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Parte de los sueños son un conjunto de sustancias fantasiosas y misteriosas que ni la propia ciencia podría explicar con precisión y lógica su funcionamiento y propósito. O, quizás, no soy tan manipulable como el resto del conjunto de personas que ha creído en aquellas absurdas teorías y optó por regalarle toda su atención a las incógnitas que son, lamentablemente, imposibles de olvidar.
¿Por qué soñamos?, ¿Cuál es el propósito de hacerlo?, ¿Por qué en ocasiones no lo hacemos?, ¿Por qué nuestros sueños pueden hacerse realidad? ¿Por qué se producen los sueños en un primer lugar?
En el caso de que me tomen como un demente—que puede que lo sea—, pregúntense si tiene algo de sentido el peso que se acumula en mi pecho y la sensación de algo empapando mi piel y derramándose sobre el colchón. No, no formen aquellas expresiones de asco porque parte de despertar con la persona que amas encima de ti es incluir y valorar incluso hasta el mínimo gesto repugnante que esto implica.
Y, ¿cómo no hacerlo? Al momento en que sus pequeños ojos empiezan a abrirse, batiendo sus pestañas tupidas en un ritmo improvisado y tope, soltando suaves quejas por sus músculos tensados y zonas que se llevaron lo peor de la presión de una fuerza incontrolable—claro, sí saben a lo que me refiero, sé que pasaron por biología y anatomía como yo —. Él se removía con cuidado buscando una posición que le permitiese dejar de sentir incomodidad y juzgándolo por lo desganado que lucían sus movimientos, regresar a la tierra de los sueños finalmente. Su cabello en mi cara era una consecuencia por la poca concentración que le presentaba a sus acciones y tengo que echarme hacia atrás para que sus mechones no provocaran cosquillas en mis fosas nasales, luego contradije mis propias acciones hundiendo mi nariz dentro de su mata de dorada olfateando el dulce aroma a vainilla que ésta desprendía.
Con tal privilegio, no me importaba que empapara mi pecho con su saliva, mucho menos sentir su miembro restregarse contra mi pierna mientras se aferraba aún más a mi cuerpo. Ese tipo de detalles siguen siendo irreales para mí. La cercanía, la calidez y su presencia reconfortante en las mañanas heladas y pesadas como lo era ésta si la considerábamos un ejemplo. A su lado, era ligera. Mi cuerpo era comparable a una pluma que no se elevaba por los aires y se perdía entre las ondas del tiempo porque lo tenía encima de mi pecho, protegiéndome y a la vez siendo un obstáculo para liberarme. Utilizaba sus brazos como pesadas cadenas alrededor de mi cuerpo y la celda era se trataba de su propia desnudez encima de la mía, pero la prisión no era la forma correcta de comparar la situación, YoungJae cumplía un papel más importante y bonito, ser mi soporte mientras yo era el suyo. Él estaba allí por mí y yo para él. Me entregaba su amor sin medirlo mientras yo le devolvía y superaba la cantidad que me entregase en caricias y besos alrededor de la bendición que tenía de cuerpo. Le gustaba ese método y más aún ponerlo en práctica por su cuenta.