Capítulo Especial : Reflection

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El arcángel de alas rosa dorado lleva un buen rato parado afuera, su corazón se siente apesarado, pues desde hace varios minutos su padre se lo ha pasado gritándole a Gabriel, una vez escucha pasos acercarse, se aparta rápidamente de la puerta, y finge que recién está llegando, ve salir a su padre, quién sólo le mira de soslayo y él hace una reverencia, cuándo lo vé marcharse se adentra a la habitación de su hermano y coloca una mano sobre su hombro para reconfortarlo.

Gabriel suspira y le voltea a ver.

¿Qué hiciste está vez? —. Pregunta Rafaél.

No di el mensaje correcto, hermano —. Dijo con un atisbo de vergüenza.

¿Qué fue lo que dijiste?

Padre fue claro al decirme que mandaría un vengador... Pero... Yo dije salvador... Realmente no comprendo porque quiere vengarse de sus creaciones... Les ama...

Generalmente él es alguien muy confuso... Y actúa de forma misteriosa.

Gabriel suspira.

— Tranquilo, tal vez él... Se de cuenta de que lo que hiciste fue lo mejor, Gabriel...

El castaño le mira, sabe perfectamente que eso no va a pasar ni ahora ni nunca, así que sólo se levanta, le sonríe melancólicamente a su hermano y sale de la habitación.

Rafael hace una pequeña mueca, odia ver así a Gabriel... Abbadon entra a la habitación.

¿Qué pasa con Gaby? —. Le pregunta una vez esta sentado a su lado.

Tuvo algunas diferencias con mi padre, pero lo solucionarán... —

Abbadon frunce el ceño y resopla.

¿Qué pasa Abbadon? —. Pregunta Rafaél.

Nada... Es sólo que... No entiendo la actitud de tú padre — Suelta con atisbo de un sentimiento que Rafael no logra comprender, sólo le mira ceñudo — De todos modos no vengo a eso...Ven, quiero mostrarte unos campos que encontré el otro día...

Rafael sigue los pasos de Abbadon y el par se marcha.

Mientras tanto, Gabriel va andando por el cielo, patea algunas piedras y mira a la tierra con algún sentimiento que él no logra entender, se siente triste y confundido, pero claro, eso él no lo sabe y lo único que puede hacer es suspirar al darse cuenta de que la pesadez que cubre su pecho no planea irse.

Llega un punto en el que va tan distraído que casi se cae, al llegar al límite del cielo.

Hey... Cuidado, esta área puede ser algo peligrosa... —. Exclama el ángel que está recargado en una roca.

¿Quién eres? —. Pregunta mientras se acerca, bueno, no es realmente su culpa no saber quien es, hay muchos ángeles en el cielo y todos se parecen, cabello largo de color blanco al igual que las alas, el único distintivo es el faldón ¿Cómo va a reconocerles a todos?

Soy Uriel, el guardián de los sembradíos de ángeles... — Sonríe presumiendo su puesto y mira al castaño de arriba abajo — Por tu color distinto apuesto a que eres un arcángel... Sólo ustedes tienen las alas y el cabello de otro color...

Soy Gabriel...

Uriel chasquea la lengua.

Ah si, Dios me ha contado mucho de ti mensajero... — En su voz hay burla, pero la inocencia de Gabriel no le deja escucharla — ¿Qué tal el dejar recaditos?

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