CAPÍTULO 17

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   -¿Que ganas tu haciéndome ver mi pasado, que logras con eso?- le pregunté nada más verla.

   -Solo te enseño como fue tu vida siendo vampiro y como fue siendo humana.- dio un paso más cerca de mi- y todo le que has perdido. No te voy a hacer que mueras, por el momento, me parece interesante lo que intentas hacer. 

   Me desperté en el sofá, bañada de sudor y tapada con una manta, el reloj de péndulo me indicó que había dormido cerca de tres horas, podía oír las voces provenientes de la cocina.

   -Al fin despierta la bella durmiente- dijo Damon cuando crucé la puerta. Estaba cocinando lo que parecían ser tortitas.

   -Me desperté antes que tu, solo que me volví a dormir- me excusé encogiéndome de hombros.

   -No la molestes Damon, podría jurar que apenas duerme últimamente- dice Stefan y es en esos momentos en los que me pregunto como es que sabe ese tipo e cosas.

   -No es que no duerma, es que no suelo quedarme en la cama hasta tan tarde como otros que yo me sé- contesté mirándoles.

   -Touché- contestó Damon- ¿Tortitas? Me salen estupendas.

   - No, gracias, no tengo hambre.Por cierto, Stefan, ¿cómo es que sigues en pijama? ¿No tienes cita hoy con las señoras ardillas?- me burlé un poco de él, ya que no era muy normal que él no estuviera vestido.

   -Creo que se ha peleado con ellas

   -Que graciosos vosotros dos.- dijo rodando los ojos.- sigo en pijama porque oí a Damon cocinar y no quería que quemara la casa.

   -Cocino demasiado bien como para quemar nada. ¿Con ese pijama conquistaste a Caroline, hermanito?

   -Ahora que la mencionas, ¿dónde están las chicas?- pregunté 

   -Elena en el hospital, haciendo prácticas para doctora y Caroline en la cadena de televisión, haciendo prácticas también.- contestó el rubio y en ese instante llamaron a la puerta.

   -Yo voy- dijo Damon cuando dejó sus tortitas en un plato y apagó en fuego.

   Al poco volvió con una caja algo grande y  un sobre blanco con el apellido Salvatore en el centro, en color negro y con una hermosa caligrafía.

   -Ha llegado esto, pero no había nadie en la puerta.- le tendió el sobre a Stefan que lo abrió y empezó a leer para sí mismo.

   - Es la invitación para la fiesta de cumpleaños de Rebekah. Será el fin de semana, el sábado por la noche en la mansión Mikaelson.- luego me miró a mi- dice que el paquete es para ti. Ambos me miraron curiosos, pero para mí también era una sorpresa.

   Abrí la caja y allí había un hermoso vestido azul muy elegante, también había una tarjeta color crema, la cual me apresuré a leerla.

   -Es... Un vestido para la fiesta, me ha mandado Bekah- les dije, aunque no era del todo cierto.

   ¿Bekah?- preguntó Stefan con sorpresa.

   -Sí que os habéis hecho muy amigas la Barbie original y tú- me comentó Damon y pude notar algo de desconfianza hacia mi amistad con la rubia.

   -Es simpática y no es mala compañía, además las charlas con ella son muy divertidas.- la defendí.

   No volvimos a decir nada sobre el tema, así que empezaron a comer mientras hablábamos de cosas banales. Hasta que me acordé de uno de esos recuerdos que había tenido en sueños. Esperé a que Stefan se fuera a comprar algo de comida ya que se estaba terminando y agarré a Damon del brazo.

   -Tenemos que hablar- le solté el brazo y nos sentamos en el sofá.

   -Esa es la peor forma de empezar una conversación. ¿Lo sabías?

   -Primavera de 1880, volviste a Mystic Falls.- Damon puso cara de asombro

   -¿Cómo sabes eso? Se supone que tu madre hizo un hechizo para que no lo recordaras- comenta sorprendido.

   -La mujer de la caja de música me lo enseñó en sueños. Hace un par de días, no ha sido hasta ahora que te pillo solo.

   -¿Qué ocurre con eso? No fue nada malo. Solo le pedí a tu madre un hechizo de localización para...

   -Para encontrar a Stefan, lo sé, te he dicho que lo vi, lo que quiero saber es si se lo has dicho a alguien.

   -A nadie, ni siquiera Stefan lo sabe. En esa época no me llevaba bien con él y no quería que supiera eso e hice un trato con tu madre de no decírselo a nadie... Pero, ¿por qué la pregunta? Ahora eres vampiro, no puedes ser bruja, eso ya no te afectaría.

   -Eso no es del todo cierto, Damon- el me miró atentamente.

   -¿A qué te refieres?

   Sabía que este momento llegaría, pero no me importó realmente, el dilema que tenía ahora es si contarle toda la verdad o solo lo que quería oír.

La sobrina de los Salvatore Donde viven las historias. Descúbrelo ahora