Min Ho estaba sorprendido por la llegada del rey a su castillo, y llegó a pensar que algo podía sucederle a Taemin y a su hijo, pero jamás creyó que sería el hombre quien castigaría a Jung Soo, no cuando ella siempre tuvo la protección de su primo, y cada deseo suyo fue cumplido, sin embargo, ahora el hombre se veía mucho más duro que la última vez que lo vio cuando fue invitado a su boda meses atrás.
Había dispuesto que guardias cuidaran de Taemin y su hijo mientras el rey estaba en el castillo, y aunque no quisiera desconfiar de él no podía evitarlo, no cuando el mismo hombre que ahora estaba frente a él lo obligó a casarse con una mujer a la que no amaba, y que había decidido destruir a su familia, porque no importaba su título de esposa, Min Ho no la consideraba su familia.
—Alteza... —le dio un vaso con licor como le fue pedido en cuanto la puerta se cerró.
—¿Por qué habéis decidido darle ese castigo a vuestra esposa?
Min Ho intentó encontrar algún rastro de enojo en el rostro del rey, algo que le dijera que eso sólo era una trampa para saber que él no amaba a la condesa, quizás el hombre frente a él estaba buscando darle un castigo igual a él o a Taemin, y él temía por su amante, él ya había tenido suficiente con Jung Soo.
La mirada del rey se mantuvo insistente y por unos segundos Min Ho bajó la mirada intimidad por el poder que el hombre representaba, pero segundos después su mirada volvió a subir, su ceño estaba fruncido, dejando claro que estaba pensando su respuesta.
—Amenazó la vida de vuestro hijo —bebió del vaso —hay dos tipos de castigos para eso, ser azotado o la muerte, ¿por qué elegisteis azotarla?
Min Ho lo sabía, y aunque su bebé había salido ileso, podía tomar la segunda opción, pedir la vida de la condesa a cambio de su error, pero él no era un asesino, además de que sabía que más le dolería que fuera Taemin quien lo azotara y que todos lo viera, en lugar de la muerte, en la que ella no iba a sufrir ni un poco, y el conde quería venganza, porque él no le había perdonado que por su culpa la herida de Taemin se abrió, y ver a Ji Oh amenazado con una daga.
—Ji Oh sigue con vida, no me pareció justo tomar su vida, ella necesitaba aprender.
Sus palabras no fue algo que el rey esperó escuchar, pero estaba satisfecho con ellas, porque Min Ho parecía saber qué decir para no demostrar que no quería a Jung Soo, que era algo que él tenía claro, no sólo por aquellas insistencias de su prima por casarse, por obligar al conde hacer cosas que no nacían de él, incluso le pidió que anulara el papel que ella misma había firmado para que no pudiera tomar como concubino a Taemin, alguien que había sido esclavo, según él sabía.
—El muchacho que estaba azotando a Jung Soo, ¿era vuestro concubino?
Por un momento Min Ho pensó que el rey encontró su debilidad, porque él podía defender a Ji Oh por sobre Jung Soo, pero Taemin no tenía ese derecho, porque antes de él siempre iba a estar su esposa, y ahora creía que pedirle al joven de mirada esmeralda que fuera él quien azotara a Jung Soo, fue un error, el rey podía verlo como algo malo, y el conde no podía quitarse de la cabeza que, de esa conversación, lo que su alteza quería era encontrar una falla.
—Sí, alteza, lo tomé a él como concubino cuando mi esposa no pudo darme un heredero.
El cual ella quiso matar, pensando que, si Min Ho tenía una concubina, el bebé que naciera sería el heredero, ella había querido que dejara de estorbar en sus planes, ella quería a su esposo de regreso cuando nunca lo tuvo.
—Lo sé.
El rey dejó su vaso vacío sobre el escritorio frente a él, en donde veía al conde nervioso, y creyó que ya era suficiente de todo eso, conocía demasiados detalles de esa familia, de lo que sucedió con su prima, cómo parecía haber enloquecido luego de que Min Ho tomara a Taemin como concubino, y más cuando el bebé nació, pero el conde no debía de saber que él tenía ojos dentro de ese castillo.
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Prometo amarte.
Fiksi PenggemarMin Ho había sido obligado a casarse por decreto del rey con la prima de éste, una mujer que había conocido en uno de los bailes reales y no pudo desobedecer la orden del rey, era algo casi imposible de hacer sin recibir un castigo, aunque no podía...