del interior de su campera y me la dio.

-Cross la envía.

Asentí.

Llegamos a la habitación y el guardia abrió la puerta y entré. No había nadie alrededor, luego de que se cerro la puerta un silencio muy espeso se disperso por toda la habitación. Me arrodille contra la pared y abrí la carta.

"Querida Sara, espero que hayas pasado muy bien la noche con Martín. Tara ya fue liberada y esta con su cuidador ahora mismo. Todas han sido separadas y vivirán con su cuidador desde ahora, Lucas ya se instalo en la habitación. Eres mi favorita y por esa razón te has quedado con la habitación mas grande. No me hagas cambiar mi opinión sobre ti. 

Atte. Cross."

Mi cuerpo se alivio, no se si debo confiar en Cross pero si es por el bien de Tara confiaré en el.

Me levante lentamente y caminé por las camas tambaleándome y coloque la carta encima de una mesa pequeña, mire hacia mi alrededor y un bulto se encontraba en mi cama. Seguramente es Lucas pero que hacia allí?

-Lucas?

Me senté a su lado y le quite lentamente las sabanas, estaba completamente dormido. Hasta su expresión cuando esta dormido era firme. 

No llevaba puesta su camisa, se podía apreciar su perfecta espalda bronceada y trabajada. Sus abdominales marcados.

Me acosté a su lado, lo abracé y me hundí en su pecho.

Luego de unos minutos el me abrazos fuertemente y besó mi frente.

-Te ha hecho algo?- Dijo abriendo sus ojos.

-No... Pero me ha dicho algo muy importante.

-Quiero escucharlo pero antes quiero sentir que estas a mi lado.

Me besó delicadamente.

Corre princesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora