Linea de salida

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Ella tenía una entrevista en una de las empresas más importantes de la ciudad, un enorme y frío rascacielos repleto de personas, estrés y nervios. Entró con paso tranquilo, aunque suspiró al recordar que había olvidado regar las plantas de la señora Richard. Negó con la cabeza y siguió con determinación.

"Buenos días," le dijo una secretaria elegantemente vestida en comparación con ella. Vestía un traje de pantalón y chaqueta que resaltaba sus pocas curvas naturales, mientras que ella llevaba una holgada falda hasta las rodillas y una camiseta ajustada de tirantes. "¿En qué puedo ayudarla?"

"Tengo una entrevista con el señor Watson en la planta..." Se calló al ver cómo la secretaria se levantaba con una mirada maliciosa.

"Claro, con el señor Watson, ¿eh?"

"Sí, señora," respondió mientras era guiada al ascensor.

"Su despacho es el número 9. No se encuentra en una reunión en este momento, así que puede entrar sin tocar, señorita..."

"Jolie, Emma Jolie," sonrió dulcemente, desconcertando a la insulsa secretaria. "Gracias por su ayuda, señorita Conor," dijo mientras leía la placa que colgaba de su pecho derecho.

Las puertas del ascensor se cerraron y ella pudo respirar de nuevo. Había demasiada tensión en ese lugar. Podía sentir el miedo y la rivalidad en el ambiente, un sabor amargo en el aire.

La jaula de hierro subió a una velocidad vertiginosa. Cuando finalmente se detuvo en el piso indicado por la secretaria, apenas tuvo tiempo de suspirar. Salió del ascensor con paso firme, respirando hondo antes de abrir la puerta sin previo aviso, tal como le habían indicado.

Él sabía que tenía una entrevista esa mañana y esperaba junto a la inmensa cristalera, mirando el reloj una vez más. Faltaban aún treinta minutos.

"Steise," llamó desde el intercomunicador. "Tráeme un café."

La joven secretaria corrió hasta la máquina de café para hacer lo que se le había mandado. Justo cuando él la llamó, ella estaba dándose los últimos toques de laca en las uñas. Sopló sus uñas para que se secaran y tamborileó su pie izquierdo de manera poco elegante.

Él esperaba sentado su café, revisando las estadísticas de ventas. Steise entró con su café y lo dejó en la mesa, inclinándose demasiado para mostrar el nacimiento de sus exuberantes senos.

"Hoy no tengo tiempo," la interrumpió. "Tengo una entrevista en veinte minutos."

"No pasa nada," murmuró con voz ronca mientras subía una mano por su pierna, acariciando su entrepierna. Gimió cuando la vio sentada en la mesa. Él le separó las piernas, y ella se dejó hacer gustosa.

Ella entró sin previo aviso y él se quedó atónito. La vio apenas conteniendo la risa antes de salir murmurando una disculpa. Pasaron apenas dos minutos antes de que finalmente reaccionara y apartara a Steise de él. Salió apresuradamente y fijó la vista en el revuelo de faldas que entraba en el ascensor.

Él la miró, y ella lo miró. Las puertas se cerraron. Había vuelto a perderla otra vez.

Frustrada, Emma cerró los ojos al ver la escena. Le pareció irónico y no pudo evitar soltar una risita. Había pasado tanto tiempo, y él ya no era el dulce niño que solía ser.

"Disculpadme," murmuró, cerrando la puerta. "No quería... ¿interrumpir?"

Se apoyó en la puerta, buscando fuerzas para marcharse, y se dirigió hacia el ascensor.

Escuchó la puerta abrirse, pero ya era demasiado tarde. Él la miró, ella lo miró, y las puertas se cerraron.

La caja metálica la tragó de nuevo.

Fuego Cruzado [COMPLETO][REEDITADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora