El entrenamiento había sido duro y muy, muy agotador, para alguien que llevaba tiempo sin hacer algún deporte o ejercicio resulto toda una masacre, tuve que ser arrastrada hasta mi habitación por Jolin, quien no dejó de burlarse de mí y de recordarme la loca idea que había sido entrenar con Zhaarí.
—Mañana te sentirás mejor—habló aun burlón mientras se robaba una fruta de mi mesa y regresaba a la puerta
—No lo creo—me quejé casi sin aliento logrando hacerlo reír nuevamente
—Te digo la verdad—levanté la vista y encontré al chico entre la puerta. Una sonrisa retadora era la que cubría su rostro y algo me dijo que no era algo bueno—no aguantaras ni una semana con ella—fruncí el ceño y sonreí de mala gana
—¡lLargo!—grité cansada. Jolin asintió y soltando una risita, salió del lugar—tonto—murmuré molesta. Me levanté con dificultad de la cama y fui a darme un baño
La noche fue larga y placentera. Antes de que el sol se ocultara por completo, yo ya me encontraba en cama completamente dormida. Mi cuerpo se sentía tan cansado que ni apetito tenia, lo único que hice fue dormir.
Al dia siguiente desperté temprano. Mis músculos dolían con cada movimiento que hacía, sin emabrgo salí de la cama como pude y me senté a tomar mi desayuno, para luego vestirme. Para cuando Jolin vino a buscarme, yo ya estaba lista. Durante todo el camino se rió de mi y mis quejas hasta que llegamos con Zhaarí.
—¿Cómo te sientes?—preguntó con una sonrisa en el rostro mientras me veía acercarme
—Como si acabará de atropellarme un barco—la chica soltó una carcajada y dejó caer su mano en mi espalda con más fuerza necesaria
—¡Venga! Tenemos tanto por hacer hoy
Y vaya que era mucho por hacer. Zhaarí nuevamente me hizo correr quince vueltas, y de nuevo terminé escondiéndome entre los arbustos para vomitar mi desayuno. Quizás era mala idea comer antes de ejercitarme o quizás debía despertarme mucho más temprano para hacerlo. Los ejercicios que hicimos después fueron tan simples como lagartijas, abdominales, sentadillas, y algunas otras cosas que, según Zhaarí, convertirían a mi cuerpo en una máquina para matar. Cosa que sonaba bastante interesante pero al mismo tiempo, no muy prometedor.
Los siguientes días fueron exactamente lo mismo. Jolin continuó burlándose, aunque después de una semana, logré callarlo al haber soportado mi primera semana de entrenamiento. El chico lo reconoció y como premio, me compró más de esos deliciosos panes.
Una nueva semana inició y, como ya era costumbre, desperté adolorida. Ya no tanto como las primeras veces, pero los ejercicios que Zhaarí me ponía eran bastante pesados y dejaban mi cuerpo lastimado. Como todas las mañanas fue una verdadera tortura llegar y darme un baño. Ese día no pedí desayuno, siempre lo terminaba devolviendo después de la carrera, era un completo desperdicio, por lo que solo tomé agua y comí una manzana, eso sería suficiente, aunque mi estómago pedía a gritos comida de verdad, quizás porque la noche anterior no había cenado. Busqué entre mi armario algo de ropa y me cambie. Al no haber desayunado, me habia sobrado tiempo suficiente antes de que Jolin viniera por mí, por lo que decidí recostarme un rato más a descansar los ojos. No pude evitar comenzar a caer nuevamente a merced de mi sueño, sin embargo, unos ruidos me impedían dormir tranquila.
—El Rey quiere verte—la voz fue firme y clara, muy normal en un soldado y se escuchaba muy cerca
Arrugué la cara en una fea mueca de desagrado y me di la vuelta fingiendo no haber oído nada. Quería dormir, además no tenía tiempo para ir con Dabin, Jolin vendría por mí en cualquier momento para llevarme a mi entrenamiento. Oí unos pasos sobre el piso de madera. De pronto, una mano sujetó mi tobillo y mi cuerpo entero se deslizó entre las sabanas cuando el soldado tiró de mí.
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Atrigeos I : Esencia
Fantasy● Libro Uno ● Erika Dotsen ha perdido todo. A sus 20 años siente que el mundo no tiene sentido. Después de un tropiezo y conservar un objeto que no le pertenece, ella tendrá que recorrer nuevas tierras que jamas en su vida hubiera imaginado existie...