Capitulo 34. Gabriela.

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Capitulo 34.

Gabriela.

La primera semana separados fue la más dolorosa. Siempre que cerraba los ojos, allí estaba. Solía pasarme la noche recordando lo mucho que me gustaba su sonrisa. Lo mucho que me gustaba verlo sonreír. En ocasiones, cuando el dolor era casi insoportable, me asomaba a la ventana esperando a verlo por una fracción de segundo. Jamás aparecía.

El día jueves, en la escuela, Amy comentó sobre el tema:

— ¿Te ha mandado algún texto quizá?

Negué con la cabeza, desilusionada.

— ¿Algún correo electrónico?

— No.

— ¿Te ha dejado algún recado con tu madre?

— Tampoco.

— ¿Lo has visto tan siquiera? — Recordé que el día anterior pude colarme un rato en su jardín y lo vi sentado frente al televisor. Me fui de inmediato.

— No. — respondí, porque mirarlo a distancia no cuenta como verlo realmente.

Nos dirigimos a clase sin cruzar más palabras. No entendía el interés de Amy, y me desconcertó que no haya ido a ofrecerle golpes a Tristán. Tal vez ella sabía que no estábamos hechos para estar juntos. O Tal vez simplemente era más fácil dejarlo ir sin dar pelea.

***

Tristán.

La segunda semana de estar separados fue un poco mas que atormentadora. Por las noches, me debatía entre saltar a su ventana o escabullirme por la puerta trasera de su casa. Pero, al final, me conformaba con ver su fotografía. Recorrí el marco de madera con mis dedos. Examine sus facciones una a una, deteniéndome en sus ojos como solía hacer siempre. Bufe al darme cuenta que verlos impresos en papel fotográfico no era lo mismo que verlos en persona. Mi corazón se rompió en pedazos al darme cuenta que nunca los volvería a ver con tan poca distancia. Que nunca volvería a perderme en ellos.

Luego, tras darle vueltas al asunto y toparme con el mismo muro de ladrillos de siempre, dejaba la foto sobre la mesita de noche; me metía a la cama y me cubría con las cobijas. Cerraba los ojos por tres segundos, y luego los abría para verla de nueva cuenta.

Y lo hacia una y otra vez, durante cada noche.

***

En la tercera semana de estar separados casi me hacia a la idea de no encontrarlo fuera de la escuela, recostando en su auto, sonriéndome.

En la tercera semana de estar separados, la calle que separaba nuestras casas lucia como un gran abismo que nos separaba. Un gran abismo que ninguno se atrevía a saltar.

***

Tristán.

Un mes luego de nuestra separación, decidí guardar la fotografía en la gaveta mas estrecha de mi armario, para que, de esa forma, no pudiera verla sin cesar cada madrugada. Cada segundo.

Un mes luego de nuestra separación, todavía no se daba cuenta que me escondía tras un árbol para verla salir de la escuela. Para comprobar que no saliera llorando.

Un mes luego de nuestra separación, aun no se daba cuenta que la seguía a casa.

***

Gabriela.

En la quinta semana separados, empecé a ir a hacer tarea a la casa de Jack (mi compañero de clase).

Hubo una tarde en la que al salir de mi casa me topé con Tristán, que estaba arreglando su coche en el garaje. Nos miramos por casi tres segundos hasta que recibí una punzada en el pecho, y desvié la mirada.

THE CONSTELLATION IN YOUR BODY (Counting the stars #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora