Yukine tuvo que contenerse todo el día. Yato había recibido una llamada por la mañana y partieron para escuchar la solicitud después de su desayuno. La solicitud vino de una adolescente no mayor que Hiyori. Tenía el cabello largo y castaño y sus ojos eran un verde brillante. Su mirada era irritante para Yukine, esta se centró en Yato todo el tiempo en lo que ella le contaba su historia. Yukine se sintió molesto todo el tiempo, pero trato de rechazar el malestar, el ignorarlo. Era el sekki sagrado de Yato, debía ser un ejemplo, tenía que actuar de forma más madura.
Aparentemente con lo que decía en su historia, había un compañero de clases que no la dejaba de acecharla y esto se había vuelto a poner aterrador. Yukine era escéptico sobre aquel trabajo, el cliente solo quería que el chico dejara de seguirla, y eso no parecía un trabajo para ellos.
Pero Yato parecía pensar lo contrario y acepto, y aquella mocosa se le tiro a sus brazos abrazándolo mientras lo llamaba su héroe. Yukine observo todo aquel suceso sin decir una palabra o una sola queja, tenía que ser maduro, incluso con chicas molestas como ella.
Para sorpresa de Yukine, resulto que había un fantasma involucrado en todo esto. El fantasma estaba haciendo que el chico expresara su enamoramiento por la molesta chica de una manera muy obsesiva y peligrosa. Según Yato, si no hubieran intervenido, todo eso hubiera terminado en una gran tragedia. El chico se terminó disculpando por su comportamiento, incluso cuando todo el tiempo había estado la influencia del fantasma.
La odiosa, molesta e insoportable chica había terminado abrazando a Yato nuevamente, agradeciéndole fervientemente y negándose a dejarlo ir así, con las manos vacías. Terminaron saliendo a cenar, como un pago extra por haberla ayudado. Ella había flirteado descaradamente con Yato todo ese tiempo, batiendo sus pestañas y sacudiendo su horrible cabello.
. - Me voy a casa ya. - Pronuncio Yukine levantándose de su asiento ya harto de todo eso.
La chica parpadeo confundida como si se hubiera olvidado por completo de que él estaba allí también.
. - Iré contigo. - Ofreció de inmediato Yato.
. - Oh. - Dijo la joven tratando de llamar la atención de nuevo, actuando de manera tímida de repente mientras miraba a su regazo. - Pensé que me acompañarías a mi casa. -
. - Vamos a llevarla a su casa Yukine. - Dijo Yato levantándose de la silla del local.
. - No, tú la acompañas a su casa. -Resoplo Yukine. - Yo me iré solo. - Y con eso se alejó.
Yukine camino a solas con las manos en los bolsillos, escondiéndose y evitando a la señorita Kofuku y Daikoku antes de que pudieran cuestionarle sobre la expresión que tenía en su rostro. El rubio fue directamente a su cama, levanto su futón y se acostó de lado mirando hacia la ventana.
Fueron aproximadamente diez minutos después cuando escucho a Yato llegar al fin. Yukine acerco las mantas a su barbilla y cerró los ojos. Sin embargo, Yato no entro a la habitación hasta quince minutos después de que había llegado. Haciendo el mayor ruido posible arrojo sus zapatos en la habitación y dejo caer su cuerpo en el futón de Yukine.
. - Yukine. - Susurro el Dios contra su cuello.
El rubio trato de lidiar e ignorar la cercanía sin responder. - Yukine. - susurro Yato nuevamente sin rendirse.
Yukine frunció sus labios. Y Yato sintiéndose ignorado comenzó a lloriquear. - Yu-Ki-Ne. -
. - Si buscas conseguir atención ve y dirígete a la bruja de horribles ojos verdes que se aferraba todo el día. -Los parpados del rubio al fin se abrieron de par en par, tapándose la boca con la mano, enojado consigo mismo por haberse revelado a si mismo de forma tan fácil.
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Celos-kun
FanfictionYukine no quiere aguantarla, no puede aguantar aquella cliente que solo coquetea sin parar con Yato. Yato por su parte no entiende los celos de su rubio, la joven al terminar el trabajo se olvidara de él y Yukine estará con él para la eternidad.