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-¡Kat, Kat, despierta! ¡Estoy aquí, no estás sola, joder! 

Abro los ojos. Estoy empapada de sudor. Me encuentro con una Lynn de rostro preocupado, que me tiene agarrada por los hombros, zarandeándome suavemente.

-U-una pesadilla.. -susurro aliviada al ver que ya había terminado.

-¿No jodas? ¿En serio? No lo sabía -me contesta sarcástica. -Dime, por favor, que no vas a estar de mala leche toda la maldita semana, como hace año y medio. No sabes lo irritante e imbécil que te vuelves. Dan ganas de darte unas cuantas hostias para quitarte ese mal humor.

-Dependerá de como se presente el día -suelto un suspiro sonoro. -Necesito una ducha urgéntemente -digo irritada, levantándome de la cama. Maldita sea, qué calor.

-Pues tienes tiempo de sobra. Nos queda una hora y media larga, ya que alguien se dedica a pegar chillidos y a despertar temprano a los demás -dice fingiendo indignación.

-No bromees con eso, no te habría gustado estar en mi pellejo durante la pesadilla. Aunque ahora no la recuerdo bien, sé que fue horrible -replico, fulminándola.

-Vale, lo siento. Ve a darte esa ducha. Apestas -dice seria. La miro con los ojos como platos. -Es broma, relájate -exclama y ríe al ver mi expresión.

Me alegra que en esta casa cada dormitorio tenga su cuarto de baño, así no tendré que arriesgarme a que mis padres y mi hermano me vean en este estado. Entro y me encuentro con mi reflejo en el espejo. El color de mi rostro se asemeja al color blanco del lavabo, por no decir que es idéntico. Unas horribles ojeras se dejan ver. ¿Acaso no he dormido nada en toda la noche? Mi pelo está todo enmarañado y feo, mis ojos están algo llorosos y de un azul apagado y triste. Suspiro. Me desvisto, dejo caer el pijama empapado en la cesta de ropa sucia y me meto en la ducha. Abro el grifo y una fría lluvia cae sobre mi cuerpo haciéndome estremecer. Un alivio me invade. Creo que el agua tiene algún poder sanador, porque me encuentro muchísimo mejor al instante. Mientras me lavo el pelo los recuerdos de la pesadilla cruzan mi mente y mi corazón empieza a latir más rápido. El alivio desaparece. La imagen de los ojos verde lima me martillea una y otra vez, y el recuerdo del dolor -tan real- que sentí cuando me clavó, lo que fuera, en el corazón me provoca escalofríos. ¿Por qué habré soñado eso? ¿Será una especie de advertencia? Espero que no, porque entonces... necesito hablar con el chico de negro al que pertenecen esos ojos, pero si resulta que es un asesino.. vamos mal.

Termino de enjabonarme el cuerpo, me aclaro cuerpo y pelo. Salgo y me envuelvo en la toalla. Me vuelvo a mirar en el espejo y veo que mis mejillas van cogiendo un poco de color. Me seco y me pongo el albornoz. Me lavo los dientes y me mojo la cara con agua fría para desvelarme un poco más. Cojo un poco de corrector y me lo aplico sobre las inmensas ojeras. Algo mejor.

Salgo y veo a la peliazul vestida con unos vaqueros ajustados y rajados por la zona de la rodilla izquierda que realzan sus bellas curvas, una camiseta blanca básica y una camisa de cuadros rojos y negros encima. Lleva también unas converse rojas. Está inmersa en algo que hay en su móvil. Cuando nota mi presencia, levanta la cabeza, me observa de pies a cabeza y me dedica una media sonrisa.

-Ya no estás tan, tan pálida como antes.

-¿De dónde has sacado esa ropa? -le digo dirigiéndome hacia el armario.

-Una pequeña idea que se me ocurrió hace tiempo -dice, encogiéndose de hombros y mirando de nuevo a su móvil.

-¿Quién necesita tanto de tu atención para que estés tan inmersa en el móvil? -pregunto, girándome hacia ella.

-Eh, nadie importante -contesta bruscamente sin mirarme.

-¿Nadie importante? -levanta la cabeza para mirarme. Se encuentra con mi expresión interrogante.

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⏰ Última actualización: Sep 12, 2014 ⏰

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