El escenario muestra una cafetería casi vacía ambientada con colores cafés pastel. En este lugar se encuentra un chico joven, alto y apuesto sentado en una de las mesas que se situaba del lado de la ventana que permitía ver hacia el exterior de la tienda. Sobre la mesa había un pequeña laptop de un color gris claro y una linda y pequeña taza de porcelana blanca que contenía café en su interior. Era un Jueves por la tarde por lo que no había casi nadie en el lugar. Solo pasaron unos minutos para que el chico se diera cuenta de que una hermosa chica de cabello largo y unos bellos ojos de color claro que se acercaba a él con una sonrisa.
—¿Desea algo más? —le dijo la chica respetuosamente al chico.—
—No, muchas gracias. ¿Podrías traerme la cuenta?, Por favor.—El chico se le quedó mirando detenidamente, apreciando su belleza física. Reconoció que la chica era muy bonita y le dedicó una sonrisa leve.—
—Claro, enseguida se la traigo. —sonrió amablemente pero podía notarse que se había puesto nerviosa luego de devolverle la sonrisa, después de regalarle una sonrisa se fue a buscar la cuenta y desapareció por el mostrador.—
La chica se había puesto nerviosa, por alguna razón este chico había hecho que sus mejillas tomarán un color rosa carmesí y se agitara su respiración. La chica tomó valor y se acercó al chico con una amplia sonrisa y la cuenta entre sus manos. Al estar a su lado dejó la cuenta encima de la mesa cosa de que el chico lo pudiera tomar sin dificultades.
—Aquí está la cuenta,¿Desea dejar propina?—lo miró muy atenta ya que probablemente no volvería a ver el chico después de esta ocasión.—
—Claro, también me gustaría saber cómo conseguir una forma de poder contactar contigo. —le sonrió coquetamente, la miraba fijamente con esos ojos color café.—
—¿En qué sentido? —La chica inmediatamente se puso nerviosa, nunca le había pasado algo similar por eso no sabía cómo reaccionar en estos casos.—
—Me gustaría invitarla a cenar después de que termines tu trabajo,¿Le gustaría acompañarme? —la miraba con una pequeña sonrisa coqueta en sus labios, realmente quería que notase que estaba interesado en ella.—
—C-Claro, digo... Salgo en un par de horas. No sé si quieras esperarme—La chica titubeaba nerviosa, había algo que hacía que ella se estremeciera.—
—Estaré aquí para entonces, nos vemos luego.—le sonrió amablemente, estaba satisfecho con lo que había conseguido y tomó sus cosas y salió del lugar.—
A. C. T. O. II
Alexandra estaba muy ocupada mirando su computadora, podía verse su cara cansada y sus ojeras pronunciadas. No había dormido bien esa noche y Margot se había preocupado por eso. Estas chicas se habían casado hace un par de años atrás y tenían una pequeña niña que amaban con todo su corazón pero desde que se casaron hubieron problemas económicos en lo que era su vida diaria, haciendo que Alexandra tuviera un tomar horas extras en su trabajo de doctora (sin aclarar que ya un trabajo de doctor absorbe toda tu vida con ellas). Margot no le gustaba verla así, por eso es que decidió que sería bueno poder hablar con ella.—Y... ¿Cómo lo llevas con ese caso que llevas hace un tiempo?. Creo que se llamaba... —Estaba intentando sacara tema de conversación entre las dos, para hacer que se relajara un poco.—
—¿Lysandro? —La interrumpió mirándola haciendo que dejara de mirar la pantalla de su computador y prestarle atención.—
—Sí, no te he visto dormir en días, me preocupa mucho tu salud. Sabes que no me gusta interrumpir tú trabajo pero... —no podía encontrar la palabra correcta de lo que quería decir así que se quedó en silencio esperando a que ella pudiera encontrar la palabra.—
—Es complicado,no pensé que un caso así me agotaría todas mis energías. Pero el trabajo es trabajo y yo decidí tenerlo. Lamento no poder tener tiempo para estar contigo —Ella no tenía tiempo libre para poder estar con su esposa y con su hija como siempre ha querido, eso la puso triste. Miró a su esposa y podía verse en su mirada el cansancio y la tristeza en ella.—
—Sabes que estoy aquí para todo lo que necesites, soy tu esposa y ese es mi deber..... Estar a tu lado. —le sonrió dulcemente, era una de las sonrisas más bonitas y acogedoras que Alex había visto, esa sonrisa le encantaba. La contraria no pudo evitar contagiarse por esa bella sonrisa.—
—Realmente no sé qué haría sin ti, solo charlar contigo me devuelve las energías para seguir con los casos. Gracias...
—No es nada. —Se acercó a ella y la abrazó suave y delicadamente, una abrazo cálido y reconfortante. De esos mejores tipos de abrazos.—