Ustedes saben que soy muy curioso y viajé mucho, en esos viajes conocí a muchas personas y escuché muchas historias, recuerdo una muy particular que sucedió en Valdivia cerca del río Alabanza hace no mucho tiempo.
Resulta que en ese lugar un monstruo acechaba a la gente, traten de imaginar a un gusano negro y gigante, del tamaño de una canoa, con una piel gruesa y escamas resistentes como una armadura, pero lo más feo que tenía eran sus cientos de dientes en su enorme y pestilente boca. El Terama, así es como lo nombraron, solía atacar los campos, cada noche se llevaba una vaca, o una oveja e incluso se ha llevado perros, que luego encontraban a metros del lugar todos destrozados.
Cansados de este bicho los pueblerinos intentaron incontables veces terminar con él, pero las flechas no le hacían daño alguno, tampoco las espadas, ni bombas, no existía manera de vencerlo, o eso creían... Pasaron meses hasta que un erudito del lugar notó con su catalejo que la bestia tenia justo por la mitad de su cuerpo una pequeña membrana rosácea y que con la mejor de la suerte quizás sería fácil de atravesar. Y así esperaron a la otra noche, grupos de valdivenses armados en cada campo, apenas salió el monstruo unos pueblerinos se encargaban de distraerlo y otros intentaban atravesarlo por la mitad, que no era tarea fácil ya que se movía bastante rápido, algunos soldados quedaron gravemente heridos y otros murieron lamentablemente, pero no todo fue desgracia, en un épico salto uno de los combatientes logró asestar un espadazo que cortó en dos al Terama. La gente por fin sintió que estaba segura, la bestia yacía inmóvil, por fin había terminado el horror. Lanzaron al fuego los restos y esa misma noche organizaron una fiesta para festejar la victoria, aunque primero se despidieron de los caídos en las diferentes batallas con funerales honorables.
Ya era medianoche y la gente seguía festejando en el centro de Valdivia, con los mejores vinos, comida y música, pero entre tanto ruido y festejo no notaron que las dos mitades del monstruo muerto cerraron sus extremidades, y de lo que era la cola creció una cabeza igual de feroz que la otra mitad, el fuego no había hecho más que oscurecer su dura piel, el gusano gigante había vuelto a la vida, y ahora era peor, no tenía más punto débil y eran dos Teramas, los cuales irrumpieron en la fiesta violentamente, aniquilando a todos a su paso y destruyendo todo el lugar, la bestia tenia memoria y no los perdonaba por haber intentado arrebatarle la vida.
Así fue como Valdivia acabó hecho ruinas, las dos mitades de Terama descubrieron que podían reproducirse, y así se formó el primer gran nido de Teramas, que hoy andan por todo el mundo aterrorizando a todo aquel que se los cruce.