No le gustaba el ambiente que se había creado, todos estaban nerviosos, yendo y viniendo, sin quedarse quietos en sus lugares.
Junior quería irse, no le gustaba esa alteración colectiva que se esparcía sobre todas las personas que estaban allí, como algo silencioso pero efectivo, que hacía lucir a todos con malas caras e incómodos. Él también lo estaba, pero no dijo nada, su tío ya tenía bastante con el hecho de que su prometida no llegará a su propia boda, como para decirle algo más.
Así que soportó la mala onda, porque no le quedaba de otra, era su familia el foco de todo el drama y de eso no podía huir.
Volvió a mirar la puerta de entrada, Blas llegaba tarde y Junior solo quería que esté lo abrazará o lo sacará un rato de allí, cualquier cosa que le calmará los ánimos.
Cuando ya estaba comenzando a frustrarse, listo para ir a buscarlo al bar y quedarse ahí con él, sin volver a todo el lío que en ese momento era el registro civil, Blas entró y todo dentro de Junior se calentó, eso le pasaba siempre cuando veía a su novio, de repente lo que estaba a su alrededor dejaba de de existir y solo era consciente de la presencia cautivadora del otro.
"Llegas tarde" le susurró tomándolo de la mano y llevándolo lejos del quilombo que era esa sala de espera, lo guío hasta un salita más chica donde estaban ellos dos solos.
"Si, ya se, amor" le rodeó la cintura para besarlo "El bar era un lío, y hasta que me cambie y todo, se me pasaron las horas" le explicó sonriéndole de esa forma que sabía que solo haría a Junior asentir, aceptando cualquier cosa que le dijera.
Y así pasó, el menor le sonrió y silenciosamente le pidió otro beso, relamiéndose los labios antes de morderlos suavemente. Blas lo besó, complaciendolo.
Se besaron por un largo rato, intercambiando entre besos suaves a otros más profundos que solo se terminaban porque Junior comenzaba a gemir y a querer restregarse contra el cuerpo de Blas.
"Cálmate pendejo" le acarició la espalda "Hay gente acá, no vas a querer que tus hermanos te escuchen ¿Verdad?" Y sin embargo él tampoco ayudó mucho a calmarlo porque lo besó justo detrás de la oreja, donde sabía que le calentaba tanto al menor.
"Blas" gimoteó suavecito "Vámonos a tu casa" le susurró acariciándole los rulos.
"Tu tío se está por casar" se rió posando sus manos en el trasero de Junior "Aparte este traje te queda muy lindo ¿Todo esto es mío?" Bromeó apretándole las nalgas, disfrutando del jadeo de sorpresa que el otro soltó.
"No ayudas mucho ¿Sabes?" Refunfuñó pero no se alejó, solo tiró de él más cerca hasta quedar alejados de la puerta que había quedado entre abierta.
Donde estaban era imposible que los vieran y si entraba alguien hasta que los notará ellos ya se habrían separado.
Junior atrajo a Blas hasta sus labios, besándolo con fuerza, mordiéndo y jugando con sus lenguas, sintiendo como de a poco todo el estrés era reemplazado por la excitación ya conocida que este chico le causaba con solo un par de toques; a veces se sentía un adolescente, como si le fuera imposible controlar sus impulsos cerca de Blas, él simplemente derribaba todas las barreras que el menor tenía y solo dejaba esta versión suave y excitada que pedía más con cada beso que le daba.
Blas se alejó de sus labios solo para besarle el cuello, mordisqueando la piel expuesta mientras metía una pierna entre las de Junior para rozar su erección, él sabía que eso lo volvía loco y tuvo el efecto que quería, el menor gimió más alto, comenzando a mover sus caderas buscando más contacto.
"¿Junior?" Alguien gritó su nombre y ellos se separaron lo más rápido que pudieron.
Antes de que respondiera, Romeo entró en la sala.
"Ah, acá están" los miró y algo debió evidenciarlos porque su hermano mayor se rió "Ya está todo listo, llegó la novia, ustedes terminen de ¿Conversar?" Arqueó una ceja "Los esperamos" les guiñó un ojo antes de irse.
Blas y Junior se rieron nerviosos, ambos estaban despeinados y los pantalones del traje no ayudaban mucho a ocultar nada. Se acomodaron y chequearon sus aspectos, luego fueron a presenciar el casamiento de Diego.
Salieron y ocuparon sus lugares, casi en la última fila, nadie parecía prestarles atención, así que Junior aprovechó para apoyar su cabeza en el hombro de Blas y poner una mano sobre el muslo de este, acariciándolo suavemente. El mayor solo lo miró de reojo, tratando de concentrarse en la ceremonia y no en las manos de su novio que cada vez estaban más cerca de su miembro, haciendo que solo se excitara y deseara que esos dedos lo tocaran.
"Quieto" le susurró sin despegar los ojos de los novios que estaban diciéndose los votos.
Junior no respondió, pero su mano siguió avanzado, solo unos centímetros, moviendo un poco sus dedos, sin tocar nada más que el muslo del mayor. La advertencia no había funcionado, solo lo puso más desvergonzado. Deseaba que todo terminará ya, quería tener a Blas cerca, sin nadie alrededor. Los toqueteos fueron un débil consuelo para su frustración, esa que crecía con los días, jamás parecía satisfecho con su novio cerca, quizás era el amor que lo tenía así, como había dicho Agus cuando le comentó su necesidad de estar siempre encima de Blas, o solo era la calentura que le nublaba la razón. Apostaba por la segunda, las hormonas eran una cosa horrible, y más cuando alguien tan lindo como este chico lo besaba, lo tocaba y le susurraba todas esas cosas que Junior solo se había permitido pensar en la intimidad de su cuarto, a solas; poder tener todo eso, en la realidad, superaba cualquier fantasía.
Suspiró aburrido, parecía que la ceremonia estaba a punto de terminar y eso lo contentó un poco, así que intentó alejar las manos lejos de Blas y ponerse recto para poder aplaudir o lo que sea que tuviera que hacer antes de tirar una excusa, y desaparecer de ahí.
Pero el mayor no lo dejó detener los toques, tiró de sus manos para colocarlas de nuevo en su regazo, más cerca de su miembro de lo que habían estado antes. Junior lo miró, parecía tan concentrado en lo que pasaba en frente, ni siquiera lo estaba observando, pero su acción le demostró que no era tan ajeno a la situación que pasaba entre los dos; el pelinegro se mordió el labio inferior, rozando con sus dedos la media erección que se estaba formando dentro de los pantalones del rizado. Este respiró profundamente, aún sin verlo.
Volvió a hacerlo, dando pequeños toques, sutiles e imperceptibles para el resto. Lo sintió endurecerse más, su respiración se agitó un poco, poniendo en evidencia que se estaba excitando con todo el asunto, Junior también lo estaba y eso sin recibir un solo roce, simplemente con saber cómo ponía a Blas, le bastaba para calentarse.
Tuvieron que parar con el juego cuando todos alrededor comenzaron a levantarse, aplaudir y seguir a los novios que acababan de casarse. Intentaron sonreír y meterse en ambiente pero la tensión estaba entre ellos, había quedado flotando como algo pesado, que no se iba a cortar hasta que pudieran solucionarlo como era debido.
Así que aprovecharon el alboroto que parecía no finalizar más y escaparon, sabiendo que nadie los echaría de menos, después tendrían tiempo para felicitar a los recién casados. Se metieron en el auto de Blas, en silencio, sin decirse nada, la energía que corría entre los dos era respuesta suficiente.
Apenas el mayor estacionó su auto dentro del garage, estuvo encima de Junior, besándolo, apretándolo contra el asiento del acompañante donde esté permanecía aún atónito ante la reacción de Blas. Se dejó besar, dejando que el otro le mordisqueará y lamiera los labios, dejándolo sin aliento.
Junior se estiró más cerca de él, devolviéndole los besos con ganas, tomándolo por el rostro para poder besarlo como quería, dejando de ser tan sumiso como unos segundos antes, de a poco comenzaba a calentarse y no podía solo quedarse quieto, el otro sabía que una vez que la excitación le ganaba, era todo menos alguien tranquilo.
El rizado al sentir tan receptivo a su novio, tiró hacía atrás el asiento, dejando más espacio entre él y el volante del auto, justo lo suficiente para que Junior se sentará a horcajadas sobre su regazo.
Los besos continuaron, Blas colocó sus manos en el trasero de Junior, haciendo que se moviera sobre él, logrando que ambos soltarán leves gemidos sobre los labios del otro.
"Me gustas mucho" llorisqueó el menor, besándole el cuello mientras bajaba sus manos por el torso de Blas y más hacia el sur, donde le abrió de un solo tirón el pantalón del traje, metiendo sus dedos dentro hasta sentir la erección palpitante que tocó sutilmente, tentandolo, sabiendo que eso le gustaba al mayor, cuando jugaba así con él
"Amor, vamos adentro" susurró Blas en un momento de lucidez, dándose cuenta en donde estaban.
No obtuvo respuesta. En lugar de palabras, Junior le respondió con caricias, en el cuello, en el pecho donde poco a poco fue desprendiendo los botones de la camisa, y tocando más abajo, justo en el lugar que le importaba más que cualquier otro. Cuando sus dedos ágiles volvieron a tocar la erección de Blas, esta vez rodeándola y apretándola suavemente, este suspiró echando la cabeza hacia atrás, relajándose sobre el asiento del conductor.
El menor aprovechó la sutil sumisión del rizado para besarlo por todos los retazos de piel expuesta, mordisqueandolo suavemente, sintiendo su olor, su calor y como se deja llevar; Junior se siente orgulloso de poner a Blas a ese estado, verlo recatado y pulcro en público y después tan excitado y desinhibido con él, hace cosas en su interior que lo llevan a un nivel nuevo de amor y calentura.
Es así que guiado por sus instintos, también saca su propia erección, dejando a ambos duros y jadeando. Dentro del auto el ambiente se hace más pesado, solo puede escuchar sus respiraciones irregulares, sentir el calor que le acaricia la espalda y el rostro; verlos así, a medio vestir, con toda la ropa desordenada al igual que sus cabellos, lo pone al borde, así que se inclina sobre Blas y atrapa sus labios en un beso duro.
Mientras toma ambos miembros en su mano, provocando un gemido por parte de los dos que muere en los labios del otro; Junior comienza con leves movimientos, disfrutando el roce que provocan sus erecciones juntas, moviéndose sobre Blas a medida que su excitación crece.
El mayor siente como el calor se acumula en su bajo vientre, toma a Junior por las caderas incitándolo a que se mueva al ritmo de sus caricias, y este lo hace, volviendo a gemir sobre su boca, solo provocando que el mayor lo bese con fuerza, ahogando cualquier otro sonido.
Así es como continúan por un rato, sin saber bien cuánto tiempo a pasado, pero de repente ambos comienzan a moverse erráticamente, ya sin ningún reparo, jadeando y mordiéndose los labios; la excitación les ha ganado y en un par de sacudidas más que la mano de Junior ejecuta, ambos acaban, temblando ante el orgasmo que los atraviesa como un rayo, haciendo que tiemblen y suspiren mientras derraman toda la frustración que esa mañana habían acumulado.
Lentamente se relajan, sosteniéndose en el otro, intentando volver a respirar con normalidad. Junior esconde su rostro en el cuello de Blas, sonriendo satisfecho y feliz. El mayor lo sostiene, acariciándole la espalda de arriba abajo.
"Ya no hace falta que vayamos adentro" remarca lo obvio.
El menor hace un sonidito que suena a un "no" apagado, se acurruca un poco más cerca de su novio. Blas sabe que Junior después de acabar se pone todo meloso y con sueño, usualmente lo deja que se acomode en su pecho y descanse, pero esta vez tienen una fiesta por delante y no pueden desaparecer durante el resto del día. Así que lo mueve un poco, haciendo que retire la mano del lugar donde aún siguen unidos, ahora todo está pegajoso y no es una imagen bonita, el mayor hace una mueca porque sabe que deben limpiarse antes de que se seque todo el lío.
Lo ayuda salir de su regazo, abriendo la puerta del auto para que salga al exterior, luego él hace lo mismo.
Sonríe al verlo parado, con los ojos somnolientos y el cabello despeinado. Tiene la camisa a medio abrir, el pantalón colgándole en las caderas con el cinto abierto; antes de salir, Blas había acomodado sus miembros dentro de la ropa interior de cada uno, así que solo se nota la tela de esta detrás del cierre abierto. Él sabe que debe estar igual, pero no le importa, se siente bien, satisficho.
Junior se estira, levantando sus brazos sobre su cabeza, después de unos segundos los deja caer pesadamente a cada lado de su cuerpo.
"¿No podemos quedarnos a dormir?" habla mirándose el desastre que hay en su camisa.
"Sabes que no, Dante y Romeo son capaces de venir a buscarnos" se ríe Blas tocándose el vientre, todo el lío terminó en la camisa del otro, él la tenía abierta y no tiene nada que no pueda limpiar con una toalla húmeda.
"Voy a tener que cambiarme" murmura formando un leve puchero con sus labios mientras estira la tela lejos de su piel, hace una mueca al notar la humedad.
"Es obvio" Blas se le acerca porque quiere tocarlo otra vez, así que le rodea la cintura con los brazos y lo besa suavemente "Vamos, tengo una camisa que te va a quedar re linda" lo guía al interior de su casa, escuchando a Junior refunfuñar y quejarse de sus hermanos.
Después de unos minutos están listos y parten a la mansión donde la fiesta ya se debe estar llevando a cabo, en el trayecto van comentando qué excusa decirle a los demás por si alguien pregunta. Blas no aporta mucho, deja que Junior hable, escuchándolo y sonriendo.
Cuando llegan y nadie parece notar que recién aparecen o la nueva camisa que trae el menor, se sonríen cómplices mientras se toman de la mano y Blas besa a Junior prometiéndole que apenas vuelvan a su casa van a poder seguir lo que comenzaron en el auto, el otro se sonroja pero se ríe bajito empujándolo levemente.
Realmente disfruta de Blas, de todo lo que es y cómo lo hace sentir, quizás el amor lo tiene tan ido pero el resto del día no puede dejar de observarlo y desear que ya sea hora de irse, para que vuelvan a estar solas y poder seguir lo que dejaron a medias esa mañana.
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Llegando tarde || Blasnior ||
Fanfiction|| Blasnior || Un universo donde Blas y Junior siguen juntos cuando es el casamiento de su tío.