Capítulo 31

2.5K 252 10
                                    

Después de haber hablado con Matilde, miré con devoción a mi marido pensando en lo mal que lo tuvo que pasar cuando lo separaron de su madre y encima con engaños.
Ahora, después de tantos años, madre e hijo vuelven a reencontrarse pasando el máximo tiempo posible juntos. Por aquellos días que le robaron prohibiéndoles disfrutar uno del otro.
Ahora Alois está pendiente de su madre, hermana y del negocio. Se ocupa de todo y por supuesto yo adoro a Estrella y Matilde. Me siento muy a gusto trabajando en la pastelería cuando salgo de la universidad.

Una tarde había organizado una merienda con motivo de poder pasar una tarde juntas con mis dos mejores amigas.
Estrella llegó en la mañana y Alba llegó algo más tarde.
Nos encontramos sentandas en la alfombra escuchando nuestras penas.
Alba lleva una vida muy difícil, y aunque tiene mucho coraje, en ocasiones se viene a bajo y no es para menos con todas las responsabilidades que tiene.

— Alba, no digas que no eres apta para el amor. Estoy segura que algún día encontrás al hombre que convierta tus lágrimas en risas y estará al pendiente de tí. — Me da tanta pena de ver así tan decaída a mi amiga que no sé cómo animarla. Su tristeza puede llegar a ser contagiosa.

— Uff, con mi situación ni pidiéndole un favor a papá Noel me lo concedería. Además, que quede entre nosotras tres. Sabéis, la otra noche Héctor y yo nos besamos.

— ¿En serio? ¡¡Wuau!!— Gritamos entusiasmadas Estrella y yo, aunque Alba no se ve muy bien que digamos

— A ver, no voy a negar que el muy condenado besa de lujo, pero... sé perfectamente que Héctor no siente nada hacia mí.  Y eso me entristece, pues le tuve que pedir que me besara. Vale, puede sonar a desesperación, pero esque tenía curiosidad de probar sus labios y no voy a negar que me gustó cómo me besó. Así cómo uno de esos besos de telenovela. 
Aunque pensándolo bien, me he dado con un canto en los dientes.

— Alba, debes de dejar a Héctor que ponga sus ideas en orden. Pienso que ahora después de haber dejado a Bianca no creo que esté preparado para una relación. Sigue mi consejo, y si en verdad te gusta, tú amistad le hará mucho bien y quién sabe quizás pueda existir esa chispa entre vosotros.

— Lleváis razón amigas. Hasta yo me he dado cuenta de que me estoy precipitando. Además, me gustó mucho el beso de telenovela que me dió. Ummm... Aún puedo saborear sus labios.

Admiro a mi amiga. Aunque esté deprimida ella siempre saca fuerzas mostrando una bella sonrisa haciendo como que los problemas no le afectan. Me orgullece ver lo optimisma que es y todo el esfuerzo y empeño que pone en las cosas, lo que le hace una mujer valiente en todos los sentidos.

Continuamos con nuestra tarde de chicas hablando de todo un poco hasta que somos interrumpidas por Héctor y mi marido.
Él siempre tan detallista como siempre me hace entrega de un precioso ramo de flores y un aterciopelado beso que hace que me sienta cada vez más adicta a él.
Propongo que nos sentemos todos en la mesa a cenar.
Héctor habla con Estrella sin prestar casi atención a Alba a pesar de que ella intenta inútilmente captar la atención de Héctor.
Siento pena por Alba. Temo que sus ilusiones se vuelvan en polvo y de nuevo vuelva a encerrarse en su caparazón para no querer seguir conociendo el amor.

Lo que más admiro de Alba es la manera que tiene de esconder su dolor. La conozco demasiado bien, sé que tiene un carácter fuerte y no le importa sacar la cara por el más débil. Y aún así, ella se esconde de sus emociones. Puedo leer en sus ojos lo mal que le ha sentado el rechazo por parte de Héctor, pues ella lo quiere ayudar a pesar de sentirse atraída por él. La decepción y la desilusión se dejar ver el el reflejo de su mirada, y aunque trates de convencerla que debe seguir adelante, ella me muestra su sonrisa quitándole importancia al asunto.

QUERER, NO ES OBLIGARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora