Mi familia era algo diferente a la del resto y mi hermano siempre me decía que nos teníamos el uno al otro no importase el por qué. Yo creía en su palabra y el como un padre me fue guiando en el camino de mi niñez, y un poco de mi adolescencia.
Al comienzo del año, terminando un verano de jodas, diversión y pileta, iniciaron las clases y yo no siendo para nada un buen estudiante y ni sabiendo el porqué de estudiar, obligado, fui.
Mi infancia se vaso básicamente en una niñez destruida en donde una madre y un padre fueron separados por el destino y la muerte de nuestro lado y en donde, en una ciudad grande como lo es Rocas, en la esquina de una villa, se encontraba nuestra casa; una casita pequeña, maltratada, con mi tía Ana y mi hermana menor, María.
No teníamos tanto dinero, mi tía trabajaba limpiando de vez en cuando unas casas y mi hermano mayor, que había dejado los estudios para trabajar a los 17, trabajaba de un amigo de la familia lavando autos.
Mi hermano cada vez se fue haciendo mas malas juntas en el barrio, pero eso se termino el día que mi tía nos dejo en la calle a mis hermanos y a mí. Desde ese día vivimos en una ciudad no tan grande pero tampoco chica.
Un hogar de varones nos acogió a mi hermano y a mí. A mi hermana no la vimos mas desde que la adopto una familia y se la llevo a Entre Ríos. Nos escribimos debes en cuando, pero no es lo mismo, igual me alegra que este con gente que la ama.
En el hogar nos daban todo, menos afecto y dinero suficiente para los gastos. Yo a mitad de año deje mis estudios y me la pase en jodas, amigos, una que otra novia y sobre todo boludiando como de costumbre.
La mala junta parecía que se le pegaba a mi hermano y no tardo en juntarse con ella. No me sorprendería que se drogara, ya lo había hecho antes. Tenia problemas con eso y el alcohol.
Mas o menos a fin de año logro recuperarse y se junto con una chica, su nombre era Maia. No me pareció tan mala chica, era media histérica, pero de una familia ordinaria y mi hermano parecía feliz, eso era lo importante.
Como dije siempre lo admiré demasiado. Hasta el cansancio le dije que buscara trabajo, ya que él en un mes cumplía 18 y el hogar nos iba a echar a la calle. Teníamos que tener un sustento económico.
Ya cumplido los 18 años, como había advertido nos echaron del hogar, pero mi hermano había conseguido un trabajo estable en una localidad cercana a la ciudad. La maravillosa novia no dudo en mudarse con nosotros, yo volví a mis estudios y aunque no estaba muy contento con la noticia de que ella viviera con nosotros me calle.
Como ya lo tenia previsto los problemas en la relación no tardaron en salir a la luz y con eso los pleitos.
A Maia solo le gustaba quedarse en casa, comer, no limpiar y sobre todo gritar. Gritaba hasta el cansancio y como se había salido de su casa y no tenía a donde ir, mi hermano la aguantaba por lastima.
De gritos pasaron a golpes, regaños, vuelo de cosas y a más agresión y gritos. Mi hermano tenía una paciencia fenomenal, pero a veces se le escapaban las manos, las cachetadas y ni hablar de uno que otro grito y zamarreo.
Un día encontré a la novia con el drogadicto y choro del barrio, mala junta. Mi hermano se estaba recuperando de eso, le tenía que decir.
A la mañana siguiente cuando Maia se fue al super para comprar una cosa, le conté a mi hermano y no sorprendido dijo que a la tarde iba a hablar con ella y si no recapacitaba la echaba y se separaban de una vez.
Yo me había ido a una juntada con mis amigos y ni me percate la hora que ya era la tardecita y tenia que volver a mi casa. Me despedí, agarré mi bici y Salí apurado.
Al llegar a la esquina de la casa me percaté de no escuchar ni el vuelo de una mosca y me sorprendí, tal vez la suerte estuvo conmigo y la echo de una vez o tal vez no estaban en casa y la llevo a la ciudad en que vivíamos antes, o tal vez no. Al llegar y abrir la puerta una lagrima se me salió de los ojos sin pensarlo. Me quedé impactado y empecé a llorar.
Mi hermano el que admiraba, mi único familiar y mi único amigo ya no estaba.
Un vecino llamo a la policía y arrestaron a Maia por asesinato. Según la policía y los vecinos, discutieron y Maia le dio 3 puñaladas en el abdomen.
A pesar de que todos decían palabras alusivas, me daban el pésame yo solo sabia que estaba solo. Mi vida iba a cambiar.
La voz no tardo en repartirse en las noticias, toda la ciudad y en los alrededores se hablaba de este hecho, mi tía no apareció en el funeral, nunca le importamos. A María la trajeron solo por unas horas y luego volvió a su vida.
No faltaban los rumores acerca de la muerte, algunos comentaban de drogas, otras de pandillas, otros hasta decían y negaban que ella era la novia y ni hablar de la versión de los medios. Eso no importaba.
La injusticia no tardo en salir, como no tardo Maia en quedar libre. Ella salió a los meses de la cárcel y no la volvimos a ver, según cuentan armo otra vida y se juntó con un buen hombre. Yo me mude a otro orfanato y voy a visitar a mi hermano todos los días. Como lo entraño.
Estoy solo, al que antes recurría cuando estaba triste o para una tarea, ya no estaba, me hace falta. Se me llenan los ojos de lágrimas cada vez que pienso en ello. No tengo a nadie para reír, llorar, no tengo dinero ni trabajo.
Pero lo que más me frustra ya con 18 años, es que mi historia termina con un asesinato vacío.
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Asesinato vació
Short Story¿Cuanta soledad puede sentir un joven adolescente? ¿Que pasaría si la única persona que tenes se va?