Krark, recién salido del inframundo, se disponía a cruzar las densas nubes que divisaba a lo lejos, era el cielo en todo su esplendor, aunque él no lo recordó como algo agradable esta vez, lo único que quería era volver a estar con Bellamoon en el cielo, pero esta vez, el juicio sería diferente. En cuanto cruzó las densas y extensas nubes, divisó la puerta del cielo, donde un portero de bata blanca y dorada vigilaba la puerta, pero al ver las alas negras de Krark y el aura que desprendía, abrió las puertas y atravesó el umbral cerrando las puertas dejando a Krark solo, fuera del reino de los cielos. Krark, lleno de rabia se plantó delante de la puerta de oro, con 10 metros de alto y 5 de ancho, hecha por unos barrotes de oro macizo, la miró de arriba a abajo, y la golpeó como si de una mota de polvo se tratase, y la derribó, entonces atravesó el umbral y apareció otra puerta similar a la anterior, la volvió a derribar, y al atravesar otra vez el umbral, volvió a aparecer otra puerta similar de la nada, y así sucesivamente, Krark estaba sorprendido, no sabía que más hacer, a medida que derribaba puertas otra se le aparecía en frente de sus narices. Krark se empezaba a poner furioso, el aura azul empezaba a desaparecer de él y la roja cubría su cuerpo como si fuera un manto de energía maléfica, siguió golpeando y derribando puerta combinando la velocidad, corría hacia las puertas y las golpeaba a la carrera, pero aún así, volvían a aparecer, la velocidad de aparición era impredecible, Krark empezó a estar algo fatigado y el aura roja disminuía, apoderándose de él el aura azul, se calmó y se sentó en la nube donde estaba posado, allí aguardó la visita de Sephron.
Después de que Krark intentara atravesar las puertas del cielo sin éxito, Sephron le invitó a pasar para ser juzgado en la gran sala celestial, una sala hecha con la magia de los antiguos arcángeles, una magia inigualable por ningún arcángel actual, era una sala custodiada por ángeles y los arcángeles, pero tenía algo raro esa sala, y Krark cuando la vió se dió cuenta, cuando entraba en la sala su aura empezó a disminuir hasta el punto de desaparecer, sus alas se ocultaron y él no se sentía débil ni nada parecido, fue una sensación extraña aparte de desconocida para él, hasta que se dió cuenta de que a los demás también les pasaba lo mismo, menos a Sephron, esa sala inutilizaba los poderes, salvo los poderes de la sangre de quienes crearon la sala con su magia, Sephron era hijo de Neverrdhar, uno de los antiguos arcángeles que guardaron y protegieron el reino de los cielos en tiempos de guerra contra los demonios. Neverrdhar era, por así decirlo, un rey de reyes, sus 4 hermanos:Burmillion, Arksoll, Formsastar, Safith y él eran los 5 reyes de reyes, auténticos guerreros mágicos que no temían a nada, se protegían el uno al otro en todas las batallas contra los demonios, vestían túnicas doradas que reflejaban la luz del sol al verlas, y en batalla, lucían espadas encantadas de oro macizo que su brillo reflejaba el arco iris, sus armaduras doradas dejaban a los enemigos de la oscuridad ciegos con un gran resplandor cuando entraban en batalla, sus alas, las más grandes en comparación con cualquier arcángel, eran doradas y resplandecientes de un brillo incomparable e inimitable, varios plumajes recorrían sus espaldas para hacer saber de su presencia, eso era el verdadero poder de un arcángel.
Sephron y su hermanos de la brigada, tomaron sus respectivos asientos, y 50 guardias celestiales estaban presentes para evitar posibles sucesos. Krark tomó asiento frente Sephron, un duelo de miradas inundaba la sala con chispeante furia entre ellos, Sephron dió comienzo el juicio contra Krark, al que se le acusaba por destruir propiedades celestiales, allanamiento celestial y busca y captura por no haber cumplido la condena de 500 años en el inframundo que se le impuso hace 60 años. Krark en ese momento estaba atónito, no sabía que decir, cabizbajo miró a sus tobillos engrilletados por grilletes de plata y pensativo se convencía así mismo de intentar razonar con ellos, volvió a su postura original y se dispuso a conversar el tema con Sephron pacíficamente, intentándolo convencer de que aquellas 2 monedas de más no se dió cuenta de que las tenía. Sephron se lo quedó mirando dubitativo y le soltó una bomba mental que podría volver a Krark loco, le soltó el tema de como pudo absorber el alma demoníaca, ni Krark lo sabía, aunque a Sephron no le gustó mucho esa respuesta, quería saber a toda costa como hacerse con el alma demoníaca y controlar esa habilidad. Como Krark no sabía como lo hacía lo cuál no le pudo contestar, Sephron mandó a Krark a las torturas celestiales, Krark pensó que sería menos terrible que en el infierno, pero en absoluto fué así. Lo expusieron a una serie de torturas mentales que ningún ángel normal podría haber aguantado, pero él aguantó durante 100 años, lo pusieron en una silla de plata, atado y amordazado, junto con un mago coaccionador encargado de hacerle la vida imposible en sus sueños, sus sueños eran pesadillas terribles de las que el coaccionador evitaba que se despertase durante años, el dolor que sufría era brutal y esperando a que pasaran los años con la esperanza de que Sephron cambiara de parecer y se diera cuenta de que él no sabe como controla su habilidad ni sabe como explicarla. Por eso, Krark es consciente de que los demonios y los arcángeles son muy similares, son igual de crueles, son igual de avariciosos... Por tanto, Sephron, cegado por la avaricia, y Krark cegado por la esperanza de poder conseguir una 2ª oportunidad, abrió un día los ojos y decidió dejar de creer en nadie, lo cuál, luchó contra la pesadilla a la que le estaba sometiendo el coaccionador, y sin más abrió unos ojos amarillos como el dorado y sin mover un dedo lanzó al coaccionador por lo aires, acto seguido apretando los puños, se deshizo de las cadenas que le tenían atado a la silla plateada, y se dirigió a la puerta, donde allí encontró 4 guardias. De repente un poder maléfico inundó la sala, cerró la puerta lentamente, los guardias no se dieron cuenta de nada, pero él y el coaccionador viajarían a otra dimensión distinta. Krark por actos impulsivos inundó la sala de torturas en un vacío con su aura maléfica, el coaccioador se empezaba a suspender en el aire, y el aura maléfica terminó por crear una burbuja de vacío en la cual estaban dentro Krark y el coaccionador. Dentro de la burbuja, Krark miraba fijamente al coaccionador flotando en el vacío, Krark poco a poco, también flotando, extendió sus alas negras y se acercó poco a poco al coaccionador, lo agarró del cuello, lo miró fijamente a los ojos y el coaccionador empezó a perder toda su energía vital, le salía un aura blanca por la boca que se dirigía a la boca abierta de Krark, al coaccionador se le empezaban a cubrir los ojos de un manto negro de energía oscura, las venas se le empezaban a hinchar y perdía el color de piel hasta terminar siendo blanca como la nieve, Krark soltó el cadáver y sintió como la energía del coaccionador fluía en su interior, le había absorbido el alma, era increíble, ni Krark se dió cuenta de lo que hizo. Después de haber hecho ese acto de absorción, la burbuja de vacío desapareció y se volvían a encontrar otra vez en la sala de torturas.