33. "Luces y villancicos"

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–Entonces, debemos arreglar este cableado y luego podremos ponerlos de nuevo en la puerta –me informa mi papá.

–No puedo creer que en una noche que no estoy destrozaron lo que había tardado una semana en poner en mi habitación. Ahora tardaré aún más reparándolo –digo con mis brazos en jarras.

–Wow. Eres igual a tu madre –quedo sorprendida al escuchar ese comentario–. Ella siempre quiso que todo fuera a la perfección y si sucedía algo así se frustraba tanto que se ponía en esa posición y nos miraba tan intensamente que si las miradas mataran estaríamos súper muertos.

–Papá, ¿la extrañas?

–¿Qué?

–¿Qué?

Quedo impactada por lo que acabo de preguntarle, al igual él queda boquiabierto por mi pregunta. Nos sumimos en un silencio incómodo y yo decido empezar a levantar los carteles que están tirados en el suelo a causa de la ventana que dejó mi padre abierta anoche, luego los pego de nuevo en la pared y ordeno mi cama.

Anoche luego de que mi papá me fuera a dejar con Sasha volvió a casa y quedó impactado al ver que compañeros habían llegado y lo estaban esperando para celebrar la víspera de la víspera de navidad. Lo sé, absurdo. Mi papá no puso objeción debido que yo no estaba, así que se emborracharon tanto que destrozaron la casa por completo, y mi habitación con ella.

Cuándo llegué en la mañana mi papá se encontraba en el sofá de la sala con una botella en sus manos, tres hombres más tirados en la cocina, uno en la habitación de mi padre y toda la casa irreconocible. Desperté a mi papá y obligué a los otros amigos de él, literalmente, a que se fueran, pues los eché a patadas de la casa y empezamos a ordenar toda la casa con mi papá. Especialmente mi habitación.

Todo en mi habitación estaba tirado. Quitaron los pósters que tenía pegados a la pared, mi cama la pusieron patas arriba, unas luces que había puesto dentro de la habitación para decorar por la época las arrancaron y le hicieron un corte que provocó que el cable quedara casi inservible, sacaron mucha ropa de mi armario y luego lo tiraron al piso, la mesita que tenía al lado de mi cama estaba intacta pero la lámpara sobre ella no, mis zapatos estaban regados por toda la habitación, y por último pero no menos importante, botaron mi puerta. Además de eso habían latas de cerveza tiradas por mi habitación.

Agradezco mucho el hecho de que ayer salí a la pijamada con mis amigas o quién sabe como hubiera acabado todo, aunque si no hubiera ido tal vez no hubiera pasado nada y aquí todo estaría perfecto pero nunca lo sabremos.

–Iré a tomarme una pastilla para el dolor de cabeza –me dice mi padre bajando las escaleras y yendo a la cocina a lo que yo contesto un "Ok".

No quiero hacer que se sienta mal, lo juro. Esa pregunta no sé ni de donde salió, solo la dije y ya, no quería que se lamentara o pensara siquiera en eso.

Voy a traer una escoba y comienzo a barrer el piso de mi habitación luego de haber levantado todo lo que no hubiera sufrido daños o que pudiera recuperarse. Barrí las latas, el polvo, y los pedazos de vidrio que habían de mi lámpara de mesa.

Levanté el armario y empecé a ordenar la ropa, tade casi dos horas haciendo solamente eso. Luego cogi los pósters y los pegué nuevamente quedando casi como al principio excepto por uno que tenía la imagen de un actor de uno de mis libros más antiguos, de hecho ese póster fue uno de los primeros que tuve. Recogí las luces y las metí en una caja para llevarlas abajo y dejarlas en manos de mi papá.

Cuándo bajé lo vi acostado en uno de los sofás largos de la sala de estar y decidí llevar la caja a la parte trasera de la casa para guardarlo en el cobertizo.

El asistente de mi padre Donde viven las historias. Descúbrelo ahora