Capítulo 2

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Desperté gritando.

La garganta me escocia mientras me levantaba del revoltijo de sabanas en el que me dormía cada noche. Me moví inquieta sobre ellas, buscando algo a lo que aferrarme. Mis dedos hicieron contacto con la lampara junto a la cama, y esto la encendió de golpe. Camille se removió en su cama, a un par de metros de la mía. Yo estaba llorando. Mi cuello y mejillas estaban empapados de lagrimas expulsadas durante el sueño, y la garganta me seguía doliendo. Las pesadillas se habían detenido al menos un año atrás. Habia aprendido a controlarlas, a saber cuando se trataba de un suceso futuro, a diferenciar las premoniciones de mi habilidad cerebral de simples suelos malos. 

Con los ojos anegados en lagrimas, se me hizo imposible reconocer que había sido esa horrible pesadilla. ¿Sueño? ¿Realidad? ¿Premonición? Se suponía que aquellos horribles destellos del futuro catastrófico en mi vida habían terminado. Pero no. Ahora volvían, deslizándose como parásitos come carne por mi mente. La sangre en los recuerdos me hizo estremecer. Su cabeza ensangrentada. Sus rostros sin vida. Todos muertos. No podía ser posible. Todos estaban muertos. No podía estar sucediendo. No podían estar muertos.

— Amber, ¿esta todo bien? ¿Amiga? — El susurro de Camille se deslizo en la habitación, devolviendome a la realidad. Note entonces que estaba jadeando con mucha fuerza. Camille se puso en pie y encendió la luz sin dudar. Ella había estado conmigo en mi peor sesión de pesadillas, a mis pequeños y lejanos catorce años.— ¿Amiga? ¿Abby? — Su voz me llego mas cerca, la enfoque, sin dejar de jadear. Trastabillaba hacia mi, adormilada, observándome con los ojos entrecerrados, intentando adivinar que había sucedido.— Esta bien, — susurro finalmente, extendiendo sus brazos hacia mi. La abrace, soltando gemidos esporádicos . El corazón me latía tan rápido y con tal fuerza que ella no tenia que ser superdesarrollada para sentirlo. — Esta bien, Abs, fue solo un sueño. Un sueño, una pesadilla. No es real.— LA abrace con fuerza, esperando que aquello mitigara el miedo en mi pecho. — No es real, fue solo una pesadilla. Los sueños no son reales.— Seguí llorando, porque lo que ella no sabia, era que la mayoría de mis sueños tenían que ver con sucesos futuros. Y la mayoría del tiempo se volvían realidad.— ¿Quieres hablar de ello, Abby?

Todos muertos. Todos ellos muertos. Su cabeza rodando junto a mi... La sangre...

Sacudí la cabeza, negando. Ella asintió, sin presionarme, y volvió a abrazarme. Le deje, cerrando los parpados para impedir que salieran lagrimas. Nadie estaba muerto. Solo había sido un sueño. Solo eso. Pero, ¿Y si no era solo un sueño?

— ¿Podrías traerme algo de agua? — Pregunte, alzándome un poco. Camille asintió sin dudarlo.

— Vuelvo en un momento. — Me dio un beso en la frente, busco rastros de trauma en mi rostro un par de segundos, y luego de asegurarse de que no me suicidaría con papel abandono la habitación. Espere oírla caminar a la cafetería y no espiarme, cuando salte de la cama para buscar mi teléfono sobre la peinadora. Allí estaba, sin batería, totalmente muerto.

— No están muertos.— susurre, corriendo en busca de un cargador — Están vivos. Todos están vivos. Fue un sueño.— Mi mente evoco aquel distante sueño donde había sospechado que se llevarían a Nick. Y lo habían hecho un poco después. — Fue un sueño. No fue real. No fue real.

Quizá no era real, pero eso no significaba que no fuese a suceder en el futuro. Me deje caer en la cama, pensando. No había manera de saber si estaban muertos. No había manera. A no ser...

Me puse de pie casi de inmediato, soltando el teléfono sobre la cama.

Volver. Tenia que volver. No importaba como. Solo tenia que volver y advertirles. Tenia que volver.

Lycans II: ApocalipsisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora