Todo comienza con un simple juego, me encontraba yo a la misma hora todos los días jugando el mismo videojuego donde se puede interactuar con demás personas.
Yo era un chico solitario y con pocos amigos, vivía en ese entonces en una ciudad pequeña, estudiaba, era hasta un punto un estudiante promedio. Nada mal para el tiempo que desperdiciaba jugando.
Sentía que de algún modo no podía comprender las emociones de los demás, no sabia cuando estaban tristes, enojados, felices, simplemente era incapaz de saberlo. Lo único que podía hacer era siempre decir estupideces, bromas y cosas de ese estilo para que rieran siempre. Por otra parte yo siempre estaba destrozado, de solado, estaba deprimido todo el tiempo.
Tengo una familia como casi todo el mundo, hermanos sin un propósito en sus vidas, una hermana que era más o menos estable, y por ultimo mis padres que no eran los más responsables. Uno no siempre puede tener lo que desea, pero si conformarse y aceptar lo que tienen, ahora que conocen una parte de mi les contaré como todo eso dejó de ser tremenda basura con solo conocer una chica.
Era un día como cualquier otro, el sol estaba deslumbrante, demasiado para mi gusto, lo que no sabía era la sorpresa que este día traía.
Entré al juego, inicie una partida y empecé hacer lo que mejor hago, de pronto un "amigo" por así decirlo, entró conmigo y me habló por el chat que esta en la esquina inferior derecha,
Amigo .—Hola, ¿como estas?
Arrocito .—Estoy bien, estoy solo intentado jugar sin que nadie me distraiga.
Amigo.— Talvez por eso siempre te veo solo y con pocos amigos.
No hubo más que solo silencio segundos después... De un momento a otro llegó una persona de nombre "Queen Wolf" yo no sabia quien era y que buscaba, incluso llegue a pensar que era un chico tratando de bromear y ridiculizar a otros.
Con la duda me dispuse a preguntar quien era, que buscaba. Llegó a llamar mi atención, quería conocer más de esa persona. Terminado todo, supe que era una chica, un año menor que yo y vivía en mi mismo país. Después de todo eso fui a dormir y descansar un poco.
Al día siguiente sin previó aviso vi que tenia un mensaje, no podía imaginarme quien seria, así que solo salude y pregunte quien era. Estaba feliz y y sorprendido a la vez, era ella, no sé como había podido conseguir mi número, imagino que se lo dio haber dado mi "amigo". Aún que me molestaba un poco en el fondo estaba feliz por eso.
Estuvimos hablando hasta un punto en el que no nos costaba hablar de nosotros, las conversaciones eran fluidas, todo era como el resplandor del sol después de una gran tormenta.
Los días pasaron y mi manera de pensar iba cambiando, ella lograba sacar emociones que había olvidado, era algo nuevo, algo increíble. Sentía que debía estar con ella.
Por supuesto como en todas las historias de amor, no siempre todo son flores y colores.
Me había callado todo eso que sentía por que para mi esa persona era " especial", no podía arriesgarme a decirle lo que sentía por miedo a perderla. Claro que mi baja autoestima no ayudaba mucho.
Después de 3 meses yo estaba en varios problemas con la escuela, empezaba a faltar mucho, perdía mi tiempo hablando, incluso dejé de jugar, no sabia que hacer. Estaba confundido, sólo y sin esa persona que alegraba mis días. Claro que tampoco la veía como mi felicidad, no podía depender de ella, no podía ponerla en un pedestal. Ya que no éramos nada más que solo amigos, aunque ese sentimiento territorial me hacia quererla solo para mi.
Un día llegando de la escuela no sé como pero mi teléfono no quería encender me había quedado sin como poder hablar con ella. No me preocupe mucho y fui hacer tarea, leer un libro y distraerme un poco de todo. Oscureció y decidí probar haber si mi teléfono ya estaba bien, unos minutos de estar probando, encendió. Rápidamente fui y a ver mis mensajes y vi que ella estaba preocupada por mi, me había mandado tantos mensajes que me tomo un poco de tiempo de terminar de leerlos, respondí que no importara lo que pasará yo estaría ahí para ella incondicionalmente, tiempo seguido mi celular se apaga otra vez para no volver a encender...
Cerré los ojos y me fui a dormir, en la mañana siguiente mi teléfono estaba descompuesto totalmente.
Me vestí, me fui a la escuela y otro día de basura empezó.
Las clases eran aburridas, nada me levantaba el animo. Un maestro se dio cuenta de eso vio mi mirada decaída y supo lo que pasaba, me preguntó
.— Es una chica, ¿verdad?
.—Mmmm, ¿Se nota tanto?
.—Eh vivido tanto tiempo como para saber cuando uno esta sufriendo por amor, debes de comprender que las mujeres no siempre te van a querer como eres y que...
No escuche mucho de lo que dijo. Sentí que solo quería desahogarse con alguien, de todos modos no esperaba mucho de un anciano con un sombrero blanco.
Los días pasaban y me sentía cada vez más inquieto y con ganas de hablar con ella, era un infierno no tener un medio por el cual comunicarme, dejé que todo pasará sin mas. Después de todo en unas semanas tendría un teléfono nuevo.
Era un día en diciembre, estúpidamente había olvidado el numero de ella y no tenia manera de recuperarlo, en eso me llega el mensaje de un amigo suyo, me dijo que ella estaba preocupada por mi, qué quería saber como estaba, no se como le habrá hecho para contactar me, hasta la fecha es un misterio. Lo que si me hizo feliz, yo no sabia que me extrañaba, pero aún así todavía no podía ir y hablarle, no lo sé, no sentía que era el momento.
Ya en finales de diciembre me dispuse a mandarle mensaje, extrañaba hablar con ella, y no se me ocurrió otra cosa más linda que decirle...
.—Arrocito: Que bueno que te encuentro, ando medio enojado contigo.
.—Frijolito: ¿Por que? *carita triste*
.—Arrocito: Por qué compre una caja con 12 bombones, esta mañana revise la caja y solo habían 11 ¿Quien te dió permiso de salirte? *carita enojada*
Al menos esa era mi manera de enamorarla, todo fue lindo, hasta que después se me ocurrió decirle lo que sentía. Claro que no estaba listo para estar en una relación ya que tengo más defectos que virtudes.
