Rescate aéreo

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Autor: Helindir.

Severus y Albus se sujetaron a las duras garras del dragón, mientras este esquivaba ataques a diestra y siniestra, sin que ninguno le diera exitosamente

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Severus y Albus se sujetaron a las duras garras del dragón, mientras este esquivaba ataques a diestra y siniestra, sin que ninguno le diera exitosamente.

Un mortífago apareció por encima, volando como una nube negra y listo para atacar en la cabeza de la bestia, pero no sospechaba de la inteligencia de él.

Levantó la cabeza velozmente con las mandíbulas abiertas y las cerró de inmediato, atrapándolo en ellas, para luego sacudirlo en pleno vuelo y arrojarlo hacia la nada bajo ellos.

Rugió con fuerza, en modo de advertencia. Sintió la presencia de dos más detrás de él. Un inesperado destello azul impactó en su lomo, obligándolo a rugir de dolor y bajar la velocidad. Con un azote de su cola, un mago gritó en el aire, cayendo como un paquete.

Sin embargo, esa había sido una distracción. Bellatrix voló por debajo, intentando atacar a alguno de los dos sujetos. Iba a propinar un golpe certero cuando una enorme cabeza con escamas, cuernos y espinas dio de lleno en ella.

La mujer intentó establecerse, pero su ropa fue atrapada inmediatamente por varios afilados dientes que la hirieron levemente y la arrojaron hacia un lado.

El dragón supo que debía escapar en ese preciso momento, antes que mas hechiceros emprendieran la búsqueda.

Subió aun mas, adentrándose a pesadas nubes de lluvia y emitió grandes cantidades de un humo negro por su boca, lo suficientemente denso como para que cualquiera se perdiera.

Con las escamas llenas de agua y con los magos empapados, siguió volando entre los nubarrones, hasta que consideró oportuno salir, plegando levemente las alas y desentiendo como una flecha invisible hasta casi rozar los árboles.

Fue casi media hora después que dejó de volar, aterrizando pesadamente en un claro junto a un río. Allí los soltó y se derrumbó en el suelo de tierra.

- Diamhair...- Se acercó Dumbledore, preocupado, tanteando su hocico- ¿Vienes desde Galia así?

Un suave rugido salió del dragón cansado, que respiraba deprisa, con los ojos entrecerrados y las alas caídas. Vio a Snape acercarse, queriendo ver su lomo y se puso alerta. Quiso ponerse de pie y alzó sus alas, en una forma de decir que no se acercara, pero el dolor pudo más. Nuevamente cayó al suelo, gruñendo y cerrando los ojos.

- Deja de oponerte- Le dijo Albus a la bestia- Severus es seguro. Vamos a intentar curarte un poco. Aunque, en este estado, no podremos demasiado. Eres muy grande...

- Tú estas tan cansado como tu dragón- Dijo el pocionista, sacando las varitas de ambos de entre sus ropas- Yo me encargo.

Utilizando el Vulnera Sanentum, Snape logró recuperar un poco del estado de la criatura, pero no pudo restituir completamente la energía perdida.

Ambos quedaron de pie, al lado de la masa de escamas, viéndolo respirar y sintiéndose particularmente empapados.

Detrás de ellos, unas ramas salieron del suelo, alertándolos. Estas crecieron un poco, enredándose entre ellas y secándose mágicamente. Luego, una débil ráfaga de fuego pasó junto a ellos, dando de lleno en los troncos y encendiéndolas.

- Siempre haciendo las cosas a tu manera...- Lo regañó el director.

- ¿Fue el dragón? Es imposible. Los dragones no tienen esa clase de magia.

- ¿Quién dijo que era solo un dragón? Incluso estas equivocado de género- Dijo Albus, sentándose frente a la fogata y extendiendo sus manos frías- Es una dragona. Diamhair, el es Severus Snape, y si aun lo dudas, es aliado, no enemigo. Severus, ella es Diamhair, pero puedes decirle Diam.

- Quisiera saber como nos encontró...- Dijo Severus, sentándose junto al fuego, esperando que el mismo secara algo de la excesiva agua que tenia encima y aplacara el creciente frío en su piel.

- La carta que le diste a Fawkes era para ella. Ahí le avisaba que la necesitaba. Y cantar lo que canté, ayudo a localizarme.

- Ya suponía que no estabas tan demente como creía.

Frente a ellos, el agua de la riada corría con fuerza entre las rocas. Unas lianas salieron del árbol más cercano, como serpientes, internándose en el río y sacando un par de peces de buen tamaño, aprisionándolos hasta matarlos y luego dejándolos junto a los magos.

- ¡Tapadh!- Sonrió el anciano, mirando al dragón.

- ¿Qué dijiste?

- Le di las gracias en céltico...

- ¿Acaso no fuiste tu el que sacó los peces?- Severus lo miró intrigado mientras Albus colocaba los pescados sobre el fuego.

- No... Ella controla las plantas. Cada vez que veas algún vegetal actuando extraño, es por ella. Dale las gracias muchacho. Te esta dando de comer.

El pocionista lo ignoró. No pensaba agradecerle a una montaña de espinas y mal humor.

- Luego no te quejes si Diamhair te gruñe...- Dijo Dumbledore.

La bestia levantó la cabeza, mientras unas pesadas lianas se metían en el río, sacando un gigantesco pez. Aun vivo, las enredaderas lo acercaron a las fauces abiertas del dragón y este lo mordió con fuerza, matándolo y luego tragándoselo entero.

Para Severus, eso había sido algo asqueroso. Comerse un pez crudo, con todo y vísceras era algo repugnante.

Miró el cielo nublado y calculó que faltaban unas seis horas para el amanecer.

- Pasaremos la noche aquí- Le informó el director- Estamos lejos del peligro y no tenemos las energías como para transportarnos hasta Hogwarts. Mañana estaremos en condiciones de ver que hacer... Diam tampoco tiene energías para irse.

- Tienes demasiada confianza en... eso...- Severus miró la dragona, enrollada en si misma, temblando levemente y con las alas cubriéndola.

- Es necesario...

Luego de comer, ambos magos se acomodaron como pudieron en el duro suelo de tierra y pronto el cansancio los dominó como una maldición, perdiéndolos en el mundo de los sueños.

Ádhmharaighe | SSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora