Perdu Entre Tes Cils

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Así me sentía cuando el me miraba, perdida entre sus pestañas. Sentía como si me encogiera y me ahogara entre esas pestañas rubias. No sabía si era porque sus ojos realmente me hipnotizaban o era en sí por mi enamoramiento, el cual cada día más oprimía mi corazón y mi cuerpo...

Me vas a enloquecer Agreste...

Cuando entre a la oficina, él estaba observando atentamente una de mis fotos. Era una de cuando tenía unos 13 años, era algo así como Millie Bobbi Brown, solo que con ojos azules.

Cuando me acerqué, el levantó la vista...

- En esta foto te pareces a Millie Bobbi Brown, me parece haber presenciado ese concurso. Sí no estoy mal, no quedaste primera porque el padre de una de las concursantes amenazó a los jueces con hacer un escándalo. Aún así yo mantuve mi votación por ti.

¿Desde cuándo me conoces?...

- Algo así.- dije riendo.- aunque, sinceramente, si hemos de atender a la verdad, segunda o no, mi look era el más original.

- No te lo discuto.- Dijo con una sonrisa pasional.

Le sonreí, sabedora del efecto que empezaba a causar en el, no faltaba mucho para navidad, días después de la misma me mudaria a su mansión, ya estaba mas que decidido.

Y esa tarde se lo comunicaría durante el almuerzo, el cual seria en un restaurante chino llamado según la traducción "Café del Gato", pedimos una especie de sopa de fideo transparente con carne de cerdo en rodajas y verduras, cerdo agridulce con Chow Fan de res, y té verde.

Empezamos a comer y rompí el hielo.

- Gabriel...

- Dime, Nathalie.

- Emmm, bueno, yo quería decirte que he tomado mi decisión...

- ¿Sobre qué?, Sí puedo saberlo, claro.

- Bien, me refiero a en cuanto vivir contigo en la mansión Agreste.

- ¿Por fin vivirás en mi casa? ¿O seguirás en ti necedad de que aún no es tiempo?.- Preguntó mientras terminaba de tomar los fideos.

- No. Ya estoy decidida a irme contigo.

- Muy bien, ¿Tienes muchas cosas?

- Solo ropa, el departamento está amueblado y muchas de las cosas en sí son de Kylie.

- Bien, trasládate hoy mismo, yo mando por tus cosas. Cómo te dije, tardaremos un tiempo en poder tener intimidad, pero mientras ésta se da a cabo, quiero que estés lo más cómoda y segura que se pueda. De modo que te daré una habitación, la cual podrás decorar a tu placer. Ropa, zapatos, artículos personales y otras cosas yo te comprare lo que necesites. Serás la reina adecuada para mí. Yo me considero el Rey de la Moda en toda Francia, ¿Quien mejor que tú, para ser la Reina que me acompañe?

Soy tu Reina, y tú mi Rey... Incluso sería tu sirvienta si me lo pidieses...

Asentí con una mirada que, estoy segura, le mostró pieza a pieza, el enamoramiento que siento por el.

Pagamos la cuenta y regresamos a la oficina. Mientras yo me encargaba de ciertas diligencias, de ir por telas, firmar de recibido y teniendo juntas con los sastres, él, telefónicamente, estaba arreglando quien fuera por mis cosas, donde me instalaran, acomodarán todo en la recámara, y además hizo una cita con unos decoradores, por aquello que yo decoraria mi habitación a mi gusto y estilo.

No supe nada de eso hasta después, porque Kylie llamó asustada que había gente sacando mi ropa, objetos personales, zapatos, hasta un alhajero ruso que me había dado la Profesora Mendeleiev cuando era su estudiante.

Le dije que todo estaría bien, que de ahora en adelante pertenecía por entero a Gabriel Agreste, por lo menos por mi parte, así era.

De assistant à épouse d'un millionnaireDonde viven las historias. Descúbrelo ahora