Y se supo la verdad

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Después de intentara asesinar a Sintel, no se supo mucho mas de aquel misterioso hombre que Gigante se había llevado en el hombro. Ahora lo que mas le preocupaba era que ella y Scales estaban heridos, su herida le impedía trabajar bien y el carnicero le dio el reposo que el boticario pidió. Sin embargo la comida no llegaría sola a la mesa, y de eso se encargaría Gigante quien ofreció a Sintel unos cuantos trozos de carne para ella en la semana y así fue como en unas dos semanas Sintel estaba trabajando de nuevo. Después de incorporarse de nuevo al trabajo ella recibió noticias del asesino, lo tenían encerrado en un sótano, dijo que le habían pagado para matarla pero el hombre se negaba a dar nombres y ni a las buenas o a las malas soltó una sola palabra. Eso tenía intrigada a Sintel ¿Quién podría haber pagado para matarla?, en el pequeño poblado donde vivía nadie la conocía, su casa estaba detrás de una puerta de callejón donde crecía un gran árbol y ahí construyó su casa, nadie nunca pasaba por ahí... A excepción de el día donde estaba curando a Scales.

Sin embargo eso no importaba, ahora ella estaba a salvo de nuevo, se sentía mas segura ahora y volvía a manejar su cuchillo carnicero como nadie en la zona. Los días estaban llenos de relativa paz, hasta que una vez logro distinguir entre la gente un cuerpo gordo y una cara redonda, era el cobrador de nuevo, los pelos se le pusieron de punta y con la mayor calma que pudo entro a la habitación donde la pelea con el asesino había pasado y espero unos minutos, luego salió y siguió atendiendo a la gente

-Parece que el viejo esta cambiando de zona otra vez... Será mejor que tenga cuidado o quizás termine metiendo a Gigante en nuestra pequeña disputa- Se dijo a si misma.

Ya había pasado un mes y medio desde que oyó a los soldados hablar de su ejecución si la encontraban, eso no quería que se volviese realidad ni en sus mas profundos sueños. Al día siguiente notó un poco raro a Gigante, estaba bastante distante y eso era totalmente anormal en el, nunca en todo el tiempo que Sintel había estado trabajando con el lo había visto así. Le preguntó varias veces en el día que era lo que pasaba, pero lo único que recibía por respuesta era un: ¡Nada! Tu sigue trabajando métete en tus asuntos. Pero ella sabía que tarde o temprano tendría la respuesta, y así fue, pues antes de irse a casa el carnicero la llamó y le dijo:

- Chica, me haz estado fastidiando todo el día preguntando que me pasa... Pues te lo voy a decir, el asesino a decidido soltar la lengua y ha dicho algo relacionado contigo que me intriga bastante. Dijo Gigante.

- ¿Qué ha dicho? ¿Es algo relacionado con quien lo contrato?- Dijo Sintel con un tono de interés en su voz.

-Pues si, ha dicho que la orden venía de alguien bastante grande. Pero parece que solo terminara de decir todo si tu estas, a estado pidiendo que te llevemos hasta el- Dijo el carnicero.

-¿Solo si estoy yo? Bueno es raro después de que me haya intentando matar ¿no?- Dijo ella frunciendo el ceño.

- A mi también me huele mal eso, pero no tenemos otra opción así que me tendrás que acompañar- Dijo el carnicero endureciendo su voz

Inmediatamente se dispuso a acompañar al carnicero y este la llevo a una de las tiendas cercanas Gigante abrió la puerta dejó pasar a Sintel y la cerró detrás de su espalda, el carnicero movió una alfombra que escondía una trampilla la abrió dejó que ella entrara y después la cerró. La oscuridad dominaba y Sintel empezó a buscar una lampara para su mala suerte tropezó con una mesa y se topó con un montón de lamparas que al caer produjeron un estruendo que sonaba como un rugido metálico por la reverberación del sitio, ella se apresuró a tomar una, la encendió con un candelabro cuya luz se notaba al final del pasillo de la pequeña sala principal a la cual daba la trampilla y se adentro en una escalera de caracol que daba a una sala mas grande, por supuesto mas oscura que la anterior, Gigante la seguía de cerca. Empezó a oír murmullos que provenían de una puerta a un lado de la sala, Gigante la detuvo, sacó una llave y abrió la puerta, no se sentía sorprendida por la cantidad de gente que estaba dentro de la sala por que seguramente todos ellos eran las personas que tenían cuentas pendientes con el hombre de la capucha. Al entrar Gigante y ella se produjo un silencio repentino, una mujer que estaba sentada en una mesa se levanto y quito una tabla que bloqueaba el paso a una segunda sala, ahí estaba el, lleno de moretones y con la nariz sangrando

-No lo han tratado muy bien aquí ¿no?- Dijo Sintel con un toque de picardía en su voz

-Escorias como el no deberían merecer vivir siquiera- Dijo Gigante fríamente

El hombre levanto su cabeza y miro a Sintel.

-Así que estas aquí, al menos todavía tengo un poco de piedad después de todo- Dijo riendo el asesino

-¿Que quieres de mi? ¿Por qué me llamaste?- Dijo Sintel con voz cortante

-¡Vaya! nuestra "amiguita" es de pocas pulgas- Dijo sarcásticamente el asesino

Sintel llena de rabia, tomó su daga camino hasta donde el hombre estaba atado a una silla y apunto hacia su garganta, el se rió y dijo:

-La gran guerrera va a matar a su enemigo y única fuente de información, vaya que heroico e inteligentemente estúpido- Se burló el hombre

-¡Hey! Sintel cálmate no ganaras nada de información matándolo, y tu, ya tienes lo que querías, ahora habla si no quieres otra ronda de golpes- Dijo el carnicero apretando el puño en la ultima parte

-¿Otra vez? Ustedes no se cansan, no soy su muñeco de entrenamiento, pero estoy haciendo muy bien el trabajo- Dijo el asesino riéndose

-Lo admito estas perdidamente loco- Dijo Sintel alejando la daga de la garganta del hombre

-Igual que tu cuando robas a mi cliente- Dijo el asesino con una sonrisa

Un escalofrío recorrió la espalda de Sintel... ¿Robar? ¿A quien? La mente de Sintel empezó a hacerse mas y mas preguntas. ¿Quién es este hombre? ¿Cliente? ¿Quién demonios es ese cliente? La respuestas para ella llegarían, y no suavemente, sino como si un martillo de guerra se le descargase en la cabeza

SintelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora