Siete.

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Ya habían pasado algunas semanas de que Percy compartió su secreto con los gemelos, ahora cuando estaban solos, le harían más preguntas, y cuando nadie se diera cuenta, Percy usaría sus poderes sobre el agua para ayudarlos con sus bromas.

Ahora, la más reciente y difícil misión de Percy Jackson se llevaba acabo en los dormitorios de Gryffindor del cuarto año, mientras intentaba ayudar a Hermione a prepararse para el baile.

La hija de Poseidón no era muy buena con la moda, pero había aprendido uno que otro truco gracias a las hijas e hijos de Afrodita, por lo que cuando terminó con su trabajo, Hermione no podía estar más feliz y satisfecha con su reflejo en el espejo.

—No me puedo creer que esa soy yo —fue lo primero que salió de los labios rosas de la bruja más inteligente de esos tiempos. 

—Siempre has sido muy bonita, solo resaltamos un poco tus rasgos —le dijo Percy, con una sonrisa orgullosa, detrás de ella. 

Cuando Hermione por fin salió de su sorpresa, se volteó a ver a la azabache con sus ojos brillando de una emoción incontrolable.

Supongo que un baile siempre es importante en la mente de las chicas, razonó ella y a su mente llegó la memoria de su primer baile con Annabeth en el invierno en el que conocieron a los hermanos di Angelo. 

—¿Percy? ¿Quieres que te espere hasta que estés lista? Así podemos llegar juntas —le dijo Hermione, sacándola ahora a ella de sus pensamientos.

Percy hizo una mueca.

—En realidad, yo no voy a ir al baile. —se encogió de hombros y ante la mirada asombrada de Hermione, se explicó—. No tengo vestido, ni pareja pero lo que si tengo son dos pies izquierdos, así que definitivamente no voy a ir.

Hermione estaba un poco decepcionada, consideraba a Percy una de sus mejores amigas junto con Ginny y le hubiera gustado estar ahí con ella.
Después de un rato, Percy acompañó a Hermione a la Sala Común, ya no había nadie, así que la sorpresa sería aún más grande, le deseó suerte y vió como desaparecía detrás del retrato.
Percy se dejó caer en el sofá que estaba frente a la chimenea, tomó un libro y se puso sus lentes para comenzar a leer.

Si Annabeth me viera, no se la creería, pensó ella con diversión. 

Antes de que pudiera avanzar mucho más en su libro, un fuerte olor a rosas penetró en el cuarto, distrayéndola. Miró a todos lados, intentando encontrar la fuente del olor pero cuando no encontró nada, regresó la mirada a su libro y entonces se dió cuenta de que sus manos brillaban, o mejor dicho, todo su cuerpo estaba brillando. 

Se puso de pie de un salto, en su rostro podía verse una expresión de sorpresa y susto, tenía una buena idea de quien podía estar haciendo aquello. 

Después de un par de segundos, dejó de brillar y cuando miró hacia abajo, notó que su atuendo había cambiado. Ya no vestía sus pijamas de Nemo, ahora llevaba un vestido largo negro y con adornos dorados en forma de laureles alrededor de su cintura. Se dirigió a los dormitorios tan rápido como los tacones que llevaba se lo permitieron, sintiendo que se caía cada dos pasos. 
Cuando por fin llegó a un espejo, el reflejo de una mujer muy atractiva y arreglada le regresó la mirada. Una mirada muy enojada. 

Su vestido era negro con escote en "V", con sus hombros al descubierto, pero los tirantes se encontraban en los brazos. Ahora que veía con atención la tela negra, pudo darse cuenta que producía ciertos destellos dorados cuando la luz impactaba en el ángulo correcto. El adorno de laureles alrededor de su cintura resaltaba su figura y si Percy no se sintiera tan ultrajada, probablemente admitiría que se veía lindo. 
Su cabello estaba arreglado en un moño descuidado, su cabello indomable al parecer era demasiado incluso para la diosa que estaba jugando con ella a vestirla como hacían las niñas con sus muñecas. 
Al prestar más atención a su peinado, se dió cuenta que el broche dorado que mantenía su cabello arriba se trataba de Anaklusmos en su forma anterior a la de una pluma, y al buscar por su varita, la encontró debajo de la falda de su vestido, fija en un liguero especial que la mantenía fija en su pierna media. 

Harry Potter y la Hija de Poseidón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora